En los últimos años prolifera en los barrios espacios abiertos donde se reúnen todo tipo de colectivos como estudiantes, vecinos y vecinas, amigos… en los que comparten diferentes experiencias ya sean educativas, sociales, o creando centros que gestionan asociaciones o particulares
Entre estos espacios se encuentra el huerto urbano, donde todas las personas interesadas se reúnen con el fin de beneficiar el interés común. La gestión del vecindario de un espacio público que beneficia y mejora a la comunidad. Los huertos ecológicos, además, promueven valores como el respeto al medio ambiente, generándose otros muchos debates como la soberanía alimentaria o la alimentación saludable libres de químicos y transgénicos, o la biodiversidad y comercio de proximidad.
En la calle Miguel Yuste, 70, semiesquina a la Avenida de Arcentales, encontramos uno de estos huertos. Al frente de él se encuentran sus coordinadores Aurelio Villanueva y Alba Rondón, que nos hablan de cómo arrancó este proyecto: “La idea surgió de nuestro colectivo “Plataforma de trabajadores en paro”, que lleva muchos años trabajando en el barrio con las personas más desfavorecidas, y surgió la posibilidad de tener un huerto aquí en el barrio. Solicitamos permiso al Ayuntamiento, y gracias a los foros locales que existían durante el mandato de Manuela Carmena, se puso en marcha el proyecto con una cantidad asignada de 200.000 euros. Llevamos cuatro años y medio trabajando. En principio, nos concedieron un período de dos años que se va prorrogando sucesivamente, siempre que esté todo en buenas condiciones”
La gran variedad de plantas y alimentos es uno de los aspectos más significativos de este lugar: “Tenemos plantas aromáticas y medicinales. Y alimentos de consumo como berenjenas, acelgas, espinacas, etc. En definitiva, todo tipo de verduras comestibles. Nos viene muy bien para cumplimentar nuestra bolsa de alimentos, que reunimos en nuestra despensa solidaria que repartimos todo ello a las familias más desfavorecidas”, comenta Alba.
Además de este huerto situado junto al Parque El Paraíso, existen otros espacios de este tipo en San Blas-Canillejas como el denominado “Raíz Cuadrada”, en la calle Alcalá o el situado en la calle Tampico, en el barrio de El Salvador. Como nos comenta Aurelio: “Existe buena armonía y colaboración entre todos los huertos urbanos, y no solo del Distrito, sino también con los del resto de la ciudad. Intercambiamos información e impresiones sobre la cosecha, e incluso semillas para plantar. Estamos incluidos en la Red Municipal de Huertos Urbanos y eso hace que la colaboración entre todos sea beneficiosa”.
Aurelio Villanueva comenta que la principal dificultad que tiene este espacio es la orografía “El problema de este huerto es que está cuesta arriba. A pesar de ello, hemos conseguido adecuarlo de la mejor forma posible para seguir con nuestro trabajo. Después, durante el tiempo de cosecha, tenemos que estar muy pendiente de los pájaros y las palomas, porqué vienen a comerse las semillas. Hemos buscado la manera de evitarlo y proteger la cosecha para que no se acerquen”.
Para todos los que, de una forma u otra, están vinculados a este espacio es una tremenda satisfacción poder seguir adelante con esta labor: “Yo estoy jubilado y he trabajado de carpintero. Nunca había trabajado la tierra de esta manera. Cuando empezamos, teníamos dudas de cómo iba a funcionar esta aventura, pero podemos decir que estamos muy satisfechos. Esta labor engancha, y día a día te va gustando más. En muchas ocasiones el día se hace muy corto, comienzas a hacer cosas y no te das cuenta de que el tiempo pasa. Entras en una vorágine de entusiasmo que te hacen muy feliz. No hace falta tener conocimientos de jardinería para poder venir hasta aquí ”, concluye Villanueva.
Todas aquellas personas que quieran ayudar pueden escribir al correo huertoparaiso1sbc@gmail.com, o acercarse en persona al propio huerto donde serán bien recibidos y les informarán de este bonito e interesante proyecto.
Página del Distrito en sus Tertulias de La Gradona, abordó en esta ocasión la ecología y el medio ambiente como foco del debate. Para analizar la situación del entorno natural en San Blas-Canillejas contamos con la amable participación de: Mario Guardeño, vicepresidente AMAE SBC (Asociación Medio Ambiente de San Blas-Canillejas); Andrea Martín, grupo de trabajo “Salvar las lagunas de Ambroz”; Alberto Remacha, trabajador del Área Social SEO BirdLife; Daniel Liébana, secretario plataforma Ciudadana Quinta Torre Arias, y Yago Martínez, miembro de Ecologistas en Acción
Cómo está la ecología en nuestro Distrito?
