Las Tertulias en La Gradona: La crisis, un mal endémico en nuestros días
Tras el periodo estival vuelven al distrito de San Blas-Canillejas las Tertulias en La Gradona. La crisis actual complica el regreso a nuestros quehaceres diarios y para hablar de ello contamos con la opinión de Álvaro Girol, portavoz de Ciudadanos en la Junta Municipal; Jesús Gutiérrez, presidente de la EDM San Blas; Nuria Hernández, directora del colegio Ramón María del Valle Inclán; e Iluminada Martín-Crespo, presidenta de la Asociación ALCER Madrid.
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Cómo se presenta la nueva temporada en nuestro Distrito?
Nuria Hernández (N.H.): Complicada y con bastantes problemas económicos. Me recuerda a 2020 cuando no se podía llenar la despensa, ni pagar la electricidad. Se está haciendo muy cuesta arriba y es un problema que nos afecta a los vecinos, sobre todos a los niños. Si comienza a haber hambre y necesidad, la convivencia será complicada.
Álvaro Girol (A.G.): Es una clara recesión y será peor en invierno cuando pongamos la calefacción. A nivel nacional no se toman medidas para paliar la situación, que sé que no es fácil porque las compañías eléctricas seguirán ganando dinero y el combustible subiendo. No obstante, desde el Ayuntamiento se ha firmado un nuevo modelo de servicio social, aprobado por unanimidad, que no se revisaba desde los años 80, con el que ahorraremos en burocracia.
Jesús Gutiérrez (J.G.). Nosotros seguimos en parámetros de hace dos años. En la escuela hemos perdido el 40% de los niños, de 640 hemos pasado a 400, aún reduciendo la cuota. Pese a que la situación es mala son gente muy solidaria, lo vimos cuando hicimos un llamamientos con la guerra de Ucrania y en cinco días colapsaron las instalaciones con ropa y comida. San Blas es muy solidario.
Iluminada Martín-Crespo (I.M.C): Yo añadiría que en nuestra asociación hay muchas personas con una enfermedad crónica, limitadas para trabajar y ser igual ante la sociedad. No soy muy optimista, todo lo veo muy descolocado y en desorden. Me preocupa lo que se nos viene encima.
Álvaro Girol:
“Estamos en una clara recesión y será peor en invierno cuando pongamos la calefacción”
¿Se está preparando algo para mejorar la situación actual?
(N.H.): El Servicio de Asuntos Sociales de la Junta Municipal trabaja en este sentido. Al colegio llegan personas de otros países sin recursos y las ayudas tardan meses, por eso seguimos recogiendo ropa y comida. Pero en San Blas-Canillejas también hay gente muy necesitada.
(A.G): Uno de los principales problemas es la burocracia, las trabas administrativas por parte de la Comunidad o del Ayuntamiento. Hay que cambiar este sistema y sus barreras y mejorar la forma de que lleguen las ayudas. Mucha gente vive de los recursos públicos, demasiados cargos en ministerios, comunidad o ayuntamiento, mientras que otros pasan hambre. Piden que nos ajustemos los cinturones, pero ellos deberían ser los primeros suprimiendo tantos asesores. Desde el Gobierno central todo son impuestos, podrían hacer un esfuerzo y bajar el IVA de la luz y carburantes, eso repercutiría en nuestros bolsillos.
(J.G.): Conseguir ayudas sociales es muy complicado, lo veo en mi propia casa con mi suegra de 93 años totalmente dependiente con Alzheimer. Mi mujer decidió no llevarla a una residencia y tenemos que tener una persona cuidando de ella. Desistimos acudir a los servicios sociales y dentro de nuestros medios cuidarla de la mejor forma posible.
(I.M.C.): En mi área todo es complejo al representar a personas con una enfermedad renal crónica en fase terminal. Cuando son diagnosticados ya no puede trabajar y la sociedad no les deja tener una vida dentro de la normalidad. Por ejemplo, una persona de 50 años con esta enfermedad deja de trabajar y es valorada por los servicios sociales y se le da una paga de discapacidad. Cuando consigue un trasplante renal, se considera una persona curada y no es cierto, y se le retira esa paga. Desde la asociación trabajamos en España para ayudarles en todo lo que necesiten.
