La doble vida de Iván del Barrio, jugador y pintor a tiempo completo

En esta época de ninis (gente joven que no estudia ni trabaja), de masivo desempleo juvenil y de una incontestable oferta de ocio, resulta una proeza toparse con alguien como Iván del Barrio, vecino del barrio de Simancas, para quién las 24 que acumula un día resultan poco menos que insuficientes.

Porque este vecino de San Blas-Canillejas tiene en la actividad su razón de ser: permuta su existencia entre su empresa Pinturas Zamo y la liga Nacional de Fútbol Sala prestando sus servicios en el Viña Albali Valdepeñas. Puede decirse que en ambas vertientes, la empresarial y la deportiva, la vida le sonríe, quizás porque ama lo que hace y porque las cosas que se consiguen con esfuerzo gozan de un paladar más dulce.

Iván Del Barrio
Iván Del Barrio

Joven empresario

El creador de Pinturas Zamo (su denominación es un guiño, que proviene de mediados de los años 90, al futbolista chileno Iván Zamorano exjugador del Real Madrid) supo anticiparse pensando en el futuro para cuando viniesen mal dadas. Trabajaba en Azulejos Brihuega, empresa que ejecutó un ERE, a la postre decisivo para que Iván del Barrio entrase de lleno en el agobiante universo de los autónomos. En una arriesgada decisión, resolvió tomar las riendas de su vida y erigirse en emprendedor (un eufemismo como otro cualquiera para evitar la demonizada palabra empresario).

Con altas dosis de intuición y astucia y gracias a la experiencia acumulada en su anterior empresa de pavimentos este vecino de San Blas-Canillejas montó Pinturas Zamo, un negocio que, desde 2014, da trabajos a varias personas y que aplica todo tipo de pinturas en toda clase de superficie, tanto en lugares externos como internos. En ese sentido, son capaces de sanear y pintar un techo y paredes con pintura plástica y con paredes de pizarra acrílica. Podría afirmarse que no hay secretos: lo mismo realizan el pintado de una bañera en pintura poliuterano que eliminan el gotelé de un tabique. Su cartera de clientes es tan fiel como dilatada, por eso necesita en ocasiones contratar a muchos pintores (con contrato de fin de obra) para dar cobertura a tan intensa demanda de trabajo.

Deporte y empresa

El mérito de Iván del Barrio no es otro que compaginar dos actividades que no tienen mucho que ver pero que encuentran un lugar común: la exigencia. El fundador de Pinturas Zamo tiene que lidiar cada día con la permanente obligación de sacar adelante su empresa y competir en la cada vez más competitiva Liga Nacional Fútbol Sala. Quizás, su severo nivel competitivo en el Viña Albali, su equipo, le haya servido como entrenamiento para batallar cada día en el complejo universo laboral. El deporte enseña valores y este empresario de 39 años los aplica atinadamente. “Empecé en el año 99 jugando la Liga Nacional, que es la organización de máximo nivel de fútbol sala. Con 19 años ya jugaba en la Segunda División y, sinceramente, no he jugado más años en Primera porque he estado muy ligado al trabajo”.

No resulta sencillo ganarse la vida practicando una ocupación polideportiva. Iván del Barrio lo consigue, es profesional desde la década de los noventa y tiene estatus de pluriempleado: trabaja por cuenta propia en la pintura, y por cuenta ajena en el fútbol sala. Se considera un jugador de clase media-baja, que ya se concibe como todo un logro por el nivel, cada vez más elevado, del fútbol sala en España. “He jugado contra Edesio, el duende; también contra Vadillo, un jerezano que llegó a ser internacional con la Selección. Mi mejor época fue con 28 ó 29 años. Siempre jugué en Madrid y Castilla La Mancha porque era lo que más me convenía. Al estar hipotecado desde muy joven, necesitaba estabilidad, no irme demasiado lejos a jugar”, confiesa.

Si por algo destaca Pinturas Zamo, un negocio que ha llegado a figurar como publicidad en camisetas de algún equipo, es la seriedad y el compromiso con el cliente. “Si me comprometo a pintar una casa o lo que sea con un cliente, eso va a misa aunque hay que decir que no todo es pintar, hay que ser limpio, puntual, curioso. Desde que comencé quise llevar esa línea y no la he cambiado por eso me va bien, no me falta el trabajo”, explica Iván del Barrio.

Por último, no se olvida este vecino que llegó a San Blas-Canillejas en el 92, de otros jugadores de fútbol sala que han salido del distrito para alcanzar la élite. “Siempre hubo un gran nivel en este distrito, nombres como Julio García Mera, internacional, o José Prieto de Interviú proceden de San Blas-Canillejas. Hay que reivindicar al futbolista de barrió”, concluye Del Barrio.