La aceptación del cuerpo
La sociedad y la autoestima son dos de los factores que más influyen en la relación con nuestro cuerpo. “El cuerpo es nuestra mayor herramienta para hacer cosas: llevarnos a sitios, utilizar instrumentos, proporcionarnos placer y lo más importante, vivir”.
El cuerpo es la vaina que nos acompaña durante toda la vida. Nos podemos beneficiar mucho de tener una buena relación con él o vernos perjudicados si la relación es mala. La sociedad ha tendido históricamente a señalar y criticar los cuerpos no normativos, contribuyendo a la discriminación y fijación sobre el físico de los hombres, y especialmente de las mujeres.¿Pero cómo se determina la relación con nuestro cuerpo?
Cómo nos afectan los mensajes
La autoestima es uno de los factores psicológicos que más afectan a nuestro bienestar. Está compuesta por varios elementos, de los que me gustaría destacar tres: el autoconcepto, referido a las creencias y pensamientos que tenemos sobre nosotros mismos, sobre nuestro valor y nuestras capacidades; la autoimagen, que hace referencia a cómo nos vemos en el plano físico, mental y/o relacional y la autoaceptación, que se refiere a la medida en que nos sentimos en paz y plenos con lo que somos, abrazando tanto nuestras fortalezas como nuestros defectos.
La autoestima, con sus elementos, no se construye únicamente de dentro hacia afuera, sino que está ampliamente afectada por los mensajes que recibimos del exterior y que nos ayudan a definir quiénes somos y cómo nos vemos, y la sociedad tiene un papel importante aquí. Recibir palabras de cariño, críticas positivas o recomendaciones nos puede ayudar a progresar y a sentirnos mejor; pero las críticas, la discriminación y muchos otros mensajes, especialmente cuando no son solicitados, pueden afectar negativamente a cómo nos percibimos.
“La insatisfacción con el cuerpo es un fenómeno que ocurre a todas las edades”
La insatisfacción con el cuerpo es un fenómeno que ocurre a todas las edades. Desde cuando somos pequeños y destacamos por alguna cualidad física: más gordos, más altos, más o menos desarrolladas que el resto de compañeras; hasta cuando se nos cae el pelo, acumulamos grasa, aparecen arrugas o estrías o la piel se vuelve flácida. En todos estos momentos es posible percibirnos como diferentes a los demás e interpretar dicha diferencia como una cualidad negativa. En ocasiones son otras personas quiénes nos señalan las diferencias y otras veces somos nosotros mismos quienes nos comparamos buscando reafirmar qué cuerpo está mejor que otro. Este enfoque es peligroso porque nos lleva a realizar conductas para compensar las diferencias que encontremos y eso puede llevarnos a desarrollar obsesiones, excesiva preocupación por el aspecto físico, ansiedad, bajo estado de ánimo, adicciones o trastornos de la conducta alimenticia, entre otros.
Cambiando la relación con el cuerpo
Para combatir los riesgos derivados de la insatisfacción corporal ha surgido en los últimos años el movimiento social Body Positive, el cual busca la aceptación del cuerpo, independientemente de su aspecto. Esto ha tenido un muy buena acogida a nivel mediático, por la necesidad de visibilizar y normalizar la diversidad de cuerpos existentes. Al quitar el estigma sobre los cuerpos que se alejan de lo normativo, se reduce el malestar y la insatisfacción que pueden producir.
Finalmente, es importante entender cómo podemos contribuir al bienestar con su cuerpo de la gente que nos rodea. Primero la regla de los 3 segundos: no señalar algo que no nos guste del físico de otra persona, especialmente si no nos ha pedido nuestra opinión, que no pueda cambiar en 3 segundos (ejemplo: comida en los dientes, legañas, etc.), ya que probablemente tenga espejo en casa y sea consciente de que ha adelgazado/engordado, tiene ojeras, etc. Otro factor a tener en cuenta es la asociación social de la delgadez con el bienestar. Que una persona esté más delgada no significa necesariamente que esté más sana, por eso es importante no centrar los comentarios en los cambios de peso y sí son de agradecer observaciones como: “Noto que te preocupas más por tu bienestar o admiro cómo has cambiado tu alimentación y has incrementado el ejercicio”. Por último, para quitar el foco sobre el cuerpo y poder hacer sentir bien a alguien son muy potentes los comentarios relacionados con cómo te hace sentir la persona o qué ves en ella, más allá de su mera apariencia: “Me siento a gusto cuando estoy cerca de ti”; “me gusta cómo tratas a las personas” o “te veo muy sexy cuando confías en ti mismo/a”.
El cuerpo es nuestra mayor herramienta para hacer cosas: llevarnos a sitios, utilizar instrumentos, proporcionarnos placer y lo más importante, vivir. Todo cuerpo que cumpla su función es válido. Y en aquellos casos en los que –momentánea o indefinidamente–, el cuerpo no pueda cumplir dichas funciones, nos beneficia estar en paz con él o aceptarlo, aunque sea difícil, porque no tenemos otro ni forma de cambiarlo.
Daniel Pérez.
Psicólogo general sanitario