Soto Mesa, un proyecto de enseñanza musical integrador
Ubicada en la calle Sofía, Soto Mesa, una empresa familiar, llega a nuestro distrito con “un proyecto de enseñanza integrador”, según relata su director, Eduardo Soto. También profundizará en otro tipo de modalidades artísticas.
Qué es Soto Mesa?
Es una empresa familiar que lleva enseñando música desde hace 50 años. Nos hemos ido adaptando a las distintas situaciones, Actualmente contamos con cuatro escuelas propias en Madrid, no son franquicia, porque queremos estar en distintos barrios y atender a la gran población de Madrid. Tenemos gran diversidad. Contamos con una escuela en el centro reconocida por la propia Comunidad de Madrid para las enseñanzas elementales y profesionales. Estamos hablando de un conservatorio privado. También en Moratalaz, el barrio de El Pilar. Y esta es la última, dotada con una zona de baile, estudios de grabación, salas de ensayo… Complementa el proyecto de Soto Mesa, ya que nuestra filosofía es que cuando estudias en Soto Mesa todas las escuelas son tu centro.
¿Por qué elegís esta zona?
Es un barrio relativamente joven, lleno de niños, en lo que hemos puesto mucho énfasis. Incluso contamos con bebés. En gran parte es una zona residencial en la que la gente quiere hacer la vida aquí. Traer nuestro proyecto aquí es no obligar a las familias a que vayan a otros sitios a dar las actividades. Estamos encantados. Hay mucha oferta, con grandes colegios, grandes servicios, y todo eso es muy interesante para nuestro proyecto. “Lo más importante –apunta Amparo Sánchez, madre de Eduardo y partícipe de la empresa- es que nos tenemos que acercar a la gente. Madrid es muy grande y la gente no se puede estar trasladando de un sitio a otro. Es una zona que nos gustaba. Nosotros valoramos mucho poder dar las clases con los padres, que vengan con los niños pequeños y participen. También fomentamos la formación de grupos con las familias. Si el padre toca algún instrumento vamos a juntarle para que toque con sus hijos. La música en familia es muy importante”.
¿Entonces, es para ustedes la música un elemento integrador?
Contemplamos que la música es algo para que la gente disfrute y sea feliz. Toque la guitarra, el piano, el saxofón, pueda venir a bailar… Todo lo tratamos desde un punto de vista integrador. Las actividades artísticas tienen que ser algo social y no solo se deben entender como algo profesional, que también existe. Es más, cuando uno es padre se da cuenta que hay muy pocas actividades que puedas hacer con niños de dos años: música sí se puede.
“La escuela está dotada de zona de baile, aulas, estudios de grabación y salas de ensayo”
¿Al margen de los niños, a qué otro perfil de público están dirigidos?
Desde los dos años hasta los 70. Para ser feliz y disfrutar con la música no hay que tener una edad especial.
¿Cómo es el profesorado?
Es bastante joven. No solo está en la escuela, sino dentro de la empresa. Trabaja en distintos centros de nuestro grupo y está bastante actualizado en formación musical. La enseñanza de la música ha cambiado mucho en 20 años. No tiene nada que ver cómo se enseñaba antes a cómo se enseña ahora. Contamos con profesores jóvenes, sobre todo en el sentido de ilusión. con la intención de dotar dinamismo a la enseñanza de esta faceta. Aunque también tenemos profesores que llevan trabajando entre 20 y 30 años.
¿En qué medida afectan las nuevas tecnologías a la música?
Es algo que ya forma parte de nuestra vida. Durante la pandemia hemos ido adaptando la enseñanza al método online. Ahora lo vamos simultaneando. Las nuevas tecnologías con la música, al día de hoy, son algo vivo. En un teléfono móvil ya cuento con herramientas, como un metrónomo, un afinador…Es una revolución a la que nos adaptamos y de la que disfrutamos.
¿Centros como el suyo cubren esa falta de apoyo que deberían dar las administraciones a la enseñanza musical?
Nosotros creemos que la música es un lenguaje y una herramienta de evolución y maduración personal y la verdad es que este tipo de cosas se están obviando. Desde este centro intentamos facilitar a las familias el acceso a esto, no solo con la música, porque queremos incorporar otras modalidades artísticas de escena para complementarnos en ellas, como el baile, el teatro, malabares…
Es asequible, económicamente, estudiar música.
Antes era una enseñanza de élite pero ahora es algo que está muy a mano de todo el mundo. Con nuestros horarios intentamos adaptarnos a las necesidades de la familia. La música es una herramienta para desarrollar todas las inteligencias, la emocional, matemática, lingüística… “Ante todo –concluye Amparo-, es que nadie puede vivir sin música”.