Deporte y tauromaquia en el lenguaje cotidiano

Me han pedido que haga un artículo sobre este tema y para alguien como yo, poco aficionada al deporte y que no ha visto una corrida de toros en su vida, esto es todo un reto, pero he decido “coger al toro por los cuernos” y “lanzarme al ruedo”. ¡Va por ustedes!

Como estamos en verano, una época distendida donde apetece el humor, he pensado hacer un pequeño relato metiendo esas frases que a menudo utilizamos sin ser conscientes de que pertenecen a esos mundos. Nuestra protagonista tendrá el taurino nombre de Verónica, una chica joven, vestida con “mallas”, una “torera” y calzada con “manoletinas”, que vivirá un día de auténtico “maratón” por culpa de la burocracia.

“La faena” de Verónica
A Verónica le “había pillado el toro” para entregar los documentos, tenía billete de tren para la tarde y la oficina estaba “hasta la bandera” de gente. Se puso a la “cola del pelotón” y temió no llegar a tiempo, intentó pasar por la portería del edificio, pero había un “cancerbero” que le “paró los pies”. Verónica “pinchó en hueso” con el bedel, aquel hombre era un “cabestro” y no dejaba que nadie “le colase un gol por la escuadra”.
Dispuesta a “no tirar la toalla” volvió a la fila, eran las cinco en punto de la tarde y con el calor se encontraba ya para “el arrastre”. En la cola decidió “cambiar de tercio” con la esperanza de que alguien le echase “un capote” pues estaba “contra las cuerdas” por culpa del dichoso papeleo. Echó un vistazo “al tendido”, la mujer de delante hablaba por el móvil con una sobrina casada “de penalti” y parecía tener poca prisa. Verónica puso cara de pena y dijo que le estaba dando “una pájara” por el calor, la señora “entró al trapo” y convenció a los demás que la dejasen avanzar hasta “la cabeza del pelotón”. Verónica entró en la oficina “por la puerta grande”.

Ya solo le quedaba “rematar la faena” para sentirse como un “pichichi”. En la ventanilla, a punto de “dar la puntilla”, el funcionario le dio una “espantada”: le faltaba un sello.
El tipo era un “marrajo” de cuidado, pero Verónica le encaró que era muy fácil “ver los toros desde la barrera”. Se puso hecha un “miura” y salió el “míster” de la oficina. El hombre revisó los documentos y recriminó al funcionario “que no daba pie con bola”, era el nuevo de “la cuadrilla” y aún no se aclaraba con el papeleo. Al oír que no hacía falta ningún sello, el hombre se quedó en “orsai” y de “capa caída” y le recogió los documentos. Había logrado llegar a “la meta”.

futbol

“El mundo por montera”
Con un “desplante”, Verónica abandonó la oficina poniéndose “el mundo por montera” y saliendo “a escape libre” para coger el tren. En la estación, aún tuvo tiempo de tomar una caña con “banderillas”, pensando que después de ese día “se cortaría la coleta” en eso de dejar las cosas para el último momento. “A toro pasado” es fácil tomar decisiones pero, conociendo a Verónica como la conocemos, seguramente “a las primeras de cambio” le volverá a pasar lo mismo.
Como se puede ver, el mundo taurino “ha ganado por goleada” en esto del lenguaje en la vida cotidiana. Espero que hayan disfrutado con el texto, seguro que ustedes también han utilizado estas frases hechas en más de una ocasión. Y que hayan disfrutado del verano y que con los excesos de las fiestas veraniegas no hayan acabado “vestidos de grana y oro”.
Beatriz Martínez. Escritora