José Ángel Medina: “ El miedo no se rige por la lógica y es libre

“Vamos hacia peor, sin ninguna duda, aunque estoy muy esperanzado con las nuevas generaciones, ya que parecen un poco más permeables a las necesidades sociales más urgentes”

José Ángel Medina, lleva más de veinte años como profesor de psicología social en la UCM, además de colaborar profesionalmente en otros gabinetes de psicología. En las clases que imparte a sus alumnos, trata de alejarse del estándar básico de docencia (explicación árida – apuntes densos – examen) para enseñar las complejas teorías del comportamiento social humano utilizando el humor como hilo conductor. Su experiencia en éste área nos ha servido para arrojar luz sobre cómo nos ha afectado esta pandemia a nivel social.

 

  1. Está claro que esto era un tsunami imparable que iba a llegar. Aún así, hay una sensación general en la sociedad de que con la información correcta a la ciudadanía se hubiesen podido salvar muchas vidas. Sin embargo se nos dio un mensaje muy edulcorado e infantil desde el primer momento ¿No estamos preparados para la verdad?

No estamos preparados para la verdad probablemente porque no estamos acostumbrados a la verdad. Yo creo sinceramente que no se ha informado correctamente por incapacidad. Para poder mentir tienes que conocer la verdad, y creo que nadie sabía realmente lo que se avecinaba. Efectivamente ha habido muchísimos errores, pero personalmente trato de enfocar eso de forma compasiva; compadezco a las personas con responsabilidad política; compadezco  a las personas con responsabilidad sanitaria; y compadezco – que nos suelo hacerlo-  a las personas con responsabilidad informativa, porque todos ellos han tenido que tomar decisiones sobre qué hacer y qué no en un momento muy delicado. Probablemente muchas  informaciones hayan sido erróneas, pero es fácil juzgar  estando a buen recaudo desde la distancia y la  seguridad del sofá de mi casa…

jose angel medina
jose angel medina

 

  1. Muy al contrario que en el confinamiento, donde salvo excepciones, la sociedad estuvo a la altura de las circunstancias. Hemos encontrado una falta de concienciación  y solidaridad muy importante en la desescalada. Un relajamiento social  que ha hecho incluso que mucha gente dude sobre si realmente existe la enfermedad y como tal actúe egoístamente ¿Cree que la campaña del gobierno con el “Resistiré”, las imágenes de enfermeros bailando y riendo ha fomentado esa falta de concienciación?

 

Yo creo que no.  Vivimos en una cultura, la occidental, en la que la unidad de medida es el individuo.  Es decir, todo lo que es colectivo: tú barrios, tú portal, tus vecinos, tú familia… pasan a un segundo plano. Yo creo que de eso tienen mucha responsabilidad ´los mercados´ ¿por qué? Porque al capitalismo le interesa que seamos individuos, porque si no lo fuésemos compartiríamos las cosas y si las compartimos no compramos, y como hemos podido comprobar en la anterior crisis, si no hay consumo los PIB´s   desaparecen. Son casi dos siglos diciéndonos “tú eres especial, compra tú, la libertad tuya, la libertad del individuo, la propiedad individual”. Es decir, una serie de mensajes que han sido socioeconómicamente aceptados y que nos enseñan, nos habitúan y nos conducen hacia un comportamiento poco responsable socialmente.  No es que no ponerse la mascarilla sea insolidario, ya había muchas otras conductas que eran insolidarias antes de la pandemia: el consumo de energía de los países occidentales es insolidario o tirar comida en grandes cantidades es insolidario.  Los seres humanos estamos muy poco educados en las responsabilidades sociales, es más, creo que si tuviésemos más responsabilidad social no tendríamos los partidos políticos que tenemos en liza desde un lado hasta el otro. Nos hemos acostumbrado a desresponsabilizarnos. Por eso el confinamiento salió bien, porque ante la falta de responsabilidad, la autoridad resuelve el problema. En la desescalada la autoridad reduce su influencia y se apoya en la responsabilidad personal, que es una responsabilidad que está muy desentrenada y que en muchas ocasiones brilla por su ausencia.

 

  1. ¿Qué consecuencias a nivel psicológico ha tenido la pandemia a nivel social, son normales esos comportamientos que hubo en un principio como lo de arrasar en los supermercados con el papel higiénico? 

