La huerta urbana más sostenible de Canillejas

En la calle de Las Musas esquina con Fenelón, en la UVA de Canillejas, se encuentra situada una de las escasas huertas urbanas libres del distrito. Mantenida por la población local, en su mayoría jubilados y parados de uno de los barrios más desfavorecidos de la ciudad que han encontrado un lugar donde dar rienda suelta a sus inquietudes.

La huerta urbana más sostenible de Canillejas

Sobre un solar abandonado por el Ivima, hace dos años un grupo de vecinos decidió plantar las primeras lechugas y tomates. Anteriormente un grupo de arquitectos organizó un proyecto de huerto urbano junto con el CP Alameda que no llegó a cuajar, pero fue la primera piedra para desbrozar la zona e implantar el futuro huerto.

El Ivima, propietario de la parcela de 2.000 metros cuadrados decidió vallarla y acotarla, pero los vecinos se las ingeniaron para acceder y plantar. Con el tiempo la huerta ha ido creciendo libremente y cada hortelano tiene su pequeño terreno, como es el caso de José Luis Plaza, un parado del barrio que ha encontrado una ocupación que le satisface. “Sobre los bancales plantamos lechugas, ajos, habas, cebolletas, acelgas, guisantes, escarolas, apio, espinacas, aromáticas (salvia, tomillo, orégano, lavanda) y la mayoría de los hortelanos son personas mayores que están aburridas en sus domicilios”, comienza diciendo José Luis.

Sobre el horizonte se divisan las parcelaciones de los bancales fabricados con ladrillos y tablas, depósitos de agua, mangueras, sacos de tierra buena, basura, compost… “El tema del agua es complicado, lo traemos de las fuentes del parque cercano pero las están cerrando. La verdad es que no se necesita mucho agua, algo más en verano, pero los resultados son espectaculares”. José Luis y una docena de compañeros trabajan, mantienen la huerta y le gustaría recibir visitas. “Podrían venir niños de los colegios para aprender la técnica y conocer cómo crecen las verduras, que no salen directamente de los mostradores de las tiendas”, apunta.

Con la llegada de la primavera aparecen las primeras plantaciones. “Compramos las plantas directamente en el vivero, pero los mayores prefieren plantar de semillas. Mezclamos la tierra buena con la del terreno, muy arcillosa, pero tenemos que aportar las vitaminas necesarias porque carece de calcio; los abuelos me han enseñado mucho”, reconoce Plaza.

Caseta para herramientas

La huerta urbana más sostenible de CanillejasDoroteo Lancho (91) es otro de los hortelanos de la huerta sostenible de Canillejas, con experiencia y todavía con ganas de sembrar y recoger la producción. “Los hortelanos somos la mayoría personas mayores, con algunos problemas. Mira ese bancal está abandonado con hierbas porque un compañero se averió la mano y no puede desbrozar. A mi también me duele un tobillo, pero hacemos lo que podemos plantando lechugas, tomates, pimientos, pepinos, calabacines… Lo que sacamos es para consumo interno, para la familia, aunque mi mujer y mis hijos me dicen que lo deje ya, que no tengo edad”, dice Teo, que solicita al Ayuntamiento una caseta para guardar las herramientas.

“Si el Ayuntamiento quisiera podría construir una casita con tejado, que sería suficiente para proteger las herramientas y parcelar cachos de tierra para el entretenimiento de los jubilados, que están mejor aquí que sentados en un banco tomando el sol o jugando a las cartas”, explica Doroteo.