Cante y baile en el IV Festival Raíz Flamenca

Los artistas flamencos María Moreno, Guadiana y Lucía Espín, junto a la colaboración especial de Carmen Linares, fueron los invitados a la cuarta edición del Festival Raíz Flamenca, que una vez más se celebró en el Centro Cultural Antonio Machado.

El festival arrancó con María Moreno, que no en vano se ha convertido en los últimos años en uno de los principales referentes de su generación. Aún resuena en la memoria visual de los aficionados el impacto de su reciente trabajo estrenado en la bienal de Sevilla, festival que, de paso, acogió la presentación del libro ‘Yo bailo’, singular y necesaria autorreflexión artística que sintetiza perfectamente la dimensión expresiva y personal de la bailaora.

María Moreno
María Moreno

Este mismo nombre lleva el espectáculo presentado en este festival “Raíz flamenca”, acompañada por Óscar Lago a la guitarra, Miguel Lavi al cante y Roberto Jaén al cajón y las palmas.

María Moreno

Ofrecieron un bonito y ameno espectáculo, en el que su movimiento corporal no es más que el reflejo de su incuestionable libertad, marcada por el valor que dedica a la tradición flamenca desde unos códigos actualizados y contemporáneos.

Marìa Moreno
María Moreno

Alguna de sus reflexiones no hacen sino ensanchar su propuesta artística: “Cuando piso el escenario solo quiero disfrutar. Que mi baile lo maneje el sentimiento, y no el pensamiento. Bailando noto que pierdo los papeles. Es el único momento de la vida en el que no hay filtros, porque yo comencé buscando la inspiración en mis emociones internas, en mis secretos y en mis recuerdos. Hoy sigo igual. Es dulce para mí bailar la pena, porque está construida de recuerdos bonitos”.

Guadiana

La segunda jornada de Raíz Flamenca tuvo como protagonista a Guadiana. Es el nombre artístico de Antonio Suárez Salazar. Sobrino del mítico Porrina de Badajoz. Este veterano cantaor ha desarrollado desde muy joven su carrera artística en Madrid. Primero, en los tablaos más conocidos, y con posterioridad en recitales y giras internacionales, combinando su capacidad creativa y personal al cante con diferentes colaboraciones junto a primeras figuras del baile como Sara Baras o Antonio Canales.

Antonio Suárez Salazar, "Guadiana"
Antonio Suárez Salazar, «Guadiana»

“Nuevos ecos del pasado” es el nombre que lleva el trabajo presentado por el artista extremeño. Acompañado a la guitarra por Luis Miguel Manzano ofreció un recital atrajo la atención de los numerosos aficionados al flamenco que se dieron cita en el Centro Cultural Antonio Machado.

Guadiana es un cantaor con un amplísimo curriculum y extraordinariamente largo en repertorio y expresividad. Durante los últimos cincuenta años ha desplegado una intensa carrera en los estudios de grabación, radios, televisiones y escenarios de medio mundo. Su forma de adaptar los cantes y su afán innovador le han llevado en muchas ocasiones a traspasar las fronteras de lo flamenco, aportando formas y matices a los estilos de la vieja escuela.

Lucía Espín

La jornada de clausura llegó de la mano de Lucía Espín. Nacida en el seno de una familia dedicada a la cultura musical. Es la hija pequeña de la conocida cantaora de flamenco, Carmen Linares y el periodista especializado en flamenco, Miguel Espín.

Desde niña ha sentido el flamenco en sus venas, y en 2013 protagonizó un espectáculo dramático-musical sobre Federico García Lorca en el Teatro Marquina de Madrid. Ese mismo año, interviene en “Yerma” cantando las “Canciones de la Romería”, de Enrique Morente. Poco después, se traslada a Londres para integrarse en la “Spanish Theatre Company”. Tras regresar a España, combina sus directos con espectáculos propios y con la gira de “La Pasión de Yerma”.

En este festival nos presentó un amplio repaso por diferentes palos del flamenco. Inherente a las profundidades del alma andaluza, con la juventud de una partitura que trasciende los rigores del canon. Estuvo acompañada por Edu Espín y Miguel Clemente a la guitarra. Daniel Acebes en el bajo y el violonchelo y Juan Carmona en la percusión. Como colofón, Carmen Linares, madre de la protagonista y una de las voces más representativas del cante jondo, compartió escenario con su hija, lo que sin duda hizo que el público disfrutase y acabase ovacionando a las protagonistas.

 

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‘El Celoso’ de Cervantes triunfa en el CC Antonio Machado

La representación de ‘El Celoso’, obra de Miguel de Cervantes a cargo de la compañía Factoría de Teatro, arrancó una sonora y merecida ovación a la conclusión de su sobresaliente actuación

La innegable calidad de los tres intérpretes de la obra, Gonzala Martín Scherman, Teresa Espejo e Iván Ugalde, hizo que desde la puesta en escena todos los presentes no se perdieran ni un ápice de todo lo que ocurría sobre el escenario.

