Anguitazz, la Big band formada por menores de 30 años

El auditorio del CC Buero Vallejo vio nacer este proyecto a finales de 2018. En pocos meses han profesionalizado el conjunto logrando diferenciarse de otras agrupaciones con su independencia, juventud y talento musical.

Como el sueño de un niño, la primera Big band independiente formada por jóvenes se hizo realidad de la mano de tres hermanos. Cuando a los 12 años el menor de los Rojo Anguita tocó como solista en una, pensó: “Yo quiero montar mi propia Big band”. Los años pasaron y Pablo Nicolás (18) continuó formándose; ahora se dedica a la dirección musical y desde hace poco más de un año dirige Anguitazz.

En la actualidad, Rodrigo (20), Manuel Alejandro (19) y Pablo Nicolás estudian en el conservatorio percusión clásica, clarinete y trompeta, respectivamente. Aunque los tres se encuentran en sexto de profesional, para conocer sus inicios musicales hay que tener muy en cuenta al distrito. Comenzaron sus estudios en la escuela de música Antonio Machado; de esta primera etapa, Manuel Alejandro recuerda a algunos profesores como Laura Villa, que fue la que le dio “el empujón para entrar en el conservatorio”.

La creación de Anguitazz responde a un trabajo conjunto de los tres hermanos. Juntos comenzaron a buscar a los diferentes músicos con los que constituir la banda entre amigos, conocidos, músicos que han conocido en jam sessions o través de las redes sociales, y a finales de 2018 completaron la formación. En el mes de octubre de aquel año comenzaron los ensayos en el auditorio del Centro Cultural Buero Vallejo de Canillejas, donde todos los integrantes tienen un elemento en común: son jóvenes con un gran talento musical.

Una de sus señas de identidad es su perfil joven, ninguno pasa de los 30 y la edad de la mayoría ronda los 20 años. Una característica que se une a otra particularidad, son independientes de cualquier institución: “Es la única agrupación gestionada y dirigida por gente de nuestra edad”, explica el mayor, Rodrigo.

Anguitazz

Los tres hermanos destacan que para lograr sacar adelante un proyecto de estas dimensiones ha sido imprescindible contar con “motivación”, “ilusión” y el “compromiso” de todos los músicos. La consecución de estos pilares les llevó a la necesidad de buscar un nuevo lugar para ensayar al considerar que en el Centro Cultural Buero Vallejo no se daban las condiciones más favorables para continuar creciendo.

Manuel Alejandro presentó el proyecto de Anguitazz a la Comunidad de Madrid, donde les concedieron un espacio para ensayar en los locales Metrónomo, cerca de Atocha. La sala polivalente que les han facilitado está acondicionada y en ella disponen de sillas, micrófonos, amplificadores, una batería y un piano, lo que les agiliza enormemente los días de ensayo al no tener que transportar estos instrumentos desde otras estancias o incluso desde su casa, como le ocurría a Rodrigo con su batería. La concesión de estos espacios tienen una duración de tres meses, prorrogables otros tres más.

Anguitazz

Haciendo honor a su nombre la música de Anguitazz se engloba en el Jazz donde destacan su intención de “realzar la figura de Frank Sinatra” a través del Swing. A sus recitales acuden con su formación de 18 músicos y el repertorio que suena es una selección de arreglos que van variando, de forma que la gente que repite puede escuchar distintos temas.

Anguitazz no es únicamente una Big Band, su nombre también hace referencia a la Asociación Cultural de la que Manuel Alejandro es el presidente y fundador, y Rodrigo su secretario. Con ella buscan financiación y tratan de ampliar su actividad organizando encuentros o colaboraciones con proyectos solidarios. Los tres hermanos destacan la “dificultad” y necesidad de “apoyo” constante para sacar el proyecto adelante, aunque como destaca Pablo Nicolás, nada de esto tendría sentido sin la “satisfacción de ver que estás logrando lo que quieres”.