Nuria Hernández:
“Los problemas de convivencia derivan en la creación de bandas juveniles”
¿Habrá algún grupo de personas que no pueda superar esta crisis?
(N.H.): Los que menos tienen. En el distrito hay personas que reciben ayudas porque sí y los que realmente las necesitan reciben menos. Trabajo con personas de distintas razas y países, y no es por ser racista, pero se ayuda más al extranjero que a los de aquí. Gente que ha trabajado toda la vida y que por el COVID y el mal momento no tienen trabajo ni derecho a ninguna ayuda. Este colectivo es el que más va a sufrir. Los jóvenes que no encuentren trabajo acabarán en la calle, pudiendo caer en las drogas y el alcohol. Llevo nueve años queriendo abrir el colegio por las tardes para actividades deportivas y me ha sido imposible. Los problemas de convivencia derivan en la creación de bandas juveniles que ya no son latinas, muy conflictivas y que ahora roban en zonas de más poder adquisitivo, como Las Rosas o Canillejas. El ocio está limitado por los precios, dedicarse a la música es caro, y el deporte es imposible al estar ocupadas las canchas por las bandas. Salir a partir de las diez de la noche por los parques del distrito es realmente peligroso.
(A.G.): Dicen que las cosas son gratis y no es cierto. Todo tiene un coste e incluso se castiga por ello. Es mejor ganar 15.000 que 20.000 euros, ya que tienes que hacer la declaración de la renta y eso te priva de solicitar algunas ayudas. A otras ayudas no pueden optar ciertos colectivos por sus ingresos a pesar de ser honrados y trabajadores. Por no hablar de las ocupaciones, que fomentan a no pagar por habitar una vivienda. Cuando voy por los parques hay grupos de jóvenes en los bancos bebiendo y fumando pero otros practican deporte como la calistenia.
(J.G.): El cambio en el distrito ha sido espectacular en treinta años, quién ha conocido la Avenida de Guadalajara sabe de lo que hablo. El campo municipal de San Blas antes era la “senda de los elefantes”. A la boca de metro de la calle Amposta llegaban los drogadictos con el ‘mono’ y se inyectaban en la valla del campo, de donde tuve que sacarles, jeringuilla en mano, muchas veces. Algo muy desagradable que hemos conseguido erradicar. Ahora tenemos un barrio agradable con un centro comercial, pisos y chalets, pero hay una gran diferencia a nivel social, existen viviendas antiguas valoradas en cien mil euros y enfrente otras en setecientos mil.
Iluminada Martín-Crespo:
“Existen grandes contrastes y diferencias dentro del propio distrito. Muchos comercios estan cerrando debido a la situación”
¿La crisis afecta a nuestro distrito de forma diferente a otros lugares?
(I.M.C.): Existen grandes contrastes y diferencias incluso en el propio distrito. Nuestra sede está en la calle Virgen de la Oliva en Simancas. Al comedor de la Orden de la Cruz de Malta acuden en busca de comida, hay peleas por llevarse algo a la boca. Tenemos muy cerca el centro de la Cruz Roja y es difícil ayudar a todos y te amenazan. Abrimos de siete de la mañana a diez y media de la noche y hemos sufrido acoso, intento de agresión sexual, gente dormida en los soportales y amenazado con un cuchillo. Así desde que abrimos en 2003. Las comunidades de propietarios han puesto cierres, y al menos te da una seguridad. La crisis está haciendo mucho daño, muchos comercios han cerrado y los que están abiertos han subido los precios para subsistir.
¿El delicado momento actual puede desencadenar en violencia?
(N.H.): He llegado a escuchar que en nuestro distrito no se pasaba hambre, cuando sólo en mi colegio había una cola con cientos de personas esperando para recibir un plato de comida. Las cosas ocurren y no es culpa de nadie, pero es absurdo esconderlo. Todos los días llamo a la policía para que desalojen a los heroinómanos que están en la valla. La heroína está volviendo al distrito, lo vemos en el callejón de la calle Alconera. Los datos policiales que nos ofrecen los veo poco fiables. Todos los días hay robos con violencia, a mi me han desvalijado la casa hace poco. Si el problema no se soluciona iremos a peor.
