La Carrera Popular de Canillejas cumple su 40 aniversario

El Trofeo José Cano celebra el 24 de noviembre su 40 edición con el mismo entusiasmo que le vio nacer en 1980. “Jugamos con lo más importante que hay en el mundo: las emociones”, recuerda su inventor de cara a esta edición en la que se homenajeará a Roberto Parra y Esther Desviat. 

40 ediciones. Vida. Demasiada vida desde el 23 de noviembre de 1980 cuando empezó esta carrera, que hoy es un mito viviente. Una legión de emociones y de millones de atletas que nos llenaron de entusiasmo en todos estos años. En Canillejas hemos visto ganar a un campeón olímpico como Kipruto. Hemos visto correr a Steve Jones tras vencer en el maratón de Nueva York, hombre de palabra que se comprometió a correr nuestra carrera en el cross de Elgoibar.

Carrera de Canillejas

Hemos visto a ‘los cabezones’, los famosos hermanos Castro, sobre todo a Domingos, que  en la edición de 1996 quedó tercero tras entrar el primero en el estadio de La Peineta. También hemos visto a un campeón del mundo de cross como Simon Karori ganar con unas zapatillas dos números mayor del que le correspondía. Y hoy, más viejos pero no menos entusiastas, somos inseparables de todos esos recuerdos, de todos esos nombres, Paul Bitok, Mike McLeod, William Sigei, Gary Stiner, Antonio Pinto, Fernando Mamede, Jose Manuel Abascal, Juan Carlos Higuero y hasta el de aquel inglés, Paul Davi-Hale, un atleta inglés semidesconocido, fontanero de profesión, capaz de ganar a los mejores en aquella edición de 1985. Cuando le preguntamos qué iba a hacer con  el premio, un millón seiscientas mil de las antiguas pesetas, su respuesta fue inolvidable: “Se lo voy a dar a la Federación de mi país para que me lo guarde para cuando me retire”.

Carrera de Canillejas

“Jugamos con emociones, las de ustedes y las nuestras”

Hoy, han pasado más de 30 años desde la victoria de Davi-Hale y nos resistimos a abandonar esos recuerdos, porque los recuerdos también nos hacen mejores personas. Sabemos que ya no es como antes y que ya no tenemos las posibilidades económicas que tuvimos cuando corrieron en Canillejas los mejores atletas de elite del mundo. Los tiempos cambian y no siempre para mejor: ya no regalamos coches como aquel Nissan Patrol que atrajo en los ochenta a nuestro barrio a los mejores atletas del Reino Unido; ya no podemos hacer frente a los 15.000 corredores que se inscribieron en la edición de 1994; ya no podemos hacer muchas de las cosas que hicimos. Pero aun así no nos damos por vencidos. Aún pueden seguir ocurriendo cosas maravillosas porque jugamos con lo más importante que hay en este mundo. Jugamos con emociones, las de ustedes y las nuestras por organizar una carrera de corredores para corredores.

Quizá porque yo también era atleta en aquel año 1980, mediofondista discreto que nunca bajé de 4,10 en 1.500 o de 8,49 en 3.000. La diferencia con los demás es que un día amanecí con la idea de crear una carrera en mi barrio, porque era la fase de la transición. Había que hacer cosas en la calle para demostrar que la calle era nuestra.

Carrera de Canillejas

40 años después, yo ya estoy jubilado. Superé un ictus, un cáncer y soporto una prótesis de rodilla. Pero no he dejado de soñar con una carrera que todavía me sigue poniendo nervioso o me invita a reinventarme. Quizá porque esa es parte de la vida de los organizadores, gentes acostumbradas a saltar obstáculos. Pero las mejores historias suelen ser así y por eso todavía quedan historias como la nuestra que no se acostumbran a pasar de moda.

Quizá porque Canillejas es una marca registrada: el atleta popular sabe que por aquí han pasado los más grandes. Y por eso mismo el próximo 24 de noviembre en la meta de la calle Néctar volverán a sentirse esos nombres míticos de José Manuel Abascal, Steve Jones o Fernando Mamede que un día nos acompañaron como todos esos chavales (Fabián Roncero, Fernando Carro, Jesús España, Reyes Estévez, Martín Berlanas…) que corrieron aquí, siendo niños, y después llegaron a la élite del atletismo y nos recuerdan que el listón está tan alto.

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