Boltaña, el eje comercial más sucio del distrito
La calle Boltaña es conocida por su intensa actividad comercial con gran presencia de pequeño comercio de proximidad, también se ubica el mercado tradicional y tres medianas superficies que dan vida al barrio, hasta el punto de llevar el sobrenombre de Gran Vía de Canillejas. Sus aceras son el paseo preferido de viandantes y soporta un alta densidad de población. Pero el área de Medio Ambiente tiene descuidada esta arteria, la limpieza es muy deficiente y la calle está llena de regueros de orines, basura, enseres o restos de comida.
Allá por 2005 el ex concejal Enrique Núñez anunció que la calle Boltaña y alrededores se convertirían en un Eje o Centro Comercial Abierto con una fuerte inversión municipal para lavar la cara y convertir el centro de Canillejas en un espacio semi-peatonal con todos los servicios incluidos. Incluía la construcción de un aparcamiento para residentes y vecinos en el solar de la calle San Mariano con Alcalá, que no se consiguió. Las nuevas aceras, luminarias, bancos y jardineras se han deteriorado (no se reponen plantas) y la obra no luce. Los vecinos lamentan el mal estado del barrio en general y que las cosas no salieran como estaban previstas.
“Desde que arreglaron las aceras hace algunos años el mantenimiento de la calle ha ido a peor, esto es una cloaca con hedor de orines de perros, las aceras ya no se baldean como antaño y da asco ver la calle; cuando llego a casa lo primero que hago es quitarme los zapatos”, comienza diciendo Eloísa, vecina de la calle Boltaña desde hace más de 40 años.
Esta importante vía de una sola dirección alberga gran diversidad de locales comerciales donde se dan cita peluquerías, hostelería, perfumerías, tiendas de moda, ferreterías, panaderías, entidades financieras y medianas superficies donde acuden diariamente los vecinos del barrio.
La Gran Vía de Canillejas
El centro de Canillejas rebosa vitalidad, ambiente en las terrazas, pero nada más entrar se agolpan los cubos de basura orgánica, envases y cartones o vidrios, repletos hasta rebosar. El hedor en verano es insoportable con las altas temperaturas y los servicios de limpieza no dan abasto.
“La calle Boltaña soporta un gran número de visitantes de fuera más los propios vecinos y el cuidado es mínimo. Hay que reconocer la falta de respeto de muchos ciudadanos tirando porquería a la calle y los dueños de las mascotas deberían ser sancionados, todas las aceras están inundadas con las dichosas meadas perrunas que dificultan el paseo por la Gran Vía de Canillejas”, explica Dolores, otra vecina indignada.
Lo cierto es que es imposible dar un paso sin pisar orines de perro, defecaciones y todo tipo de basura, la calle es un paraíso para los canes que orinan en los alcorques, jardineras y portales. También en las puertas de las tiendas o edificios públicos.
“Todos los días tengo que echar agua con lejía para limpiar los orines de los perros, con dueños irresponsables que permiten todo tipo de excesos. Y además tener cuidado porque algunos vecinos amenazan con denunciarme por echar agua en la calle por si resbalan; encima que gasto agua y detergente que lo pago yo, esto es surrealista”, dice María Jesús, propietaria de una tienda de moda.
Hace muchos años que no se baldean las calles y la falta de efectivos es evidente. “Con el nuevo Ayuntamiento no ha cambiado absolutamente nada y da igual quien gobierne, son todos iguales. Te pongo un ejemplo, los operarios del camión de recogida de enseres no observa que detrás de los cubos de los contenedores hay objetos y así se quedan restos de ordenadores o muebles en plena calle, junto al ambulatorio. El incivismo desde luego es dominante y falta educación pública. El Ayuntamiento amenaza con sanciones, pero a la gente le da igual, saben que no pasa nada”, asegura Tomás, usuario del Centro de Salud del Área 4.
Venta ambulante ilegal
La venta ambulante ilegal es otro punto caliente. El malestar del sector es evidente y los profesionales se quejan. “Los tenderetes son habituales, diarios, competimos en desigualdad. Se ponen en las esquinas de toda la calle vendiendo fruta, bolsos o lo que se les antoje, no hay control. Cuando llega la Policía Municipal salen corriendo o les retiran la mercancía, pero a la media hora vuelven al punto de venta y no podemos hacer nada, solo pagar impuestos”, argumenta Ignacio, comerciante de la zona.
La calle también alberga edificios municipales, como el Centro Cultural y Biblioteca Buero Vallejo, que tuvo que acometer obras de cerramiento en todo su perímetro exterior para impedir robos y el tránsito de personas que solo dejaban suciedad a su paso, así como la entrada de perros que hacían sus necesidades en este edificio municipal inaugurado por Juan Barranco a finales de los 80.
El edificio contiguo, en la esquina con Torre Arias, alberga el Centro de Servicios Sociales y el Vivero de Empresas en su última planta. Sin embargo anuncia un área de tecnología que no da servicio desde hace años, confundiendo a los vecinos y usuarios. “En la primera planta daban talleres de informática básica y puestos de Internet gratuitos, pero eso se acabó con la crisis, ahora solo queda ese cartel”, recuerda Felisa, ex usuaria.
La sensación general al pasear por la calle Boltaña es de abandono de lo público, fruto del descuido y la dejadez. Sin embargo el bullicio es general, la gente va y viene, compra, alterna y se abastece de lo más necesario en un sinfín de comercios regentados por profesionales que saben lo que hacen y que cubren las necesidades comerciales del barrio más antiguo, pero no el más limpio del distrito.
“Los Ejes o Centros Comerciales Abiertos son la verdadera base del futuro del comercio de la ciudad y por ello deben preservarse como legado para las futuras generaciones. Tenemos que favorecer directamente la entrada del cliente en las tiendas, con las calles limpias y utilizando una gestión profesional, pero necesitamos la ayuda de todos, solos no podemos”, explican desde ACEH, la Asociación de Autónomos, Comerciantes, Emprendedores y Hostelería de San Blas-Canillejas.