“Se habría duplicado la cifra de muertos entre el personal sanitario sin los covidmakers”

Un año después, aproximadamente, del inicio de la pandemia es necesario volver la vista atrás. Madrid, España, vivía una situación de caos en la que la falta de material para la protección de los sanitarios era uno de los problemas más acuciantes. En el distrito el trabajo del grupo de Alberto Arkones Pelaz, presidente de la plataforma vecinal Rejas de Todos, fue esencial.

Cómo empezó la obra?

Recuerdo que dos de mis tíos, Jesús y Chelo, estaban enfermos pero no sabíamos lo que tenían. Falleció mi tío y a mi tía la tuvieron que ingresar. Mi primo tuvo que convivir con el cuerpo un día en casa. Y se tardó en poderle incinerar… Ante un desastre como el que nos encontrábamos, yo procedo del movimiento vecinal (también es vicepresidente de los foros locales y coordinador de Plataforma Instituto en Rejas Ya), decidí que había que hacer algo. No nos podíamos quedar quietos. Había un grave problema de desabastecimiento de material epi en la Comunidad de Madrid y detecté que había un grupo de covidmakers. A través de la plataforma vecinal Rejas de Todos y de la plataforma Instituto Rejas Ya contactamos con ellos y nos pusimos a trabajar con las impresoras 3D. Creamos el grupo de covidmakers Rejas San Blas Canillejas.

Poco a poco empezó a sumarse gente con impresoras y comenzamos a fabricar las viseras que no tenían los sanitarios. Quiero agradecer la ayuda que nos prestaron las empresas informmatix.es y Go3DPrint.es, ambas de Barajas. Hubo gente que incluso hizo aportaciones económicas. No había material y vivíamos una situación de caos. Con los medios que teníamos, fuimos elaborando material y lo fuimos distribuyendo entre sanitarios, bomberos, policías… En este sentido quisiera destacar el trabajo de Antonio Fernández, mecánico de impresoras, pese a que su hermano estuvo 35 días en la UC. “Hay que tener en cuenta -precisa Nuria Doménech, miembro de la Plataforma Vecinal Rejas- que son unos aparatos muy delicados y que tenían que estar en marcha durante las 24 horas del día. No se podía parar”.

Alberto Arkones y Nuria Domenech
Alberto Arkones y Nuria Domenech

¿Cuánta gente formaba parte del grupo y cómo funcionaban?

Unos 30. Al principio tomé yo la iniciativa, pero luego el peso recayó en Nuria. Los makers hacían un cuadrante de las necesidades que había en los hospitales y el material se iba repartiendo. Había dos formas de trabajar: una a lo bruto, la local, llamando a los centros más cercanos y preguntando qué necesitaban, viseras, pantallas, el material que fuera…, y otra gracias a la información que nos suministraba el grupo de covidmakers de Madrid. También a nivel familiar gracias a contactos. Otra cosa muy importante, claro, era la distribución. Increíblemente, nadie nos imploró por el suministro del material. Nadie quería abusar pese a la necesidad.

Voluntarios contra el covid
Voluntarios contra el covid

¿Qué habría sucedido sin la aportación de los covidmakers?

Se habría duplicado la cifra de muertos entre el personal sanitario. Los héroes de todo esto son los sanitarios, sin ninguna duda. Se estaban jugando la vida sin nada, como cuando entraban en Fukushima a combatir el material radioactivo.

Voluntarios contra el covid

¿Por qué las administraciones no ha sido capaces de hacer lo que ha hecho la sociedad civil?

Fuimos los vecinos los que sacamos esto adelante. Los vecinos están sacando adelante los bancos de alimentos. Esto demuestra que hay que cuidar el movimiento vecinal. Hubo varios fallos. No estábamos preparados para una pandemia. Pero, evidentemente, a nivel estatal, autonómico o municipal se podría haber puesto en marcha una red urgente para fabricar y distribuir este material. Desconozco por qué no lo hicieron. “De hecho–apunta Nuria-, yo misma contacté con una empresa que fabricaba moldes y se puso a hacer las pantallas en quince días. Si desde las administraciones se hubieran dirigido a ellos se podría haber conseguido material. Por ejemplo, contacté con MM Conecta, y tal vez eso marcara un antes y un después en Madrid. Puso el dinero para fabricar 100.000 pantallas”.

Voluntarios contra el covid

¿Sigue el grupo?

El grupo sigue estando activo, pero espero que no sea necesario que tengamos que volver a hacer el cometido de antes. Soy informático y me dedico a la maquetación web. El trabajo se paró por completo. Todo lo hice desde mi casa, ayudado por el mayor de mis hijos. Nuria es administrativa, tiene dos hijos también, e hizo el trabajo desde su casa. Durante el día hablaba con la gente y por la noche a fabricar pantallas.

Voluntarios contra el covid

¿Al igual que se ha hecho con ciertos sectores, médicos, policías…, la sociedad debería reconocer el trabajo realizado por los covidmakers?

El reconocimiento debería ser a toda la sociedad civil. Cada uno desde su casa ha hecho lo que ha podido. Nosotros aportamos material, sí, pero a veces una simple llamada es suficiente para ayudar a una persona. “Incluso –apostilla Nuria-, para mí el confinamiento fue un regalo. Me hizo poder sentirme útil”.

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