Javier Martínez, un ejemplo de solidaridad

Cada vez es más difícil encontrarnos con gente que se sumerja en la apasionante aventura de la lectura. Los libros contienen historias olvidadas en las estanterías de las casas, pero a veces algunas iniciativas sirven para quitar el polvo a esos ejemplares que esperan pacientes a ser leídos y descubrir sus contenidos que aportan conocimiento y cultura a quienes se asoman a sus páginas

Por eso, Javier Martínez ha dado un paso al frente para cambiar esa dinámica y llevar desde San Blas-Canillejas la lectura a las escuelas públicas, parques, hospitales o cualquier otro lugar donde los soliciten. En esta entrevista concedido a Página de Distrito, Javier comparte su historia de cómo la donación de libros se convirtió en una misión solidaria.

¿Qué le motivó a comenzar esta labor social de donar libros?

Paseando un día por El Retiro, descubrí que había actividades de lectura al aire libre, y me propuse hacer algo parecido en nuestro Distrito. Empecé a dejar libros en los bancos de los aparcamientos del Estadio Metropolitano. Me gusta la lectura y decidí ayudar a las personas que también comparten la misma pasión por los libros.

Javier Martínez, el guerrero de los libros
Javier Martínez, el guerrero de los libros.

¿Cómo consigue reunir tanta cantidad de libros?

Gracias a donaciones de diferentes personas. Hay mucha gente que tiene libros en casa que no utilizan, o hacen mudanzas o cambios de domicilios y no desean tener esos libros. Me llaman y voy a sus casas y los recojo.

¿Qué acogida ha tenido entre nuestros vecinos?

Bastante bien. Por las mañanas hay un grupo de gente mayor que realiza actividades de gimnasia que vienen habitualmente a recoger libros e intercambiamos nuestras impresiones sobre las lecturas. Es cierto que son personas mayores de 40 años. Es una pena que la gente joven no quiera compartir esta idea. Pienso que los libros son muy importantes para el desarrollo de las personas.

Comentaba que también lleva libros a hospitales. ¿Podría contarnos como surgió y cómo ha sido recibida?

Ha sido muy bien recibida. He donado ropa en el Gregorio Marañón y en el hospital del Niño Jesús. Los más pequeños y los más necesitados son los que más lo agradecen. Tener un libro es una buena compañía cuando alguien está hospitalizado.

También colaboras aportando ropa al ropero social.

Habitualmente suelo dejar libros en el ropero social de la parroquia de San Joaquín y me pregunté por qué no voy a poder ayudar con ropa. Me puse manos a la obra y estoy consiguiendo donar diferentes prendas de vestir. Todos los viernes hay muchas familias que acuden a recogerla.

¿Ha recibido alguna ayuda de la comunidad y de voluntarios?

No. Es difícil hacer esta labor en solitario. Tengo un programa de radio en ‘Radio Carcoma’, todos los miércoles de las 21,00 a las 22,00 horas que se llama “Correcaminos”. Hablo de deportes y también de solidaridad y de libros, pero estoy trabajando solo por mi cuenta. Hasta ahora no he recibido el respaldo esperado. Sin embargo, mi determinación sigue en pie.

¿Cuál ha sido el momento más gratificante desde que inició esta labor social?

Me alegra mucho cuando voy a dejar libros al colegio Valle Inclán. Pregunto por Nuria, la directora, y noto que tanto niños como profesores me conocen. Eso me llena de alegría.

¿Cómo ha influido esta labor en su vida personal?

Ha tenido un impacto significativo. El apoyo brindado por las personas mayores que trabajan en el ropero de San Joaquín ha sido increíble. Me siento muy agradecido por su generosidad y por recordarme que siempre hay alguien dispuesto a ayudar.

¿Ha recibido algún apoyo o reconocimiento por parte de las instituciones?

A pesar del esfuerzo y la dedicación, no he recibido reconocimientos o apoyo de las instituciones o autoridades locales.

¿Tiene nuevos objetivos pensamiento a realizar próximamente en torno a su labor social?   

El próximo desafío es hacer el Camino de Santiago, donde cada kilómetro que se recorra se convertirá en bolígrafos para niños del barrio. Queremos conseguir la mayor cantidad posible. Otros de los objetivos es montar todos los jueves una mesa con libros en el Metro de Las Rosas, para que todo el que quiera pueda coger los libros que deseen.

¿Ha notado en la juventud poco interés por la lectura?

Hoy es muy difícil que la juventud se interese en la lectura. Además cuando quieren leer o consultar cualquier cosa la mayoría acude a Internet y mira poco los libros.

¿Otras de sus iniciativas ha sido crear un club de lectura?

A raíz de la pandemia decidí crear un club de lectura vía WhatsApp. Elegimos un libro al mes y durante los fines de semana comentamos lo que nos parece. Está funcionando muy bien, y ya somos más de 100 componentes.