Madrid necesita árboles para frenar el cambio climático

Tras los accidentes por desgracia mortales ocurridos en el Parque de El Retiro, en los últimos años estamos asistiendo a la cada vez mayor criminalización de los árboles, tanto más cuanto más grandes son los ejemplares. Ramas que se caen o se tumban con el viento, las noticias que recibimos en los medios nos empujan a temer a nuestros gigantes vecinos.

Pero, ¿de verdad son tan peligrosos?, ¿sería bueno quizá ir por la calle con casco los días de viento? La realidad es que no, a diario vemos como se producen decenas de accidentes de tráfico y no por ello dejamos los coches aparcados para ir andando.

Constantemente se escuchan a los vecinos quejas como que los árboles manchan mucho con la caída de las hojas, que los pájaros anidan y manchan los coches o que las ramas del árbol no dejan ver pasar a la gente por la calle cuando en realidad lo que no le está dejando ver el árbol es el bosque.

Árboles Calle de Estocolmo

Un olmo adulto como el del último ejemplo no solo le aporta unos 5º C menos a su casa en los tórridos días de verano de Madrid, sino que también le aporta humedad cuando no la hay, genera toneladas de oxígeno y absorbe cinco toneladas de CO2 al año y otras partículas muy nocivas que son las responsables de esa boina a veces más gris y a veces más amarilla que luce nuestra ciudad vista desde fuera.

Si lo que nos contaran los medios es que nos estamos envenenando y que ese pino con tantos nidos que mancha su coche es capaz de retirar del aire 50 toneladas de CO2 al año (el equivalente a las emisiones de 30 coches que recorran 10.000 km) o que esas calles que lucen melias en nuestro distrito, con sus molestas “bolitas” son capaces de absorber alrededor de 200 kg de CO2 al día, todo será más ajustado a la relidad mediombiental.

Cada vez se hace más obvios los efectos del cambio climático en nuestro país, las lluvias torrenciales vividas este otoño en Valencia y Andalucía, las olas de calor cada vez más habituales y más agresivas que azotan Madrid en verano son los mejores ejemplos de que debemos ponernos manos a la obra y pasar a la acción.

El Ayuntamiento se adhiere a convenios internacionales

El Ayuntamiento de Madrid está adherido a diferentes convenios internacionales que regulan los objetivos a cumplir por las ciudades en materia de cambio climático. La reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la naturalización del río Manzanares, el cambio en las formas de aprovechamiento del agua de lluvia o la utilización de especies captoras de CO2  son algunas de las acciones que el Ayuntamiento está llevando a cabo.

En San Blas-Canillejas se ha presentado recientemente un proyecto de bosque urbano que se va a desarrollar en el entorno de la M-40 y que ya incorpora todas las recomendaciones para que sea un verdadero sumidero de carbono en un distrito tan castigado por la contaminación como el nuestro. El empleo de árboles como el pino piñonero, encinas, higueras, olivos, todos ellos grandes captores de CO2 , y de arbustos como la lavanda, el romero, clématis y otra gran variedad de plantaciones de autóctonas que no solo van a ayudar a limpiar nuestro aire sino que, al ser todas autóctonas van a requerir de muy poco riego, llegando a calcularse que en un tiempo no superior a cinco años se podría eliminar el 85% del riego de la zona con el gran ahorro de agua que eso conlleva.

Árboles

Crear conciencia ciudadana y respeto al medio ambiente

La ciudad de Nueva York ha publicado recientemente un estudio realizado para cuantificar en dólares el valor de su masa arbórea: $850.000 al año son lo que devuelven los árboles de esta ciudad a los neoyorkinos en forma de salud, bajada de temperatura en verano, regulación de corrientes de aire…El jardín botánico de Madrid está en fase de desarrollo de un proyecto similar. Trabajos como este empiezan a proliferar por todo el mundo con la única idea de crear conciencia ciudadana sobre el respeto a la naturaleza y sus beneficios a corto medio y largo plazo.

Como ciudadanos de a pie podemos aportar nuestro granito de arena cuidando lo que tenemos alrededor y concienciándonos de que los árboles no son meros adornos en la ciudad. Cuantas de nuestras calles presentan alineaciones de árboles inclinados por el continuo golpeteo de los coches al aparcar o árboles descortezados solo por pasar el rato.  Es cierto que arrastramos de tiempos pasados malas elecciones de especies y ubicaciones incomprensibles de alcorques que se irán corrigiendo poco a poco para facilitar la convivencia entre todos. Las próximas plantaciones en nuestras calles ya recogerán algunos cambios en este sentido con especies más adecuadas y el cierre de algunos alcorques que generan más problemas que beneficios.

Debemos empezar a mirar a nuestros grandísimos vecinos verdes con otros ojos. Es hora de que cambiemos nuestra actitud hacia ellos y empecemos a devolverlos en forma de respeto una pequeña parte de lo que nos dan. La ciudad necesita una vuelta urgente a la naturaleza para frenar el cambio climático. Necesitamos a los árboles para seguir manteniendo la vida en el planeta, cuidémoslos.

Ángeles Moreno, defensora del arbolado urbano.