“Pretendemos ser un referente cultural del Distrito”
Ubicada en el barrio de Arcos, Libros de Arena se ha convertido tanto por su concepto multifuncional como por sus títulos en un referente cultural del distrito y de Madrid. Hablamos con José Ángel Fornas que es su director gerente.
Qué es Libros de Arena?
Es el deseo de trasladar a este barrio el mismo modelo de librería pequeña, dinámica, cultural e independiente que ya campa con éxito en otras zonas de la ciudad y de España. Me he mirado en el espejo de otras librerías de Madrid que están tanto en el interior de la M30 como en otros barrios de similares características (Vallecas, Vicálvaro), creando un espacio que pretende ser lugar y excusa para reunirse y conversar entre amigos sobre libros o cualquier otro tema.
O sea, que no es una librería al uso.
Efectivamente. No voy a decir que es un club social, porque podría sonar un poco pretencioso, pero sí es verdad que es un punto de encuentro de la gente que busca títulos, recomendaciones, cultura, sosiego. O participar en las diversas actividades que aquí se organizan, tales como el club de lectura, que ya va por la séptima temporada, y en el que habremos leído cerca de 100 libros. O disfrutar de las presentaciones, conciertos, conferencias, exposiciones… Cualquier propuesta con trasfondo cultural o social es gratamente bienvenida.
¿En qué consiste el club de lectura?
Es la joya de la corona. Arrancó casi con la librería, en 2016. Nos reunimos para charlar con la excusa del libro propuesto unas semanas antes para ese día pero que no necesariamente hay que traerlo leído y analizado. Sobre este germen, el taller ha ido creciendo hasta convertirse en un punto de encuentro en el que también participaban autores, editores o especialistas en la temática del título propuesto.
¿Puede citar ejemplos de librerías que hayan servido de espejo de lo que es Libros de Arena, tal vez Blanquerna?
Blanquerna es un ejemplo, al margen del componente que tiene de embajada cultural de Cataluña, pero también librerías como la extinta ‘Nakama’, ‘La buena vida’, ‘La Anónima’, ‘Grant’… Fuera de la M30 mis dos espejos son Muga, en Vallecas, y Jarcha, en Vicálvaro.
¿Qué tipo de público frecuenta esta librería?
Por lo general un público bastante inquieto y curioso que no tiene suficiente con las estanterías y pilas de novedades que copan las grandes superficies. Un público que bien por curiosidad, o por necesidad (regalo, por ejemplo, quiere salirse un poco de las propuestas más visibles, que no necesariamente leídas. Por lo tanto, hay que tener a Ken Follet, Pérez Reverte y María Dueñas, porque hay demanda, pero en la medida de lo posible siempre intento disponer de otros títulos provinientes de pequeñas editoriales (Contraescritura, Automática, Horror Vacui…) que tienen títulos y ediciones de tanta calidad como los que las grandes cadenas hacen visibles.
¿Es esencial la figura del librero?
Sí, en mi opinión es necesario un guía (a mí me gusta la palabra ‘sherpa’) que ayude a filtrar los 70.000 títulos que, más o menos, se publican anualmente en España. Es un oficio que ahora se está retomando a través de estas librerías pequeñas. Una librería sin librero no es que sea como un jardín sin flores, pero se convierte en un despacho o en un autoservicio de libros: llegas con el carrito, pagas y te vas a tu casa. Esta librería es otro concepto de negocio, más próximo al tendero de la esquina.
¿Lee la gente?
La lectura y la literatura gozan de una mala salud de hierro. Es cierto que un libro no es un producto tan demandado como las hamburguesas o las zapatillas deportivas. La gente que no lee, no lee; pero la gente que lee, lo hace y de qué manera. Suelen ser raros los clientes que únicamente se lleven uno o dos títulos al año. Hay un núcleo duro en la librería de gente ávida por preguntar, proponer y conseguir. En los jóvenes está empezando a surgir una nueva generación que empieza a pillarle el gustillo a la lectura con gran disparidad de gustos; en cambio, el público adulto suele tener un gusto más estable .
¿Se puede vivir del libro en San Blas-Canillejas?
Si se come poquito, sí. Pero no sólo en este Distrito sino en un porcentaje muy alto de las pequeñas librerías. El libro no es un producto que deje grandes beneficios, ni que te permita tener colas de gente en la puerta de la tienda deseosa de abalanzarse sobre la novedad como si se tratara del último grito en cacharrería electrónica. Por eso es necesario la reinvención y moverse por otras líneas de negocio, sobre todo en los años duros que han seguido al COVID. El año 2022 ha sido, con la guerra y las subidas de los precios, un año muy, muy complicado. Ahora mismo la lucha de Libros de Arena, y creo que del pequeño comercio en eneral, es retomar la senda interrumpida por el fatídico 2020.
Se trata de un negocio multifuncional que presta diversos servicios.
Efectivamente, también tenemos copistería y papelería básica, somos punto de recogida de paquetería… Se trata de otras actividades orientadas, sobre todo, a que el público conozca Libros de Arena. Ha habido muchos clientes que han venido a hacer una fotocopia o a buscar su paquete y han dicho: ‘Anda, si en este barrio tenemos una librería’.
¿Qué significa y para qué sirve el Día del Libro?
Principalmente para recordar a los lectores que el libro todavía existe y que goza de esa mala salud de hierro que comentaba antes. Y para recordar que aquí está la industria editorial, dispuesta a aportar valor. Para que se perciba nuestra relevancia. Y para que se vea que el libro vive. En todos sus formatos, en todas sus configuraciones, pero vive y sigue dando guerra.
¿Libros de Arena es el referente cultural del Distrito?
A eso aspiro. Pretende serlo. Si no el punto de referencia, por lo menos otro de ellos en San Blas-Canillejas.