Un huerto autogestionado y colaborativo en el parque El Paraíso

La iniciativa de crear un huerto urbano nació gracias a una propuesta resultante de los Presupuestos Participativos. Actualmente cuenta con unos 30 voluntarios y está abierto a todos los vecinos que quieran colaborar.

Desde hace seis meses el distrito cuenta con un nuevo espacio abierto a la participación de todos los vecinos. Se trata del huerto urbano del Paraíso, un terreno en el que a través de la participación voluntaria tratan de ser un apoyo para las familias con necesidades del distrito.

El proyecto partió hace varios años a iniciativa de la Plataforma de Trabajadores y Trabajadoras en Paro de San Blas-Canillejas, un colectivo que trabaja la precariedad en el distrito, y salió adelante gracias a los Presupuestos Participativos. Tal y como estaban estipulados los plazos se debía de haber puesto en marcha en septiembre de 2018, sin embargo, la entrega no se produjo hasta el mes de junio de 2019. Por su parte, el huerto está gestionado por esta Plataforma de Parados y dispone de una cesión de dos años con posibilidad de ser prorrogada otros dos años más, de forma que la iniciativa se extendería hasta 2023.

Huerto Urbano

Para su desarrollo, contaba con un presupuesto de 100.000 euros compartidos a partes iguales con algunos arreglos dirigidos al Parque El Paraíso. A lo largo de este tiempo, el dinero destinado al huerto urbano fue ampliado con otros 7.000 euros más y, por fin, el 16 de junio del pasado año comenzaron los trabajos para desarrollar este proyecto colaborativo.

Una de las características de este espacio frente a otros existentes es que “a diferencia de otros huertos urbanos que son colectivos y exclusivos para los vecinos que participan, éste no es sólo un huerto de ocio, también es un huerto de necesidad”, explican algunos de sus integrantes. De esta forma, su misión principal es que la producción que se obtenga se destine de forma preferente a las personas paradas y las familias más necesitadas del distrito.

La participación es abierta a todos los vecinos y, de forma general, para poder acceder a una parte de la cosecha se debe de colaborar. Así, la cooperación en el proyecto es uno de los únicos requisitos y está relacionada en la idea de la dignificación del trabajo a través de un planteamiento colaborativo, de forma que las personas que trabajan la tierra serán las mismas que autogestionen los alimentos y se lleven a sus casas el fruto de su esfuerzo.

En este momento, el proyecto cuenta con cerca de 30 voluntarios vecinos del distrito. Para participar no hay edades mínimas ni máximas y de hecho hay niños que vienen junto a sus padres. En esta línea, el espacio dispone de una red de institutos que tiene el objetivo de hacer partícipes a los centros educativos para que traigan a sus alumnos con el objetivo de que conozcan el proyecto y aprendan a organizarse en su pequeño huerto.

Huerto Urbano

El terreno, que se encuentra en la esquina de la calle Miguel Yuste con la Avenida de Arcentales, cuenta con 1.336 metros cuadrados en pendiente. El dinero procedente de los Presupuestos Participativos se ha invertido en maquinaria pesada para preparar la tierra, la instalación de la valla, la toma de agua para el riego, la madera, los tablones y los árboles frutales que se han plantado entre los que pueden encontrarse perales, manzanos, melocotoneros, madroños, cerezos o limoneros. No obstante, para poner el proyecto en marcha y comenzar a trabajar la tierra, la Plataforma de Parados ha preparado actividades para financiarse. Por ejemplo, durante las últimas fiestas del distrito colocaron una caseta con libros y juguetes donados a cambio de la voluntad. Y, con el dinero recaudado compraron herramientas para trabajar como picos, palas y rastrillos; pintura, una motosierra y clavos para la construcción de una caseta.

La colaboración con otros huertos también es imprescindible para sacar el proyecto adelante. Las semillas y los plantones de los que disponen son donaciones de la red de huertos urbanos de Madrid; del mismo modo que la formación técnica para poder realizar las cosechas. La mayoría de las personas que participan en el huerto urbano del Paraíso no tenían conocimientos previos y poco a poco están aprendiendo.

En el invernadero que han montado tienen flores, plantas aromáticas y algunas comestibles como acelgas o puerros. También han instalado un hotel de insectos para atraerlos y que polinicen las plantas y están construyendo una pérgola destinada a ser un espacio de trabajo y formación donde se puedan organizar asambleas y cursos de agricultura. Además, a lo largo de estos meses han plantado la primera cosecha entre la que se encuentran grelos, berzas, espinacas, lechuga de roble, rabanitos, fresas o ajos. Tienen previsto que esta primera cosecha se recoja en el mes de febrero, momento en el que se podrán ver los primeros frutos de este proyecto colaborativo que cumplirá su principal objetivo: ayudar a las familias más necesitadas.