(J.G.): Sería tremendo volver a los años 90, cuando San Blas era un foco de droga. Estamos en un momento crítico, salgo a pasear con mi perro por el parque El Paraíso o la calle Amposta y veo lo mismo que veía entonces y se me cae el mundo a los pies.
(A.G.): No estoy de acuerdo en que se esconden las cosas. Los datos policiales están ahí. Mucha gente sufre algún robo y no denuncia al pensar que no soluciona nada. En España sale muy barato delinquir. Es igual que el tema de las ayudas, si uno trabaja y cobra 800€ y otro cobra una ayuda de 600 € por no hacer nada, pues opta por los 600 y un par de chapuzas. Hay que hacer planes de ayudas para que no se acostumbren a lo cómodo.
¿Cómo está afectando este mal momento al tejido industrial?
(I.M.C.): Nada favorable. Si las personas bajan su nivel adquisitivo, el comercio y la empresa lo notarán. No se ayuda realmente a la gente que lo necesita. Estamos aplanados sin hacer nada. Hay que hacer todo lo posible para que la gente pueda estudiar, trabajar, tener ambición, un sueldo digno, poder irse de vacaciones, etc.
(J.G.): El deporte puede ser un termómetro de este momento. En el club antes se hacían dos o tres pagos anuales para las cuotas y ahora nos piden pagar mensualmente. Eso sí, la gente es más responsable que hace algunos años y si no pueden pagar lo dicen. En 30 años la EDM San Blas no ha recibido ninguna ayuda del Ayuntamiento de Madrid, se financia con las cuotas, otras instituciones del distrito sí, algo que nunca he entendido. En el tema de comercio sí hay diferencias. En la zona de Simancas y Gran San Blas han cerrado muchos negocios, pero si vas por la calle Boltaña en Canillejas los establecimientos están a pleno rendimiento. Me da envidia sana.
¿La inmigración es un problema en estos momentos?
Jesús Gutiérrez:
“En treinta años, la EDM San Blas no ha recibido ninguna ayuda del Ayuntamiento de Madrid”
(N.H.): Puede ser un problema, pero no debería ser un conflicto. La mayoría que llega a nuestros barrios tienen muchas ganas de trabajar y buscar una vida mejor. Desde el colegio recibo peticiones de ayuda, mayoritariamente de Venezuela y Honduras, donde están huyendo del hambre y la guerra, gente muy agradecida de estar en España, deseosas de integrarse con los vecinos. Siempre se ha hablado de los pisos ‘patera’ y ahora mismo una familia de seis personas viven en una habitación. Uno de los principales problemas es que mientras no consiguen los papeles, no pueden trabajar y es un proceso largo. Son personas muy preparadas y les cuesta mucho tiempo, hasta tres años y bastante dinero, poder convalidar sus títulos para ejercer su profesión.
(A.G.): Hay que mejorar el código penal para que la inmigración no sea un problema y los que lleguen lo hagan de forma correcta. Todavía existe cierto racismo entre nuestra población, aunque la inmensa mayoría de los que llegan no son conflictivos y repudian esas conductas. Habría que actuar contra los que vengan a delinquir. Hace años los españoles inmigraban a Francia, Suiza o Alemania y tenían que cumplir unas normas y requisitos para poder estar allí si no querían ser expulsados. Aquí no hay y eso provoca robos, venta de drogas u ocupaciones de vivienda.
(J.G.): En el club tenemos a seis personas empleadas, todas ellas dadas de alta y son tres españolas, un mexicano, una boliviana y una ecuatoriana. Todas se llevan muy bien y son ejemplo de que las personas inmigrantes que quieren trabajar e integrarse en nuestra sociedad son siempre bienvenidas.
(I.M.C.): Mucha gente llega hasta nosotros por temas médicos, casi a diario, a veces incluso nos solicitan una ambulancia desde el aeropuerto para ir al hospital a su tratamiento de diálisis. En estos casos se está atendiendo al 100% de las personas que necesitan cuidados médicos. Otra cosa es ubicarlos luego, aunque les orientamos en todo lo que sea necesario. En Sudamérica la Seguridad Social no cubre los tratamientos de diálisis y o vienen a España o mueren. Hace 20 años nos llegó un llamamiento desde Perú, que tenía a mucha gente enferma, y gracias a la ayuda de todos pudimos enviar cuatro maquinas para realizar los tratamientos.