Las relaciones afectivas

En la última publicación abordábamos que las relaciones afectivas están cambiando: hay menos conformismo, más separaciones y aumenta la conciencia sobre los mitos del amor romántico, pero seguimos teniendo una asignatura pendiente: la comunicación. Hoy analizamos algunos aspectos de las relaciones actuales desde una perspectiva psicosocial, así como claves para una relación más sana.

Echando la vista atrás

Desde los años 70 existe una progresiva reducción de los matrimonios (religiosos o no) e incremento de los divorcios: actualmente, hay unas 60 separaciones por cada 100 bodas en nuestro país. Respecto a esto, un postulado social afirma que cada vez las generaciones “aguantan” menos. No es que hubiese menos conflictos, sino que se visibilizaban menos y especialmente se soportaban más cosas, lo cual no era necesariamente mejor. Esto podía estar explicado por ese momento social donde el matrimonio era sagrado, había menos alternativas y recursos legales, así como una percepción, especialmente por parte de las mujeres, de no poder cambiar su situación.
Ahora, los ciudadanos buscamos cada vez más nuestro bienestar personal. Cada vez se cambia más de domicilio, de trabajo o de pareja, porque las personas estamos menos dispuestas a conformarnos con el statu quo. Si identificamos que estamos mal, creemos que podríamos estar mejor y nos percibimos capaces de cambiar nuestras condiciones, probablemente lo haremos.

parejas

Mitos del amor romántico

Disney es, en parte, responsable de nuestra insatisfacción en pareja. Los mensajes que la compañía y la sociedad han lanzado sobre el amor a varias generaciones durante su infancia han calado antes de que las personas tuviésemos mecanismos para analizar, detectar o discrepar de aquello que no queremos en nuestras relaciones afectivas. Describían los atributos esperables de un hombre (valentía o tesón) y una mujer (belleza y delicadeza), la necesidad de un príncipe para despertar del sueño o escapar del castillo, así como ciertos mitos relacionados con el amor.
Estos han recibido el nombre de mitos del amor romántico y entre otros, se encuentran la “media naranja”: estamos destinados a tener un único amor que debemos encontrar y sin el que estamos vacíos, ya que nos completa; el “amor eterno”: aquel que dura para siempre y da igual lo que ocurra, porque debes querer siempre a tu pareja; o la frase “quien bien te quiere te hará llorar”: formas de demostrar el amor como los celos, el control, o la violencia. Dichos mitos han sentado expectativas que luego hemos intentado replicar en nuestras relaciones en mayor o menor medida, dando lugar, en ocasiones, a modelos de relación disfuncionales e incluso de riesgo. No son ciertos, nos llevan a búsquedas irreales y contaminan nuestras expectativas. Es por eso que, tomar conciencia de estos esquemas sociales y luchar contra ellos, puede traducirse en relaciones más sanas.

Terapia de pareja

Por último, y teniendo todo lo anterior en cuenta, cabe indicar que uno de los principales problemas por los que llegan las parejas a consulta son conflictos derivados de una mala comunicación. Esta puede estar detrás, entre otros factores, de una discusión, del dolor en la penetración o de los problemas de erección. Cuando una crisis lleva a dos personas a plantearse si deberían separarse, cabe preguntarse también cuáles son las metas de cada uno a nivel personal y en pareja, así como qué esperan del otro. Cabe ir a terapia para identificar qué es lo que falla y si ambas partes están dispuestas a trabajar en ello.

Preguntas para parejas

Recurrentemente incidimos en claves como mejorar la comunicación, establecer límites, respetar decisiones, asumir errores y seguir queriendo construir algo juntos. A veces el éxito de la terapia no está en que la pareja continúe, sino en que aprendan a formar lazos sanos, respetuosos y beneficiosos. Está bien querer ser mejor para otra persona, pero también lo está alejarnos de un lugar donde no nos hacen sentir bien. Porque es más importante tener una relación sana que una relación larga.

Añadido a esto, por el momento social en el que vivimos, tenemos que añadir la incertidumbre, la ansiedad y el bajo estado de ánimo que la situación por el covid-19 y las circunstancias derivadas están provocando e influyen en todos nuestros ámbitos vitales.
Se ha hablado en los últimos meses de que ahora vendrá la ola de la salud mental, pero no es cierto. Los problemas de salud mental empezaron a dispararse el 15 de marzo de 2020 con la incertidumbre y desde entonces no han dejado de aumentar. Lo que ocurre es que ahora se está prestando más atención a la salud mental y aumenta su visibilización, no su incidencia.

Daniel Pérez
Psicólogo General Sanitario