Miguel Delibes, la ética de un escritor

Nuestra escritrora, Betatriz Martínez, nos aporta en este artículo una semblanza sobre unos de los mejores escritores y periodistas españoles: Miguel Delibes.

Los personajes de Delibes no son héroes, él tenía predilección por los viejos y los niños, por el lenguaje castellano y por el paisaje, que era como un personaje más de la novela.

Miguel Delibes .tifEste año se conmemora el centenario del nacimiento de Miguel Delibes. Este autor es uno de mis escritores favoritos, prácticamente he leído toda su obra y ha sido una importante influencia en mi aprendizaje de la escritura.

Cuando alguien me pregunta sobre mi libro preferido, yo soy incapaz de responder. Elegir entre todas las lecturas es imposible, incluso si solo me remitiese a Delibes, no sabría con qué obra quedarme. Quizá hay tres que me han marcado especialmente, o que he releído más veces: “El camino”, “Cinco horas con Mario” y “La hoja roja”. Aunque podría decir otras, pues nunca he dejado de disfrutar con este autor.

Sobre Delibes se ha escrito mucho, podéis encontrar infinidad de entrevistas, anécdotas y artículos periodísticos, y se han hecho películas, series y adaptaciones teatrales de sus obras. Ha sido profusamente conocido y respetado, a pesar de su timidez y de su nulo interés por pertenecer al mundo de la farándula. Leyendo sobre él, se puede deducir que era una persona capaz de despertar admiración sin quererlo ni necesitarlo.

Nació y murió en Valladolid (1920-2010), se consideraba castellano de pura cepa y en sus libros supo plasmar un mundo que desaparecía y fue ecologista cuando nadie sabía lo que era eso. Conocía el lenguaje del pueblo, los refranes, las costumbres, la flora, la fauna y el paisaje de Castilla, amó ese mundo y lo hizo suyo. En su vida privada, siempre reconoció el apoyo de su mujer, Ángeles, que fue el amor de su vida y la madre de sus siete hijos. Su muerte en 1974 le marcó profundamente y a ella le dedicó su novela “Mujer de rojo sobre fondo gris”, la única con un marcado tinte autobiográfico.

IMGDicen que Delibes tenía un carácter depresivo, que fue la Guerra Civil lo que le llenó de pesimismo y de cierto aire “existencialista”, pero también que tenía ese humor irónico y peculiar que aparece en sus novelas. Los personajes de Delibes no son héroes, él tenía predilección por los viejos y los niños, por el lenguaje castellano y por el paisaje, que era como un personaje más de la novela. Escribía con esa sencillez que es la maestría de un escritor. Sus novelas son fáciles de leer y complicadas de releer, es ahí cuando se aprecia, bajo el manto de lo llano, la técnica tan trabajada y depurada, un equilibrio difícil de lograr cuando se es un escritor tan prolífico como lo fue él.

Aparte de su labor literaria, Delibes fue periodista y director de “El Norte de Castilla”, el periódico de Valladolid, su ciudad natal. Tuvo que lidiar con la censura y eso le trajo muchos problemas. Decía que la literatura, al ser ficción, le permitía contar y denunciar lo que en la prensa no estaba permitido. Con su periódico alcanzó un gran prestigio y reconocimiento, y nunca quiso abandonar su puesto, a pesar de que le ofrecieron ser director de “El País” cuando este era uno de los periódicos más importantes de España. Pero esta no fue la renuncia más sonada en la vida de don Miguel.

En 1999 se hizo pública una carta de Delibes donde reconocía haber rechazado ganar el premio Planeta en más de una ocasión por motivos éticos, una osadía que no se conoce en ningún otro escritor, aparte de don Miguel. Cuentan que el por entonces dueño de la editorial Planeta, José Manuel Lara, le ofreció el premio diciendo que “esto es un negocio para todos, tú ganas dinero y nosotros ganamos prestigio”, pero, lejos de aceptar, Delibes se negó con esta demoledora frase: “Sí, sí hay alguien que pierde y es ese escritor novel que ha pasado tres años escribiendo y al que yo le estoy quitando el premio sin saberlo”. Don Miguel renunció así a un puñado de millones (de pesetas), que mal no le habrían ido, siendo padre de siete hijos. Se ve que no todo el mundo tiene un precio, para él la integridad era más importante que el dinero. Para rematar la anécdota, se sabe que Lara, dada la negativa de Delibes, le ofreció el premio a Cela (escritor Nobel, que no novel), pero esta es otra historia (“y debe ser contada en otra ocasión”).

Con este artículo rindo mi pequeño homenaje a la labor literaria y a la honradez de Miguel Delibes. Espero que disfrutéis leyendo, o releyendo, a uno de nuestros escritores con mayúsculas, aunque ocupara el sillón de la “e” minúscula en la Real Academia Española, que recibió numerosos premios a lo largo de su carrera, todos ellos merecidos (como debe ser).

Beatriz Martínez. Escritora

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