Música electrónica en las piscinas del polideportivo de San Blas
El vetusto polideportivo de San Blas construido en el tardo franquismo acoge las únicas piscinas públicas desde principios de los años 70 en el distrito de San Blas-Canillejas, desde entonces no se ha construido ni un solo vaso más para sofocar los largos días de estío. El recinto deportivo tiene siempre las praderas llenas de bañistas tomando el sol, con cafetería y merenderos. Lo que nunca se imaginaron las familias es que la modernidad llegaría al barrio en forma de música electrónica.
‘Madrid Suena’ era la propuesta del Ayuntamiento encuadrada en los Veranos de la Villa para amenizar y disfrutar de la música electrónica bajo el agua. En un escenario (zona 1) bajo los frondosos pinos, se podía escuchar música house donde predominaba el jazz o el funk; a los platos El Cuerpo del Disco, Brother & Brother y Volcov.
En el otro escenario (zona 2), al borde del agua, una carpa con la pancarta amarilla de los Veranos de la Villa indicaba que la música disco era la protagonista con una decena de bañistas bailando sin parar con los pinchas Mora y Acid Future Overdose. Dentro del agua los cuerpos se contorneaban bajo un sol de justicia mientras los DJ se relevaban cada dos horas en el puesto de mando protagonizado por Amila & Valentino y Leonid.
También fue destacable la presentación por la tarde de Damian Schwartz con su proyecto Ambphi, para escuchar música subacuática. Todo un acontecimiento que quizá, no fue comprendido de igual forma por los clientes de las piscinas municipales de San Blas.
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Ibiza en San Blas pero sin playa
“Les he dicho que si podían bajar la música, tengo que echarme las siesta con mi hijo pequeño y así es imposible”, decía una madre joven. Frente a ella un grupo de bañistas que estaban dando buena cuenta de tortillas de patatas y pimientos fritos. “Venimos todos los sábados y es la primera vez que vemos una cosa igual, esto parece Ibiza en San Blas, pero sin playa”, comentaban entre risas.
Los más jóvenes disfrutaron de la música, bailando y bebiendo, pero todo controlado por vigilantes de seguridad de los Veranos. “Echamos en falta un poco de reggaeton y estos pinchas pasan de nosotros, menos mal que hemos traído nuestra propia música”, decía un grupo numeroso de chicos.
Otro grupo estaba encantado, reconociendo el esfuerzo y la iniciativa cultural del Ayuntamiento. “La verdad es que mola mazo, hemos pagado 4,50 euros con derecho a bañarnos y nos hemos encontrado en plena movida underground, esto no lo esperábamos, todo por el mismo precio”.