Mario Guardeño: Es un tema que no está mejorando. En la zona que vivo han clausurado varios alcorques con tal de no reponerlos. El plan del Ayuntamiento es quitar todos los alcorques. Estamos empezando a exigir a las asociaciones que defienden el medio ambiente que colaboren con los colegios y promuevan actividades en el Distrito.
Andrea Martín: Está empezando a verse una masa de ciudadanos que quiere conservar el entorno. En comparación con décadas pasadas, la población aboga por un mayor cuidado del medio ambiente. Todavía queda camino en la práctica, pero la teoría suele estar bastante interiorizada.
Alberto Remacha: El Distrito se enfrenta a la biodiversidad urbana al igual que el resto de distritos de la Comunidad. Todas las obras de remodelación en los tejados de los edificios de los barrios están quitando espacios para las aves protegidas. Es importante que la ciudadanía conozca este problema. Deberían crearse espacios de unificación cuando se producen estas reformas. No había que talar en época de reproducción de especies.
Daniel Liébana: Es muy positivo que haya una mayor concienciación del ciudadano hacia el medio ambiente. El plan de Infraestructura Verde y Biodiversidad que se impulsó en 2018 deja en evidencia al Distrito. Somos de los que menos m² de zona verde/habitante tiene, como en arbolado viario. Por tanto, es incomprensible la clausura de los alcorques.
YagoMartínez: Las políticas municipales están destinadas a acabar con la biodiversidad urbana. Los principales problemas son la pavimentación del suelo natural y la no reposición de los árboles que se retiran son los principales problemas. Esta situación en Madrid es muy negativa ahora mismo. La Administración debería poner más de su parte si queremos proteger los ecosistemas madrileños.
Mario Guardeño:
“Las personas que vivimos en el extrarradio tenemos unos índices de calidad de vida inferiores a los del centro”.
¿San Blas-Canillejas tiene suficientes jardines y espacios verdes?
Mario: Hay arboleda en el Distrito pero falta mantenimiento para cuidarlo. Tenemos muchos parques, pero su abandono es muy llamativo. Necesitamos más concienciación por parte del Ayuntamiento para las zonas verdes. Las políticas deberían mirar el cambio desde un punto de vista más sostenible.
Andrea: Para la cantidad de terreno fértil que tenemos, no. En el Distrito tenemos 9,25 m² de zona verde/habitante, mientras que la OMS recomienda 15. Por tanto, se entiende que no hay suficientes espacios verdes para el bienestar de la ciudadanía.
Alberto: La mayoría de las zonas verdes de Madrid están muy artificializadas. Hay que dar más espacio a la diversidad natural. Hay Ayuntamientos que han decidido dejar los alcorques para que nazcan plantas en ellos. Hay que concienciar a la población de que los espacios verdes no siempre tienen que verse verdes. Eso supone un gasto de agua innecesario. Tener jardines verdes en agosto va en contra de la naturaleza. La gente no lo entiende.
Daniel: El informe es claro, estamos por debajo de lo que recomienda la OMS. Estamos luchando para transformar el sector de la jardinería hacia modelos del norte de Europa que incluyen técnicas avanzadas. Modelos que están bien empleados y respetan la biodiversidad. Se tienen que percibir el cambio de estaciones. En la Quinta Torre Arias trabajamos mucho porque tenemos la visión de trabajador ecologista, pero también como ciudadano.
Yago: Es muy difícil que en una ciudad haya exceso de parques. En nuestro caso vivimos en extensiones de hormigón, rodeados de edificios y con un difícil acceso a la naturaleza. Los espacios naturales dentro de los núcleos urbanos se ven muy artificiales. Necesitamos más naturalidad.
Andrea Martín:
“En el Distrito tenemos 9,25 m² de zona verde/habitante, mientras que la OMS recomienda 15”
¿Existe conciencia por parte de la población de la necesidad de tener zonas verdes para una mejor calidad de vida?
Mario: Nunca existe suficiente concienciación por parte de las personas. Solamente tenemos que salir a la calle y ver cuánto tráfico hay. La gente sigue prefiriendo el vehículo privado porque no hay disponibilidad suficiente para el transporte público. Hace unos años teníamos aquí una estación de medición de la calidad del aire y la quitaron. Esto se hace más curioso todavía sabiendo que Coslada es el municipio más contaminante de Europa. Las personas que vivimos en el extrarradio tenemos unos índices de calidad de vida inferiores a los del centro.
