Volver a estar bien: ¿cómo elegir psicólogo?

El autor de esta artículo nos cuenta lo factores a tener en cuenta y las dificultades esperables ante el paso más importante para volver a estar bien en nuestra vida cotidiana.

PsicologíaDespedimos 2021 indicando algunas de las señales de la creciente demanda de servicios de salud mental: los efectos del aún persistente coronavirus y sus problemas asociados o la alta tasa de suicidios, entre otros. Por otra parte, la inestabilidad económica, la incertidumbre, una pérdida o un momento vital convulso también son factores que nos pueden llevar a vernos sobrepasados emocionalmente. Pero cuando tenemos la sensación de estar perdidos, de que necesitamos ayuda para ordenar nuestra cabeza, no sabemos por dónde empezar a buscarla. Esta publicación pretende dar algunas nociones sobre cómo afrontar la búsqueda de un profesional.

Dani sicologo

En primer lugar, y aunque pueda parecer obvio, es importante que la persona que nos atienda posea las titulaciones requeridas. Los profesionales, que en la mayoría de las ocasiones serán mujeres, deben ser graduados o licenciados en Psicología, así como contar con el máster en Psicología General Sanitaria, la especialización de Psicología Clínica o la habilitación clínica. Hay personas que utilizan otros términos como terapeuta, coach o guía, los cuales no garantizan que su formación sea como psicólogos y por tanto que puedan ayudarnos realmente en cuestiones relacionadas con la salud mental.

También es importante encontrar un profesional con quien te sientas a gusto y en confianza, y eso no siempre se consigue al primer intento. Los estudios de efectividad en terapia muestran cómo un buen vínculo terapéutico influye significativamente en la mejora de distintas problemáticas, por eso es importante acertar con el terapeuta. No tener buena conexión con un psicólogo no significa que no sirva la psicología; los psicólogos somos personas y, por tanto, los hay con quienes encajaremos y con quienes no. Para acertar con la elección, está ampliamente recomendado contactar con varios profesionales, llamar para resolver algunas dudas, conocer las tarifas, garantizar que la forma de trabajar encaje contigo o cuadrar en disponibilidad horaria y de formato (presencial, online, videollamada, etc.).

Además, resulta útil que la persona que te atienda sea clara y cercana. De poco sirve que sepa mucho si no sabe transmitírtelo, por lo que presta atención a cómo te habla, si te explica su enfoque y cómo trabaja, qué se espera de ti en terapia y la labor de cada uno durante el proceso. Por otro lado, dependiendo de la problemática que quieras tratar es más recomendable buscar especialistas para que te puedan ayudar mejor. Algunos ejemplos de estas situaciones serían las adicciones, trastornos de personalidad, problemas de conducta alimentaria o el trastorno mental grave.

Por último cabe indicar que el proceso terapéutico no es lineal y podemos atravesar dificultades. Al principio podemos sentir que la terapia no avanza y tener la tentación de dejarlo. Sentir que económicamente no compensa el esfuerzo. Incluso cuando empezamos a ver resultados positivos podemos estar tentados de abandonar la terapia pensando que ya podemos solucionar todo. En todos los casos, lo recomendable es seguir las indicaciones del profesional, tener en cuenta que estos episodios aparecerán y que lo acertado es continuar con el tratamiento hasta que una persona experta nos lo indique. Previsiblemente, a medida que se consigan avances se irán espaciando las sesiones y se necesitará menos supervisión por haber incorporado ya las herramientas. Pero la terapia no debe ser infinita; si tras un tiempo razonable no sientes que haya acercamientos a conseguir los objetivos marcados, tienes derecho a consultar a otra persona o cambiar de profesional.

Ir al psicólogo es un injusto lujo económico en nuestro país dada la situación de la sanidad pública. Si lo necesitas y dispones de los recursos te animo a que pidas ayuda, ya que siempre habrá un profesional dispuesto a ayudarte.

Daniel Pérez.

Psicólogo general sanitario