Torre Arias siente la llamada de la tierra

El año 2016 termina con la apertura parcial de los jardines de la Quinta de Torre Arias gracias al trabajo, la lucha y reivindicación de los vecinos y ecologistas que han conseguido esta pequeña victoria, insuficiente a todas luces por las expectativas generadas con esta finca del siglo XVI que es la joya de la corona junto a las vecinas de Los Molinos y El Capricho, formando un corredor verde protegido que alberga tres palacetes históricos y públicos, de momento cerrados al público.

El protagonismo de la apertura de los jardines de Torre Arias corrió a cargo de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que desde su primera visita quedó prendada con la belleza de esta Quinta agropecuaria alejada del estilo de jardín versallesco al que estamos acostumbrados en Madrid y que en su día perteneció a la aristocrática Tatiana Pérez de Guzmán El Bueno. Rodeada de sus concejalas la primera edil madrileña ofreció un discurso optimista, participativo y de futuro, pero faltan muchas cosas importantes, como la aprobación de un Plan Director y otro Especial que tienen que redactar sus funcionarios municipales.

Plataforma Quinta de Torre Arias

Sin la presentación de estos dos planes, el Director afecta a la protección medioambiental, y el Especial a todo el entorno con las edificaciones incluidas, el Ayuntamiento tendrá difícil invertir el millonario presupuesto aprobado para iniciar las obras, como ya pasó en 2016. Hasta ahora se han protegido las zonas afectadas por posibles derrumbes, como la tapia perimetral, cubiertas del palacete, caballerizas, casa de los guardeses o las vallas de protección indispensables para la seguridad de los visitantes, pero poco más se puede hacer sin la puesta en marcha de los dos informes jurídicos que seguramente admitirán alegaciones.

Mientras tanto Torre Arias recibe a los visitantes todos los días de la semana excepto los lunes, el público entra a cuenta gotas, la afluencia es escasa quizá porque no se puede visitar el palacete ni los edificios anexos o por otras causas, como la ausencia de bancos que jalonen el recorrido dirigido y vallado, sin solución de continuidad o áreas recreativas para niños.

La sensación es que no ha cambiado nada desde la apertura, al revés, han restringido el paseo por la Quinta con ese vallado horroroso, inadecuado, no es circular y hay que darse la vuelta, la verdad es que apenas se ha hecho nada en estos dos últimos años”, apuntan los ecologistas y conservacionistas agrupados en la Plataforma Quinta de Torre Arias (PQTA) que no para de alumbrar ideas regeneracionistas.

El público demanda información

Aunque el Ayuntamiento ha instalado paneles informativos, restrictivos, el público pregunta y demanda información por ejemplo del calendario de obras o los famosos viajes del agua que la PQTA ha puesto en valor en varias charlas informativas. “Falta información para apreciar y valorar la Quinta en su conjunto con los viajes del agua, edificaciones, huertos, invernaderos y acercar la historia a los ciudadanos. Para eso nos ofrecemos o ¿es que no piensan contar con nosotros el Ayuntamiento para hacer las cosas bien?”, se preguntan los activistas de la Plataforma.

En cuanto a la falta de información tampoco se entiende por qué se han retirado los paneles informativos exhibidos el día de la apertura. Incógnitas sin resolver, decisiones sin sentido. La PQTA ha decidido proseguir con sus concentraciones el último domingo de cada mes con el objetivo de iniciar visitas guiadas, independientes de las concertadas por el ayuntamiento con una empresa privada, otra mirada para hablar de permacultura, agro ecología, hidrología, flora, actividades al aire libre

“Nuestro objetivo es abrir un buzón de sugerencias y un proceso de participación ciudadana, construimos propuestas, pero no obtenemos respuestas. Para el Plan Director dijeron que contarían con todos los sectores, pero la Junta Municipal de San Blas-Canillejas que lidera el proceso ya debería haber agrupado a todos los ciudadanos”, dicen los ecologistas de la PQTA.

La Permacultura como objetivo

Pero el futuro de la Quinta de Torre Arias o de Canillejas, última denominación por la que apuestan algunos activistas, pasa inexorablemente por el desarrollo de la Permacultura, es decir, un diseño agrícola, social, económico e incluso político basado en los valores tradicionales de un ecosistema natural, sin química y dejando libertad a todas las especies vegetales que se dan cita en las 21 hectáreas. “La lluvia fina va calando, buscamos algo más rural que El Capricho o Los Molinos y no estamos solicitando nada nuevo, la Permacultura lleva mucho tiempo funcionando en los países anglosajones y nadie se rasga las vestiduras”, subrayan desde la PQTA.

En este sentido los 11 jardineros municipales que trabajan en la Quinta han puesto en marcha los afamados huertos y lo tienen claro: buscan la biodiversidad en todas sus plantaciones y devolver a la Quinta su esplendor agropecuario. Acelgas rojas y verdes, habas, coles, berzas, myosotis, hierba damiana, antemis tintórea, hierba buena, digitalis, geranios, coles, salvia, ricino e incluso lino, se dan cita en las huertas de la cara sur junto a los destartalados invernaderos que están a punto de fenecer.

Con el nuevo año Torre Arias podría contar ya con los estudios botánicos, hidrológicos y arqueológicos indispensables para incluir en el Plan Director y el Plan Especial de conservación de Torre Arias. De momento se está rehabilitando la Casa de los Guardeses, aunque hay serias dudas sobre la conservación del voladizo de la cubierta construido o la balconada, elementos que aprovecharon con la propia madera sobrante de talas del terreno.

Todo en la Quinta de Tatiana tenía un aprovechamiento y el legado histórico debe ser conservado por los herederos que somos el pueblo madrileño. En 2017 la Quinta de la Carretera de Aragón puede salir de la encrucijada, pero hace falta más implicación y apostar por la Permacultura sintiendo la llamada de la tierra.