Manuel Vigo: “Espero que dentro de 100 ó 500 años alguna de mis fotos sirva para algo”

Manuel Vigo

Ya desde joven, Manuel Vigo desarrolló un enorme entusiasmo por todo lo que tiene que ver con la cultura y el arte. Nada sobre las artes pláticas le es ajeno. No en vano, se considera poeta, escritor, ha intervenido en muchas obras teatrales y ha logrado agudizar un conocimiento juicioso de la composición cromática gracias a su certero punto de vista fotográfico.

Este gallego afincado desde hace más de veinte años en Madrid exhibe desde el 14 de febrero hasta el 2 de marzo en la sala de exposiciones del Centro Cultural Antonio Machado Retratos 4S, un trabajo que define como “un proyecto fotográfico que posee una línea maestra: identificar personas no muy conocidas que, en la práctica y en el día a día son genios en sus trabajos pero que están aplastados por toda la burocracia y la organización, tanto de instituciones como de empresas. Toda la labor positiva que hacen se encuentra oculta. El objetivo primordial de Retratos 4S, es el de hacer aflorar esos genios por contraposición a lo que es más fácil. Es un proyecto que va contracorriente”.

Manuel Vigo en la sala de exposiciones del Centro Cultural Antonio Machado
Manuel Vigo en la sala de exposiciones del Centro Cultural Antonio Machado

El término 4S tiene su embrión en las archiconocidas cuatro estaciones porque, según Manuel Vigo, “para conocer a una persona, con una foto no se puede. Yo intento atrapar una buena imagen de las personas que elijo para retratar en distintas fases, ya sea del día, del año, de su vida personal, afectiva, etc. De ahí lo de cuatro estaciones, o sea, busco por así decirlo, igual que los cánones musicales de las Cuatro Estaciones y en los propios ciclos de la vida, retratar el ciclo de las personas.

A veces, con una sola foto puede bastar para conocer a una persona, de hecho en fotografía, la mayor parte de los fotógrafos buscan una foto buena. Yo lo que busco es establecer relaciones entre las fotografías, eso es lo que busco cuando retrato a una persona en cuatro entornos distintos por ejemplo…”

Su proyecto, “muy complejo”, según su definición, tiene que verse en físico “en papel porque para mí, las fotografías para que sean artísticas necesitan un soporte físico, no es lo mismo, ni tiene nada que ver, verlas en un soporte electrónico. Dentro de este formato, normalmente hay que hacer cartelas. Yo, preventivamente lo que hago es, como no sé si voy a lograr poder poner las cartelas o no, poner un título indicativo, de ahí los pies de fotos”.

Para Miguel Vigo, “una fotografía no es una biografía, es un instante. Lo que pasa es que es un instante que, en función de la persona retratada y de lo que has conseguido en esa fotografía puede trascender. Eso es lo que busco como fotógrafo, dejar un legado fotográfico. Por eso espero que dentro de 100 ó 500 años alguna de mis fotos, sirva para algo”.

Manuel Vigo

No ha podido sustraerse el mundo fotográfico de las grandes transformaciones que han asolado al mundo en estas últimas décadas. El cambio del sistema analógico al digital, la proliferación de las redes sociales, Internet ha supuesto para Vigo una banalización del retrato. “La fotografía en general se ha convertido en algo prescindible. Eso tiene mucho que ver con los códigos de representación. Se dice fotografía pero ¿qué significa eso? Detrás de esa palabra hay muchísimas cosas. Yo separo completamente la fotografía que hago, que es artística de una mera fotografía. Ya hay casos de juicios donde los jueces distinguen entre una foto de verdad y una mera fotografía. Ya aplican leyes distintas en función de un caso u otro. La influencia de la tecnología ha hecho que desaparezca el concepto de fotografía artística como concepto. Ahora una fotografía la puede realizar hasta un niño pequeño. En ese sentido la fotografía artística está sumida en un cierto mar de tinieblas y se ha perdido el norte”.

Distingue el creador de Retratos 4S entre el fotógrafo artesano y el fotógrafo artista. “Son muy distintos. La fotografía llega a los 200 años de antigüedad. El primero en captar una imagen latente fue el francés Niépce. Halló los métodos químicos y mecánicos para captar el patio de su granja de campo. Hizo la primera fotografía, muy mala técnicamente pero de un valor extraordinario que data de 1826. En estos 200 años ha habido una revolución tecnológica de la fotografía. Kodak, a finales del siglo XIX logró meter dentro de una caja pequeñita una Kodak Brownie, metieron el primer carrete de 120 y ellos empezaron vender la caja, no el carrete. Se forraron con eso. Comparabas la cajita, tú la devolvías. Ellos luego te daban las fotos con otra cajita. Ese sistema de comercialización hundió completamente a la tecnología anterior”.

Intercala en Retratos 4S, Manuel Vigo, la fotografía en blanco y negro con la de color. “No dicen lo mismo. Hay dos grandes mundos: el espectador, que es un aficionado al que le gusta el arte y luego están los propios fotógrafos. Tales mundos no tienen nada que ver. ¿Qué ve un espectador normal y que percibe un crítico? De cara a un espectador, una fotografía en color o una en blanco y negro no son distinguibles, puede ver lo mismo pero para el artista no.

Manuel Vigo en la sala de exposiciones del Centro Cultural Antonio Machado

El artista ve cosas distintas porque en clave artística el color y el blanco y negro no tienen nada que ver. Mucha gente cree que la fotografía es lo que se fotografía. Cuando ves un retrato, eso no es la persona, sino una representación, una fotografía. Toda fotografía genera una ilusión muy fuerte de realidad y tendemos a identificarnos con esa realidad. Si hago una foto y la presento en color, es más realista que una en blanco y negro. El blanco y negro aleja más la fotografía de la realidad”.

Una de las características que definen a Manuel Vigo Monterrey es su pasión por lo que hace. Se puede decir que vive al límite la fotografía, piensa mucho la foto antes de hacerla y se siente incapaz de despojarse del disfraz de fotógrafo un solo instante. “Mis fotos miran mucho tanto el pasado como el presente y el futuro”. Reconoce que “la fotografía es un arte que se puede aprender pero yo me quedé atrapado cuando era niño. Mi madre me regaló un modelo de Kodak, con carrete de 127, me lo puso en la mano y ni me explicó lo que hacía. Era un modelo que tenía cuatro modos de luz. Al mirar por aquel tosco visor me quedé atrapado. Ahí entendí lo que era la realidad, lo que yo veía a través de mis ojos, y lo que veía a través de la cámara. Desde ese momento fui fotógrafo”.

Señala a la comunicación como el elemento más importante de un retrato. “Para que un retrato sea bueno y trascienda, es que el retratado, la cámara y el fotógrafo se logren alinear en un instante mágico y eso no se enseña en ningún libro”.

Manuel Vigo