El Alfredo Kraus escenifica el viaje de Magallanes a través de la música
El instituto Alfredo Kraus puso en marcha durante el pasado curso un proyecto cultural para conmemorar el V centenario del viaje de Magallanes y Elcano. Los alumnos reprodujeron a través de la historia las vivencias de aquellos tripulantes. El profesorado espera volver a repetir la experiencia en esta nueva etapa académica.
En el curso 2019-20 se cumplían 500 años de la primera circunnavegación del planeta, la protagonizada por Magallanes y Elcano, explica a PD José Carlos Pina, profesor de música y de lenguaje-. Era una buena excusa para juntar a un grupo de alumnos, de distintas edades, para que contaran a través de la música las emociones que tuvieron los marinos de ese momento. La idea era que se sumergieran en sus mentes para que poco lo fueran contando”.
El profesor, Pina, en clase.El arranque era uno de los restos a superar, “ya que partes de una hoja en blanco, pero también de una documentación previa que fue facilitada a los alumnos. El caso es que los chicos se sumergieron en una aventura diferente y profundizaron en la utilización de un lenguaje artístico al que no están acostumbrados. Todo ello hecho, claro, a través de la música, que era el elemento que tenían que utilizar para hacer ver, por ejemplo, qué sintieron aquello hombres cuando cruzaron el estrecho de Magallanes. ¿Cómo lo hago? Pues ahí estaba una de las claves proyecto.
Para ello, tratándose además de alumnos en su mayoría no avezados (salvo el grupo de música del instituto, que colaboró) en conocimientos musicales, Pina dejó varios instrumentos en el suelo del aula para que ellos “fueran libres de elegir. Y la libertad absoluta veces da mucho vértigo. Decía Stravinsky que a veces no podía componer si no tenía algunas limitaciones puestas. La ausencia de límites hacía que la meta fuera más complicada, pero a la vez más interesante.
La presentación del proyecto también tuvo su aportación en el apartado de la originalidad: “Se lo fui contando poco a poco. Establecí, a través de una serie de cartas, un juego de adivinanzas, para que por sí solos fueran descubriendo poco a poco lo que íbamos a hacer. Luego los llevé a la Biblioteca Nacional, en donde había una exposición maravillosa sobre Magallanes para que se documentaran. Lo importante es que conocieran lo que había sido el viaje y decidieran en que aspectos querían centrarse. La reacción, en líneas generales, fue muy positiva”.
El pentagrama, eje de la iniciativa.La creación de pequeños grupos de trabajo forjó la aparición del primer objetivo, “la existencia de una primera idea musical. Algo sencillo que luego se pudiera desarrollar. Por ejemplo, plasmar musicalmente lo que se sintió al atravesar el estrecho. Claro, allí yo, como profesor, tenía que aportar mis conocimientos. Pero lo importante es que la idea que algunos crearon se puso luego al servicio de la totalidad, que poco a poco la fue matizando”.
Instrumentos básicos
Los instrumentos de láminas, xilófonos, metalófonos, fueron los más empleados, acompañados por guitarra, batería, Todo ello destinado a transmitir, “por ejemplo, la alegría de encontrar el Pacífico, que luego terminó en la angustia de llegar allí con los medios de la época para la navegación. Eso se reflejaba con una pieza etérea. En gran parte, llevarlos al inicio de la música, cuando se estaban construyendo las reglas”.
La llegada de la pandemia cambió las previsiones: “Se iba a realizar un concierto el 6 de mayo en el Antonio Machado con la colaboración de dos músicos profesionales. Tuvo que ser cancelado, pese al trabajo realizado. La salida que buscamos, aunque no era la mejor alternativa, fue utilizar el material y montar las piezas para ofrecerlo online”. De cara al nuevo curso se mantiene la esperanza de que se pueda realizar el concierto presencial, “aunque los cambios propios de la nueva etapa escolar plantean una dificultad: cambios de asignaturas optativas, de aulas, pero se podría repartir el material y hacerlos con otros grupos. Pero la posibilidad de que se haga existe”.
Pina, antes de ser profesor, era conocido como “El Ruidos por mi afición a la música. He cantado en coros como amateur y profesional y he dirigido grupos profesionales. Me recuerdo antes cantando que hablando. Mi otra gran pasión es la literatura”.