Las Tertulias de La Gradona abordan en esta ocasión la situación de la empresa en San Blas-Canillejas y su encuadre con la modernidad y las nuevas tecnologías. Raquel Figueruelo, BDM de Interxion, y Almudena Martín, coordinadora académica de Estudios de D’Arte Human and Business School, dos empresas ubicadas en el distrito, la analizan.
En qué situación está la economía y la empresa en San Blas-Canillejas?
Raquel Figueruelo (R. F.): En cuanto a lo que es la inversión de las empresas no es uno de los distritos que tenga que lamentar que no exista inversión. De hecho, en los últimos años sí que se ve que hay inversión en lo que respecta a la parte de las infraestructuras. La economía está cambiando, vamos de una economía productiva a una economía digital, y eso es precisamente en lo que se ve que se está invirtiendo en San Blas-Canillejas: en infraestructuras que dan soporte a esta economía digital.
Almudena Martín (A. M.): Yo estoy completamente de acuerdo por varias razones: una, por ser vecina del barrio, y otra porque estoy ubicada, por parte de empresa, en uno de los puntos neurálgicos de Madrid, que engloba a un montón de empresas. Y no solo empresas tan renombradas como El País, o incluso Mirto. Y sí es verdad que ha habido inversión. Una inversión cambiante, acentuada por este año de pandemia, que cada vez va más encaminada hacia el medio digital y al medio online. Creo que nos estamos adaptando.
¿Se está percibiendo, Almudena, el corte tecnológico en la zona?
M.: Sí. Aunque yo me dedico a otro sector. Yo comencé en el sector informático, hace más de 20 años, y sí he ido viendo ese cambio abismal por décadas. Y en esta ya hemos pasado a la virtual. Vamos casi a la velocidad del rayo.
Raquel Figueruelo:
“Más del 70% del tráfico de internet pasa en algún momento del día por este distrito”
¿Cómo percibe una mujer que es alta ejecutiva de una empresa, Raquel, la convivencia en el distrito entre una empresa de vuestro perfil y el comercio tradicional: la charcutería, la tienda de ultramarinos…?
F: Es complementario. Nosotros al final necesitamos comer, comprar un libro y acceder a un supermercado. Conviven ambas industrias. Nosotros llevamos instalados en San Blas-Canillejas desde el año 2.000. Toda la inversión que ha hecho mi empresa ha sido en este distrito. Empezamos invirtiendo 25 millones y ahora estamos invirtiendo 234. Eso puede dar a entender la evolución y el cambio que ha habido. Las pequeñas tiendas y comercios siguen haciendo su inversión. Pero yo destacaría de San Blas-Canillejas esa parte que no se ve, que está oculta a la gente. Y es que más del 70% del tráfico de internet pasa en algún momento del día por este distrito. Es algo que el propio habitante o el propio vecino no lo ve. Pero que sepa que San Blas-Canillejas es el nodo neurálgico de Madrid y de la península Ibérica. Todo dato que se transmite de Barcelona a Cádiz, de Cádiz a La Coruña o a Valencia en un momento determinado pasa por el subsuelo de San Blas-Canillejas o por el aire de esta zona, ya que este proceso se puede hacer en modo fibra óptica, por el subsuelo, o en modo 5G a través de los dispositivos móviles. Yo creo que es algo que hay que poner de manifiesto.
M.: Se habla del Silicon Valley de Tres Cantos. Y se habla de Tres Cantos como si fuera la zona más puntera con respecto a los que estamos hablando. Sin embargo, el tráfico más importante, el dato, pasa por aquí.
¿Se puede decir por tanto que San Blas-Canillejas es la capital de España tecnológica?
F., A. M.: Sí, el centro neurálgico sería este, pese a que el Silicon Valley se le llama a Tres Cantos.
F: Nosotros vinimos aquí porque necesitábamos la red de comunicaciones de Telefónica para que nuestros clientes se conectaran. Pero la razón casi más importante era la capacidad eléctrica que hay aquí. San Blas hace 30 años era un barrio industrial que ha ido moviendo su industria pesada hacia fuera al deslocalizarse, pero quedó esa potencia eléctrica. Eso es lo que los centros de datos utilizamos. Pero no solo Interxion. Es que nuestra competencia también está en San Blas-Canillejas. Este distrito ha hecho la conversión más rápida de la industria de producción a la digital.
Almudena Martín:
“Estamos hablando de los pocos polígonos industriales que están dentro del casco de Madrid”
Tal vez esto se deba al fenómeno de que empresa llama a empresa.
F: En el año 2012 hicimos un estudio para decidir dónde invertir y nos dimos cuenta de que el sitio ideal para seguir creciendo estaba aquí. De manera natural se ha hecho un ecosistema tecnológico aquí poco conocido. Tal vez sean más conocidos El País o las rotativas, pero hay mucha empresa tecnológica instalada que presenta sus servicios desde San Blas-Cannillejas. No es que haya sido que empresa llame a empresa, sino que de manera natural todo esto ha crecido.
