El centro está integrado por 550 alumnos de los que unos 100 son sordos. Para ofrecer una educación de calidad cada clase cuenta con dos profesores a tiempo completo, un profesor de infantil o primaria y una maestra de audición y lenguaje con competencia en lengua de signos.
Aquí la diferencia es lo normal. Con esta idea, el Colegio Público El Sol trabaja para dar a sus alumnos una educación centrada en los valores de respeto e igualdad con los que transmitir cómo la diferencia nos une. Su origen data de 1970 con el nacimiento del Instituto Nacional de Pedagogía de Sordos. En aquel momento, el recinto donde está ubicado en la actualidad (Avenida de Canillejas a Vicálvaro, 82) estaba integrado por un colegio de educación especial para personas con discapacidad auditiva de toda España y una residencia donde vivían los alumnos.
Con el paso de los años, el surgimiento de la Ley de Integración que promulga la incorporación de los estudiantes en centros ordinarios y el crecimiento de Las Rosas con las consiguientes demandas educativas, el centro se abrió al barrio adoptando distintos nombres. En el año 2001, el CEIP Ana María Matute y el Colegio de Educación Especial de Sordos se fusionaron administrativamente dando como resultado el CP El Sol.
En la actualidad, el centro está integrado por 550 alumnos de los que 100 son sordos. Su directora, Susana Rodríguez Sánchez, destaca que son “un centro de referencia de alumnos sordos” donde acuden desde distintas zonas de Madrid. Por esto, uno de sus principales objetivos es dar a los alumnos “una educación de calidad y la posibilidad de acceder al currículum de acuerdo a sus capacidades, y con la propuesta metodológica y los recursos que necesitan”.
Dos profesores por aula
En los nueve cursos que imparten, organizados entre infantil y primaria, las clases están formadas por entre 20 y 25 alumnos de los que unos 5 son sordos. Rodríguez destaca que cada alumno tiene unas necesidades: “hay niños que con un implante coclear y aparatos que acercan la explicación del profesor acceden a la información que se da en las clases de forma oral”. Estos alumnos tienen además una atención logopédica y un seguimiento durante toda su escolarización porque “aunque oyen bien y parece que son oyentes, en determinados momentos pierden información y no tienen acceso a todo el vocabulario”.
Por su parte, en el CP El Sol también se encuentran alumnos sordos profundos, a los que “ni el implante coclear ni el audífono les funciona, por lo que en su caso necesitan la lengua de signos para conocer el mundo que les rodea”. Para lograr el correcto aprendizaje de todos los alumnos, en cada clase las lecciones se imparten a través de dos profesores que trabajan con una coordinación muy estrecha: el correspondiente de infantil o primaria, y una maestra de audición y lenguaje con competencia en lengua de signos que actúa de mediadora dentro del aula. Su objetivo es que los niños sordos profundos accedan a toda la información, tanto el contenido educativo como todo aquello que dicen los compañeros.
Para lograrlo se utiliza una metodología muy visual y también se imparte logopedia y refuerzo educativo. Al terminar sexto de Primaria, la mayoría de los alumnos acceden al Instituto Gómez Moreno, ubicado también en el distrito donde siguen un proyecto similar y trabajan de forma coordinada.
Educación Básica Obligatoria
Además del modelo educativo clásico, se encuentra la Educación Básica Obligatoria, un sistema de escolarización donde cuentan con tres aulas divididas en pequeños, medianos y mayores que llegan hasta los 16 años. La directora explica que se trata de niños que “por circunstancias diversas, por tener otra discapacidad añadida o porque se han incorporado al sistema español de mayores al venir de otros países, no aprovecharían de forma adecuada su estancia en un aula ordinaria”.
En su caso, maestros en audición y lenguaje trabajan contenidos de infantil y primaria y les enseñan a leer y a escribir, haciendo especial hincapié en el lenguaje oral y de signos. Asimismo, con los mayores también trabajan contenidos relacionados con la actualidad, tal y como hicieron durante las últimas semanas en las que estuvieron estudiando los sistemas electorales y los partidos políticos para que puedan acceder a lo que ocurre en el mundo.
Con esta dinámica, la intención del colegio es que los oyentes también aprendan poco a poco el lenguaje de signos. Para ello, el centro cuenta con profesores especialistas en lengua de signos que además de enseñar en profundidad a los sordos, imparten talleres semanales en las clases para el conjunto de los alumnos. En esta línea también se ofrecen clases extraescolares para padres y alumnos oyentes que quieran profundizar sus conocimientos.
Ésta es una de las técnicas con las que fomentan la inclusión de manera que tanto sordos como oyentes convivan de forma natural. El respeto frente a las diferencias y organizar las distintas actividades teniendo en cuenta a todos los alumnos es otra de sus señas de identidad, ya que en este colegio estudian una gran diversidad de alumnos entre los que se encuentran niños con TEA, con altas capacidades, con discapacidad intelectual, trastorno del lenguaje o con trastorno de atención con hiperactividad.
Tal y como refleja el símbolo que adorna la entrada del colegio, este centro recibe su nombre por una piedra donde su parte central recuerda al sol y sus rayos simulan unas manos que saludan. En el CP El Sol las manos son necesarias para comunicarse e integrarse y, como dice uno de sus lemas, aquí los alumnos son realmente iguales y valiosamente diferentes.
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