El miedo tiene una característica que lo hace bastante ingobernable, y es que es irracional. El miedo no se rige por la lógica y es libre, por eso la gente hace las cosas que ha hecho. La historia del papel higiénico es eso: tú vas por el supermercado con tu carrito, ves a otro con 18 rollos de más y dices “por si acaso”, y te echas otros 18. Es una conducta de supervivencia, de “esta persona sabe algo que yo no sé que puede ser vital para mi”.  Hay que tener en cuenta que la gente que ha pasado miedo ha tenido cierta razón en tenerlo. Porque casi todo el mundo ha tenido a alguien, más cercano o menos cercano, que le ha pasado algo y eso marca mucho, convierte algo etéreo y lejano en algo palpable y cercano.

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  1. ¿Qué opinas de la gestión que ha hecho el gobierno en general con la pandemia?  

Estoy más cerca del aprobado que del suspenso. Si tuviéramos que valorar las decisiones que ha tomado el gobierno español, creo que antes hay que situarse en las condiciones en las que tomaron esas decisiones, no en esas condiciones más lo resultados, porque eso es injusto. Lo que sí que hay que pedirles es que aprendan. La mayoría de la sociedad tendemos a pensar que los Estados o los gobiernos tienen todo controlado y que todo está bien atado y muchas veces no es tan así, aunque deben aparentarlo. Lo que a mi me gustaría, es que un día salieran a la palestra y dijeran, “miren, estas son las condiciones en las que estábamos: no sabíamos esto, sí esto y no esto otro. Y con esta información tomamos estas decisiones”. Pero como lo que quieren es evitar el juicio, pues nos hurtan y nos dan información sesgada. Que básicamente es lo que haces cuando alguien te descubre haciendo algo mal.

 

  1. De sobra es conocida la polarización ideológica que existe en nuestro país en todos los estratos. Pero, ¿no es alarmante que ni siquiera la muerte de 40.000 personas haya conseguido unirnos?

La identidad ideológica en nuestro país, que está acrecentada por la Guerra Civil principalmente, es un problema serio. Los partidos de nuevo cuño que iban a ser la panacea no han resuelto nada. Ni una pandemia con 40.000 muertos ha resuelto nada, sigues viendo a gente que mira con ojos de desprecio las mascarillas de un color o las mascarilla de otro. Y eso para mi es una cosa que se escapa a mi conocimiento profesional…

 

  1. ¿Hacia dónde vamos como sociedad?

Hacia peor, sin ninguna duda, al menos de momento. Aunque estoy muy esperanzado con las nuevas generaciones que parecen un poco más permeables al cambio climático y otras necesidades de carácter social urgentes.  También imagino que todas nuestras preocupaciones sobre la crisis ecológica y sobre el futuro tecnológico a los millones de personas que tienen dificultades para conseguir comida y agua caliente les parece un chiste. Primero repartamos los recursos y luego discutamos sobre su uso.

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  1. Como profesional ¿Qué consejos puedes darnos para blindarnos un poquito de este mundo “orwelliano” que nos espera?

Básicamente tres:  el primero, es que yo creo que casi todo el mundo hace las cosas razonablemente bien. Y esa idea si cundiera nos vendría mucho mejor como sociedad. Nos falta un puntito de creer que hacemos las cosas bien, porque eso nos inspira a hacer otras cosas.  El segundo es mucho más sencillo: hay que salir a la calle. Porque la vida está en la calle. En la calle están las relaciones, el sol, el aprendizaje… Digamos que casi todo lo que ha conseguido el ser humano de complejo lo ha conseguido con otras personas al lado. Y las personas están fuera no en casa.  Y tercero, una cosa que para mi es muy importante y me ha servido mucho en la vida: el ser humano debería abandonar esta ilógica de drama, de valle de lágrimas y de sufrir en la tierra para disfrutar en el cielo  y darle la vuelta.  Es decir, vamos a disfrutar en la tierra y luego ya veremos dónde vamos, sí vamos, no vamos o qué ocurre. Al final es la idea de reírse, de utilizar el humor como una forma de comunicar, de vivir, de enseñar… Creo que lo políticamente correcto ha arrinconado la alegría. Hay que hacer un esfuerzo por pasarlo bien en el sentido más amplio, es decir, en caso de duda, reirse. Ese es mi plan.

 

 

Javier Sánchez Fernández