Torre Arias declarada Bien de Interés Cultural (BIC)
Con la declaración de BIC se cumple una de las demandas importantes que desde hace años ha planteado la Plataforma Ciudadana de la Quinta (PCQTA) a las administraciones. La PCQTA siempre defendió la singularidad de este finca histórica, su doble carácter de jardín y granja modelo, su valor medioambiental e hidrológico y su potencial agroecológico, así como la cohesión social generada en torno a las propuestas ciudadanas.
Extracto de la Declaración de Bien de Interés Cultural
“La Quinta de Torre Arias es una de las escasas quintas particulares que se ha mantenido prácticamente intacta hasta nuestros días, y de las más antiguas en las proximidades de Madrid, pues su origen se remonta a finales del siglo XVI. El singular conjunto, que se mantiene desde hace casi 400 años en toda su extensión, es el resultado de la acumulación de múltiples períodos históricos que han sabido leer con sabiduría las trazas anteriores e implantar sobre ellas la visión de la sociedad de su momento.
El conjunto posee un valor significativo como la única gran finca del término municipal de Madrid, que guarda todavía un doble carácter residencial y de explotación agropecuaria.
La Quinta de Torre Arias conserva íntegra su estructura de jardín, huerta y arbolado. En todo su recorrido histórico han permanecido intactos su esencia y su carácter. Su naturaleza está representada en sus caminos, en el agua y su antiguo sistema de canalización a partir de los viajes de agua, en sus norias, pozos y acequias. Todo este sistema permitió no sólo que el terreno fuese productivo, sino también construir una finca de recreo con las trazas de jardines y fuentes de diseño a la moda del momento. El palacio, caballerizas y sus edificaciones anexas y dispersas por la finca, configuran un conjunto indisoluble que en la actualidad es testimonio único y valioso de lo que era una quinta de recreo de la nobleza, vinculada al ocio y el entretenimiento y al desarrollo de las técnicas agrícolas y ganaderas.
Respecto al valor paisajístico, el conjunto de elementos naturales y antrópicos y su evolución histórica, han configurado el carácter excepcional del paisaje de la finca. La estructura del relieve, sus elementos arquitectónicos, sus vistas, sus recorridos, las plantaciones, la huerta, los jardines, la red histórica de abastecimiento de agua, los embalses, caminos, vallas y setos, las instalaciones agropecuarias, etc.; estructuran el lugar y no pueden entenderse como elementos individuales sino como parte de un todo cultural.
El conjunto posee un valor significativo como la única gran finca de Madrid que guarda todavía un doble carácter residencial y de explotación agropecuaria
Es destacable el valor tipológico, ya que la quinta posee un carácter ejemplar como finca de recreo. Además del valor del conjunto en cuanto a diseño urbano y paisajístico, también hay que significar el valor arquitectónico del exterior del palacio y de las caballerizas, de estilo historicista, con influencias arquitectónicas centroeuropeas.
Otro de los aspectos relevantes de la finca es su valor ecológico y botánico. La composición vegetal que integra el espacio, por su carácter singular además de su antigüedad y porte, confiere un valor relevante al conjunto. Además de las especies vegetales de gran tamaño, asociadas principalmente a las zonas de jardín, también existe una gran diversidad de especies vegetales de menor tamaño, asociadas al pasado de la finca agropecuaria, tanto arbustivas como herbáceas, que potencian el valor ecológico y la biodiversidad de la finca.
La finca tuvo asimismo un gran valor productivo, que giraba en torno a la zona de huertas y se centraba principalmente en los olivos, frutales y viñedos. Entre todas las especies conforman un elenco vegetal diverso y sugerente, que abarca un extenso período de tiempo (desde el siglo XVII a la actualidad) y de características muy diversas, al encontrarse especies tanto ornamentales como productivas.
Finalmente, destaca el valor de su uso social, pues los inicios de la Quinta de Torre Arias la sitúan dentro de un conjunto de terrenos destinados a labores agrícolas que pasarían a convertirse en zonas altamente industrializadas, dominadas por su relación con la autovía del Nordeste, cerca de la cual, recientemente, se están localizando nuevas empresas y urbanizaciones residenciales. Todo ello ha conformado un barrio sujeto a rápidos cambios, con una población muy mixta tanto en edad como en capacidad económica pero unida fuertemente en un sentimiento de identidad y pertenencia a este enclave. En este contexto social, la apertura de la Quinta para su uso ciudadano ha jugado un importante papel de cohesión social”.