“La Blanca es el referente de Canillejas, de los creyentes y no creyentes”

José Crespo, un cura joven, con apenas diez años de consagración, es el párroco de la iglesia de la Virgen Blanca, un referente social, artístico y religioso de Canillejas y patrona oficiosa del lugar.

 

 

¿Por qué es considerada la Virgen Blanca como la patrona de Canillejas?

Canillejas se incorpora a Madrid en 1950. Antes era un pueblo, cuya patrona era Santa Lucía. Sin embargo esta iglesia lleva aquí desde tiempo inmemorial y la titular es Santa María la Blanca. En su tiempo, era el último lugar en el que paraban los viajeros que venían de Alcalá rumbo a Madrid. En la calle Boltaña había un arroyo que servía para que abrevaran las caballerías. Antaño, sobre el siglo XV, había una pequeña ermita en la que los peregrinos se paraban a rezar. Pero pese a que mucha gente en el propio Canillejas piensa que Santa María la Blanca es la patrona de aquí, en realidad es la titular de la parroquia principal. Se puede decir que es la patrona oficiosa y la que tiene el protagonismo en el barrio.

¿Cómo han transcurrido las fiestas este año?

Nos ha afectado mucho el Covid. El himno de la Blanca dice ‘niños y mayores ir todos a la plaza…’, y esto este año no se ha podido hacer. Hemos convocado en el iglesia con todo el aforo máximo permitido a todos los que han podido venir. Y hemos transmitido el acto por Youtube para que lo pudieran ver los que no han podido venir.

¿Es un referente para la zona?

Sin lugar a duda. Desde un punto de vista religioso tiene un gran calado entre la gente de la zona. Tienen mucho cariño a la Blanca y se sienten muy protegidos por ella. Junto con San Nicolás, es la única que cuenta en Madrid con un artesonado de estas características, estilo mudéjar del siglo XV, que fue llegado a ser contemplado por Santa Teresa de Jesús.  Es un referente religioso y artístico. Y en este aspecto no sólo para Madrid, sino también para España y fuera de España. Posiblemente sea la parroquia con advocación mariana más antigua de Madrid. Lamentablemente durante la guerra civil se perdieron muchas cosas. Se sacaron muchas imágenes y se quemaron en la plaza. Pero hasta los no creyentes tienen a la parroquia en estima. Por ejemplo, no se hacen pintadas. La Blanca es de los creyentes y no creyentes.

¿Qué labor social hacen?

Durante la crisis del coranavirus muchos venían aquí porque sabían que no les iba a faltar comida. Cáritas nos ayuda a cuidar de la gente, sobre todo del territorio,  pero hay personas que no están empadronadas y también hay que cuidarlas. Los que vamos recibiendo nos ayudan en otras facetas, por ejemplo, a cuidar de la iglesia. Se integra la caridad y la protección de la virgen. Es un lugar esencial en el apartado social en Canillejas. Tradicionalmente se suministraban alimentos no perecederos. Pero nos hemos dado cuenta de que hay personas que viven de alquiler en casas sin derecho a cocina, y que si lo hacen tienen que pagar un precio adicional. No somos todavía un comedor social, porque para eso hay que pedir muchos permisos, pero también nos ocupamos de esa faceta. Incluso los servicios sociales nos derivan gente cuando son ellos los que deberían atender esa necesidad. Pero nosotros estamos para ayudar. Nosotros, en la Blanca, lo hacemos persona a persona. No nos limitamos a apuntarlos en una lista. Sabemos quién es cada uno para orientarle mejor, y se sienten cuidados. Pretendemos cuidar de todos los que quieren ser cuidados.

¿En qué situación se encuentra la religión?

En este barrio la fe se ha llevado de una forma interior. Al convertirse en ciudad fue perdiendo su sensación de identidad y también tradiciones anteriores. Siempre han venido a la misa, pero en otras cuestiones de la vida han estado un poco más despegados. En esta época mucha gente ha hecho lo posible por acercarse. Al ser un lugar de culto las puertas podían estar abiertas. Ha sido impresionante. A nivel general, desde un punto de vista religioso, nosotros vivimos este momento con mucha esperanza. Muchas veces te atacan sin esperar una respuesta, aunque si alguien te pregunta, respondes. Lo que no hacemos es entrar al trapo. Es un momento que llevamos con mucha esperanza porque muchas veces, cuando vienen momentos difíciles, te das cuenta de que tú solo no puedes con todo y en ese momento te acercas a la iglesia. Y nosotros estamos aquí para recibirlos, sin reprochar nada, porque entendemos que es un camino que cada uno poco a poco tiene que hacer. Es cierto también que se ha hecho daño a mucha gente. Somos conscientes de que ha habido sacerdotes que han sido muy irresponsables y es algo que no es sencillo de reparar. Pero hemos visto gente que había sido tratada fatal y ha vuelto a la Iglesia porque recuerda lo que antes había vivido. Hay muchos que regresan desengañados de muchas cosas. He visto en Canillejas a más personas volver a la Iglesia que irse sin esperanza de volver.