M.:Una cuestión importante es que estamos hablando del único o de los pocos polígonos industriales que está dentro del casco de Madrid. Sí es verdad que hay polígonos, como por ejemplo del caso del que estábamos hablando anteriormente, en Tres Cantos, pero son todos exteriores. Pero única y exclusivamente formado dentro del caso urbano es este. Estamos muy bien ubicados. Por ejemplo, en mi sector, que da clases tanto a empresas como a particulares, la ubicación es muy importante para los alumnos. Están viniendo escuelas de formación a este polígono. Es decir, está cambiando el tipo de sector: antes había más industria y más artes gráficas; ahora es más tecnológico, marketing digital, nuevas formaciones…
Por lo tanto, pese a que con un celular nos podemos conectar a cualquier parte el factor local también cuenta en este nuevo mundo empresarial.
F.: Estar situado en Madrid te da opción al 20% del PIB. La economía digital se basa en servicios de masa. En llegar en un milisegundo a más y más gente. Y si estoy aquí tengo más posibilidades de llegar a través de un whatsapp a mayor número de dispositivos y a mayor número de población que si estoy en un pueblo recóndito. Y San Blas-Canillejas es lo que le da está condición a Madrid.
M.: Y hay que destacar la cercanía con Ifema, que es uno de los contactos con las ferias europeas y mundiales. También hay que resaltar la proximidad con la M-40.
¿Y vosotras, que estáis al frente de las nuevas tecnologías, que pensáis que hay que hacer para que el pequeño comercio se adapte a los nuevos tiempos?
M.: Lo tiene que hacer desde la formación. Hay una cultura que está adaptada con dificultad a los medios tecnológicos, y yo empezaría por la formación. Nosotros, lo que podemos dar es esa formación digital y también personal y humana, porque nos dedicamos precisamente al capital humano. Todavía hay un miedo inherente en el pequeño comercio, a las nuevas tecnologías. Hay generaciones en este barrio cercanas ya a la jubilación que tienen miedo a un ordenador o a manejar las pantallas. Nuestro compromiso es la formación humana. Ante esta dinámica cambiante, el pequeño comercio puede subsistir siempre que se una en colectivo. Por ejemplo, la zona de Boltaña podría ser un lugar muy potente si se unieran como un solo mercado, ofreciendo su propio producto, sí, pero con esa característica. Para que a la hora de abastecerse y ofrecer productos constituyeran un supermercado, tanto para la demanda como para la oferta. Pero hay que empezar por la cultura personal y humana. Hay que quitar el miedo a las tecnologías. Eso pasa por tener un aprendizaje. Es posible, no imposible, pero lleva su tiempo. Se debería invertir en la formación a la pequeña o mediana empresa para que pudieran dar un paso más allá. La empresa es un ser y funciona como tal. Tiene su cuerpo, su corazón y su alma.
Raquel Figueruelo:
“Madrid es el puerto digital de la península Ibérica”
¿Estamos saliendo realmente la crisis?
F.: Yo creo que sí que estamos saliendo. Madrid tiene una previsión de crecimiento superior a la de España y superior al de la media europea. Madrid sigue siendo el motor económico y tecnológico de España. Todos los cables submarinos que lleguen a la península donde realmente se interconectan es en Madrid. En verdad podemos decir que Madrid es el puerto digital de la península Ibérica. Madrid sí que tiene playa. Aquí se interconectan todos los cables interoceánicos. Estamos saliendo de esta crisis mejor.
M.: En nuestra empresa sí se está notando el crecimiento. Pero quizás el año de la pandemia ha sido como un año de despegue. En nuestro caso la formación era prácticamente presencial y hubo que adaptarse a la situación. Eso nos ha beneficiado para desarrollarnos internacionalmente. La formación online nos permite llegar a países como México y a otros latinoamericanos, ya que nuestra formación es en castellano. En nuestro sector se ha crecido. El que se va adaptando al cambio es el que queda. En nuestra formación no hay media de edad. Tenemos gente recién salida de la carrera, y gente que ha tenido un conflicto y ha convertido su dolor en un reto personal y está formándose. En lo que respecta al couching profesional lo que buscamos son empresas que buscan ese cambio y ese acompañamiento para lograr los objetivos que se marcan.
¿Es Madrid un paraíso fiscal?
F.: El paraíso fiscal para Madrid no es para la empresa. Pagamos los mismos impuestos. Es más, hasta pagamos más. Por ejemplo el ICIO, un impuesto que es local. Es un impuesto, así que a mí que no me hablen de paraíso fiscal.
¿Qué tipo de trabajadores van a absorber estas nuevas empresas?
A.M:. : Mi sector se está moviendo hacia el autónomo. No hay tanto contrato por cuenta ajena, sí autónomos dependientes que dedican alrededor del 80% de tu tiempo a esa empresa. Eso está cambiando.
F.: Yo pienso que la economía digital es una oportunidad. Vamos a ser capaces de prestar desde nuestra propia casa nuestros servicios. Encima, esto va a atraer talento. Además, vamos a poder prestar nuestro servicio sin tener que viajar. Es un cambio, meteremos un código y el código apretará el tornillo. En la Revolución Industrial se temía a que una serie de personas perdieran el trabajo, y no fue así Lo que pasó es que hicieron un trabajo diferente.
M.: También se producirá un ahorro en costes que se podrá reinvertir en la propia empresa. Cada vez vamos a una conciencia de colectivo. No se trata de preguntar qué me vas a aportar tú, sino de proponer lo que te puedo aportar yo para saber lo que me puedes aportar tú después.
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