Here comes the sun, ya sale el sol

Parecía que nunca iba a llegar el momento,  pero lo cierto es que ya se empieza a atisbar el final real de la pandemia. Parafraseando la mítica canción de los Beatles, Yes, here comes the sun, ya sale el sol, little darlig, it’s been a long cold a lonely winter, cariño, ha sido un largo invierno, frío y solitario, little darlig, it feels like years since it´s been here, cariño, siento como si hubieran pasado años. La llegada del verano, con la alegría que en sí misma esta estación conlleva, sumada a los efectos de la vacunación, parece que empieza a prender la mecha de la luz a una de las peores etapas de nuestras vidas, tanto por la crudeza con la que ha golpeado a la esencia de nuestra existencia, la salud, como por las nefastas consecuencias que ha traído a nuestra economía, lastrando un crecimiento que en Madrid se presentaba como espectacular, habiendo llegado incluso a superar nuestra comunidad en PIB a Cataluña.

TERRAZAS

Yes, little darlig, the smile is returning to our faces, do, don, do, Sí cariño, la sonrisa está volviendo a nuestros rostros, amenizada por la paulatina supresión de la obligatoriedad de tener que llevar en todo momento en cualquier espacio público la mascarilla, lo cual tal vez no nos permita aún pensar en el futuro (vamos a ser precavidos), pero sí en el presente. Y el presente nos dice que volvemos a tomar las calles, que empezamos a disfrutar de las terrazas, a cogernos de la mano, a reírnos…, que poco a poco vamos perdiendo el miedo y que sentimos como si la vida hubiera vuelto a resurgir. Casi seguro que todo esto provocará un fuerte arreón a la economía, alimentará el consumo y este la consecuente generación de puestos de trabajo.

La música suena bien, sun, sun, sun, here it comes, ya sale el sol, y es bueno repetirla. Cierto es que somos animales que nos dejamos influir por las emociones, y una buena motivación siempre ayuda. Pero por sí sola no nos sacará de la crisis. Es precisamente ahora cuando todas las administraciones, independientemente de la índole que sean, sean conscientes de que están al servicio del ciudadano, del ser humano, y pongan todo su empeño en servir a todos, sin dejar a nadie en la cuneta. El mismo esfuerzo hay que pedir a lo que se denomina como sociedad civil, sustentada en las asociaciones, a empresarios y sindicatos. No es tiempo de reproches. No es tiempo de egos ni de prevalencia de ideologías. Y la misma responsabilidad se la tenemos que pedir al propio individuo, habituado a ser muy exigente con los otros y muy poco consigomismo.

Entre todos tenemos que dirigir el faro de la nueva luz a lo que no hace mucho, con las consabidas imperfecciones, era el eje de nuestra civilización. El ser humano tiene que recuperar el protagonismo en el escenario. Eso no significa cerrarse a las innovaciones ni estar ajeno a la capacidad de adaptación y flexibilidad que los nuevos tiempos marcan. Pero sin consentir que ser un elemento de un sistema o de una economía, que ha varado tanto a la derecha como a la izquierda. Tal vez sea momento de recordar la vigencia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada por la ONU en París un 10 de diciembre de 1948. Y de lograr que el sistema sea nuestro sistema y que la economía sea nuestra economía. Confiemos en que la canción termine bien y al final de la letra podamos decir bien alto: it´s all right! ¡Feliz verano!