La Plataforma Quinta de Torre Arias solicita abrir por obras

El trabajo desinteresado de los asociados a la PQTA es, seguramente, la apuesta más decidida y novedosa del distrito con un claro objetivo: conseguir una finca agropecuaria para todos los vecinos en un entorno urbano y ecológicamente sostenible, un referente para todo el país. Se trata simplemente de copiar lo que se está haciendo en otras ciudades de Europa desde hace años y que en Madrid es tan difícil de asumir por los técnicos municipales.

La PQTA sigue aportando soluciones medioambientales a la Quinta de Torre Arias, cerrada al público, aunque según los responsables municipales de Medio Ambiente y Patrimonio podría abrir sus puertas el próximo otoño. Los asociados siguen dando la batalla ante la administración con reuniones periódicas aportando ideas y soluciones a una Quinta que debe ser conservada y apreciada por su alto valor ecológico y paisajístico.

En este sentido la PQTA ha presentado un proyecto profesional, bien estructurado, novedoso y abierto a todo el mundo donde se incluyen huertos, viñas, frutales productivos, invernaderos, protección de muros perimetrales, zonas comunes, caminos, puentes, edificios, eficiencias energéticas e hídricas y todo ello sin gastar apenas un euro ni cargar al erario público.

El nuevo Plan Especial del Ayuntamiento protege los viajes de agua, tan demandados por la PQTA y que no estaban incluidos en el anterior Plan del PP, pero solo dentro de la Quinta buscando el interés patrimonial, aunque no se plantea la recuperación hídrica que tuvo la finca y que data del siglo XVII. Las carreteras de circunvalación, obras de infraestructuras o el metro han cercado a Torre Arias hasta secarla hídricamente y dejarla sin recursos.

No habrá animales en la Quinta

El Plan Especial prohíbe según normativa la inclusión de animales tipo vacas, como propuso Carmena, y que disfrutaba la última condesa de Torre Arias; tampoco habrá perros, gatos, palomas o caballos. Protege, sin embargo, la galería de tiro y la casa de las patatas, pero se excluyen la lechería, matadero, perreras, palomar, gallineros, casa del pastor, etcétera.

Tampoco hay muchas esperanzas de que se pueda recuperar el viñedo que ya estuvo plantado en la Quinta durante siglos y que se ha denominado Viña Alcalá 551, un proyecto cultural que también se lleva a cabo en entornos urbanos como París y que tan buen rendimiento está ofreciendo.

No se sabe nada todavía de la actividades culturales propuestas, de las exposiciones programadas, de los eventos ni tampoco de la recuperación o rehabilitación del palacio, vaquerías o caballerizas, todo protegido pero sin fechas de inicio.

La PQTA también ha propuesto abrir la Quinta al público mientras se esté trabajando en las obras, con andamios protegidos en zonas de interés, como en la catedral de Vitoria, de interés turístico y cultural, pero tampoco se contempla por los técnicos municipales.

El actual huerto, promovido recientemente por algunos jardineros comprometidos se respetará, pero las visitas autogestionadas que se están realizando en la Quinta de modo voluntario se registrarán con nombres y apellidos, como en el periodo anterior, aunque no está claro si volverá la gestión indirecta.

Los asociados de la PQTA, entre los que se encuentran jardineros municipales, ecologistas, librepensadores, conservacionistas y en general personas con cultura suficiente para entender el enorme legado que hemos recibido todos los madrileños, saben que queda mucho por hacer y no piensan tirar la toalla ante la administración y los técnicos, que son los que realmente deciden en el Ayuntamiento de Madrid.

Sin embargo, queda espacio para el optimismo, la nueva corporación plantea estudios históricos, botánicos y arqueológicos para una Quinta que puede ser el referente medioambiental de toda España.