El Celoso cuenta la historia de Filippo de Carrizales que llega a Sevilla tras dilapidar el patrimonio familiar en sus correrías por España, Italia y Flandes. Filippo desciende de una familia de nobles extremeños y malgasta en Sevilla el poco dinero que le queda. Arruinado, toma la decisión de pasarse a las Indias, tal como hacían en la época quienes habían desviado el camino de sus vidas.

‘El Celoso’, obra de Miguel de Cervantes a cargo de la compañía Factoría de Teatro.Fotos: Sarti
‘El Celoso’, obra de Miguel de Cervantes a cargo de la compañía Factoría de Teatro.
Fotos: Sarti

Filippo embarcó destino a Cartagena cuando contaba 48 años, y que 20 años después sintió ganas de volver y desembarcó en Sanlúcar de Barrameda. Que se fue sin más equipaje que un jergón de paja y volvió rico con dinero más que suficiente para vivir tranquilo el resto de sus días.

Al llegar a España buscó a familiares y amigos, no encontró a nadie, ya que habían fallecido. Descartó volver a su tierra extremeña porque la riqueza acumulada en América podía ser causa de envidia y molestias con sus vecinos, así que decidió establecerse en Sevilla. Y allí, conforme se acercaba el momento de su muerte, pensó en la posibilidad de tener un hijo a quien dejar su fortuna. Una tarea que no iba a ser nada fácil.

Factoría Teatro Celosos. Fotos: Sarti

El principal problema que tenía Filippo era que no sabía relacionarse con las mujeres y era tremendamente celoso. Este era el principal motivo por el que no se había casado antes. Que alguien pudiese mirar a su esposa ya le ponía enfermo. El tiempo apremiaba, y el deseo de tener hijos le hacía ver el matrimonio de forma diferente. Y en uno de esos paseos, en los que deambulaba arriba y abajo, encontró a Leonora.

Aparece Leonora

Leonora estaba asomada a una ventana cuando Carrizales la vio. La muchacha, que tenía 13 o 14 años, le pareció perfecto a Carrizales, estaba en la edad perfecta para moldearla a su antojo. Pocos días después, se presentó en casa de la joven para pedir la mano de la niña a sus padres, que tras verificar quién era se la entregaron a cambio de 20.000 ducados.

'El Celoso' de Cervantes triunfa en el CC Antonio Machado.
‘El Celoso’ de Cervantes triunfa en el CC Antonio Machado.

Tras la boda, los celos poseyeron a Carrizales, que mandó confeccionar ropas y vestidos nuevos para su esposa, pero no quería que ningún hombre le tomase medidas. Finalmente, encontró una muchacha con un físico muy parecido a Leonora para que el sastre le tomase medidas.

Adquirió una casa con jardín y tapió las ventanas. Ordenó poner claraboyas en el techo para que entrase la luz, aunque no la calle, ni el jardín. En dicha casa había un cuidador (Luis) que no tenia acceso a la casa y que vivía entre el muro que protegía la vivienda y el que cercaba la propiedad. Este cuidador de raza negra y castrado era lo que buscaba Carrizales para tenerlo todo controlado. Además, también contrató a dos esclavas negras y cuatro criadas blancas para acompañar y custodiar a Leonora.

Factoría Teatro Celosos Fotos Sarti

Fueron pasando los meses y Filippo pensó tenerlo todo controlado. La casa solo tenía una llave y no había ningún hombre que entrara a la vivienda, salvo el eunuco y el tendero, aunque solo tenía contacto con el viejo celoso.

Factoria Teatro Celosos Fotos SartiUna casa así llamaba la atención y eso fue lo que le ocurrió a Loaysa, un mozo del barrio, que dio con la casa en uno de sus paseos.

Loaysa entabló amistad con Luis, el eunuco fingiendo ser un lisiado que se ganaba la vida tocando la guitarra. De esa forma, Loaysa llegó hasta la joven Leonora, que acabó rendida a los pies del joven conquistador. A pesar del miedo por lo que pudiese hacer Carrizales, todos ayudaron a conseguir una pócima para hacer dormir al anciano.

Finalmente, Loaysa logró entrar en la casa, gracias a la dueña de la casa (Marialonso) que acabó incitando a la temerosa Leonora a dormir junto a Loaysa. Carrizales despertó de su largo sueño y encontró a la pareja sumida en un placentero sueño. Quedó tan impresionado que no pudo ni gritar, ni enfadarse, ni matar a nadie. Volvió a sus aposentos con el tiempo justo para desmayarse.

Tras estos acontecimientos, Carrizales decidió cambiar su testamento, designando que Leonora fuera la heredera de su fortuna y que se casase con quien le había quitado a su mujer. Dobló la dote a su esposa para dejar bien posicionados a sus padres y concedió la libertad a Luis, a las esclavas y a las criadas.

Después de una semana, Carrizales fallece, y aunque la tristeza embargó a todos, quedaron consolados por la generosidad del testamento. Mientras tanto, Loaysa espero otra semana para ver si Leonora cumplía la voluntad de su difunto esposo, y cuál sería su sorpresa cuando la vio ingresar en un monasterio para ordenarse monja.

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