Dress me up, una tienda de ropa a su medida

A grandes rasgos Dress Me Up (no confundir con la canción de la cantante Olivia, del mismo nombre) ofrece las mismas prestaciones que una boutique de calidad cualquiera, esto es, confecciona, hace arreglos, imparte cursos de patchwork y vende ropa. Y es que el negocio que hace dos años abrió al público Alla Lapteva ha hecho viable que personas con un poder adquisitivo medio puedan aspirar a un tipo de ropa diferente, hecha a medida.

Uno de los grandes activos de esta flamante boutique radica en su modélica ubicación. La calle Zaratán número 5, a tiro de piedra de la boca de metro de Simancas (Línea 7) no debe suponer excusa alguna para no encontrar este lugar colmado de patrones y vestidos.

Son muchos los clientes de otros distritos que arriban al negocio de Alla Lapteva, en virtud del eficiente boca a boca, con la intención de entallarse un traje, coger el dobladillo de un pantalón o elegir el vestido para una boda en ciernes.

Dress me up, una tienda de ropa a su medida

Diseño, corte y confección

El caso es que Dress Me Up vio la luz gracias al empeño de su propietaria, la rusa Alla Lapteva, que ha dedicado los años más trascendentales de su existencia, (lleva 15 años en España) a realizar lo que más ama: el corte, diseño y confección. Y eso que en el país que la acogió realizó todo tipo de trabajos “hasta que un día me dije, ¿por qué tengo tan olvidada mi profesión? En mi casa hacía cosas: cortinas, colchas, tenía clientes que venían a casa y decidí montar algo”, describe la fundadora de la boutique.

La tienda se presenta con una cuidada y clásica decoración. De tamaño conciso, sin grandes rasgos ostentosos, sencilla, ofrece prendas de moda de mujer (igualmente algo de caballero) e incluye en su catálogo también complementos. Se trata de ropa actual, de calidad y elegancia, pero a precios asequibles para todos los bolsillos. “¿Cuál es el valor añadido que ofrece Dress Me Up?”, se pregunta Lapteva, “sin duda, nosotros damos calidad. En calidad-precio nuestros trajes están fenomenal. Tengo 5 años de carrera, conozco el oficio y no hacemos chapuzas, el diploma de honor que he obtenido no me lo han otorgado por mis ojos bonitos”. Sus credenciales la avalan: diplomada en confección a media de hombre, mujer y niños así como patronaje.

En la época en la que vivimos, con Internet, los móviles y los ordenadores facilitándonos las cosas, el negocio más tradicional, el del trato cara a cara, parece estar quedando en el olvido. El público demanda más y más la automatización, las comodidades de los envíos a domicilio y la inmediatez de las consultas en redes. A cambio, está dejando de lado algo tan tradicional y humano como es el trato directo con el vendedor.

Dress Me Up se encarga de fomentar y conservar el comercio de proximidad adentrándose en el día a día del vecindario. Se podría decir que la boutique de Alla Lapteva se equipara en repercusión a lo que representa negocios consuetudinarios como la pescadería, la mercería, el ultramarinos o la zapatería. Ha conseguido instalar su tienda en el imaginario colectivo del barrio de Simancas.

Transformaciones y arreglos

Quizás porque no estamos inmersos en una época de especial bonanza o ya sea por el carácter reciclador que atesora gran parte de la población, lo cierto es que en Dress Me Up está en boga los arreglos y las transformaciones textiles. Tal y como reconoce su dueña “aquí confeccionamos menos, es posible porque la gente no tiene el poder adquisitivo que se tenía hace años. Eso sí, aquí en San Blas-Canillejas hay mucho movimiento, se trabaja mucho más. La confección requiere mucho tiempo, muchas pruebas”.

Los tejidos, (Christian Dior dijo de ellos que “nosotros hacemos lo que podemos y Balenciaga lo que quiere”) no representan ningún secreto para Alla Lapteva. Ha trabajado con todo tipo de telas: seda, piel vuelta y cuero, gasa, terciopelo aunque admite que copiar de manera un vestido de alta costura es tremendamente complicado “porque las grandes firmas utilizan un tipo de tela que está hecha especialmente para ellos. Eso es inimitable”, reconoce la empresaria rusa al tiempo que anuncia que introducirá en su negocio “un servicio de tintorería”.

Además, del trato directo y cercano con el cliente, otro de los puntos fuertes de Dress Me Up es que éste puede ver de primera mano la calidad del producto, comentar con otras personas o incluso dejarse asesorar por Lapteva, que siempre está dispuesta a echarte un cable. “Me gusta asesorar a mis clientes y me implico mucho en el proceso de confección, hay gente que ha elegido algunos de mis diseños pero la mayoría ya viene con una idea en la cabeza de lo que quiere”, remata.

Parece que Dress Me Up ha llegado a Simancas para quedarse.