Andrea: Las personas cada vez demandan más esas zonas verdes en la ciudad. Sin embargo, a la hora de tomar las decisiones políticas se ha priorizado la necesidad de urbanizar antes que la de generar espacios verdes de valor. Mientras el poder siga con esta mentalidad, el cambio tardará mucho en llegar. Cuando queramos llegar ya será tarde.
Alberto: La gente sí tiene claro que los espacios naturales son buenos para ellos. En Madrid Río la gente va a hacer deporte. Es agradable para ellos y siempre se llena. La gente sí valora la naturaleza, pero los intereses políticos van por otro lado. Seguro que el 95% de las personas prefieren que en Ambroz haya espacios verdes a que se edifiquen 20.000 viviendas.
Daniel: Directamente no hay conciencia. Parece que a muchas personas no les afecta vivir alejado de la naturaleza hasta que presentan el Trastorno por Déficit de Naturaleza. No estar en contacto con la naturaleza nos reduce años de vida y pueden aparecer cuadros de ansiedad. La ciudadanía está más concienciada con las zonas verdes que la clase política.
Yago: La gente está bastante concienciada por la necesidad de tener zonas verdes. Hay muchos estudios que afirman que vivir rodeado de espacios verdes aumenta la esperanza de vida. Los vecinos a los que les afecta la ampliación de la línea 11 de Metro se están manifestando mucho por la tala de esos árboles. Esto es esperanzador.
Daniel Liébana:
“La å se abre paso más fácil sin nosotros que con nosotros”
¿Qué actuaciones creen que pueden realizarse para mejorar nuestro entorno?
Mario: Mucho más presupuesto para el medio ambiente. Cuando vemos que los parques no están bien cuidados es porque no hay suficiente personal. Lo mismo pasó cuando los vecinos del Distrito se manifestaron por la suciedad de las calles.
Andrea: Lo que habría que mirar es qué espacios verdes necesitamos y qué espacios debería haber. Es muy importante respetar las laderas y no talar en primavera. Se tienen que respetar los procesos estacionales para que el flujo de la naturaleza fluya correctamente. La verdad es que el proceso actual de protección ecológica no tiene ningún criterio.
Alberto: Hace falta hacer más pedagogía. Los políticos van a cambiar si los votantes tienen cosas claras. Si nos sensibilizamos más sobre cómo queremos los espacios verdes, la gente empezaría a demandarlos. Tenemos que entrar en unas dinámicas más naturales, acompañadas por la sensibilización al ciudadano.
Daniel: Con poco dinero se puede hacer mucho más. El dinero no siempre es el problema. La naturaleza se abre paso más fácil sin nosotros que con nosotros. Hay que comprender los procesos naturales si queremos un cambio real. Ese dinero sería más útil si se destinase a recursos pedagógicos.
Yago: El principal problema es el tipo de urbanismo que estamos haciendo en Madrid. Es un urbanismo depredador que carece de sostenibilidad ecológica. En 20 años no habrá más terreno natural sobre el que construir. Se tendría que mirar por un plan real y práctico a efectos de sostenibilidad medio ambiental. Estamos acabando con la biodiversidad a pasos agigantados y el día de mañana no habrá vuelta atrás.
Alberto Remacha:
“Tener jardines verdes en agosto va en contra de la naturaleza”
¿Qué función realizan los huertos urbanos dentro de la vida diaria?
Mario: Los huertos urbanos cumplen una función de concienciación muy importante, porque permiten a las personas conectar de nuevo con la tierra. Comer un tomate recién cogido de la tierra, saber cuando se planta… hace mucho en la mentalidad de las personas. Al fin y al cabo es lo que hemos hecho durante toda la vida. Es un instinto animal que tenemos. Me alegra saber que las personas no hemos perdido esa costumbre.
Andrea: Los huertos generan un bienestar individual. Centrarse en las actividades más hortelanas hace que se vaya el estrés típico de las ciudades. Ayuda a la concentración, a la observación del entorno que nos rodea y a la paciencia. Tiene unos beneficios mucho mayores de los que se creen. Es una de las actividades más sanas y gratificantes para nosotros.
Alberto: Estos huertos urbanos consiguen una gran cantidad de biodiversidad que podemos enseñar a las futuras generaciones. Insectos que a día de hoy están alejados de los entornos masificados. Plantas que ya no nacen por falta de minerales. Lo importante no es que vengan, sino que se queden. Y para lograrlo la solución está en la pedagogía. La educación sigue siendo la base principal para un buen desarrollo comunitario.
Daniel: Hace décadas los huertos urbanos eran actividades marginales de abuelos que añoraban su infancia. Recuerdo que cuando era pequeño ocupábamos fincas de manera ilegal para llevar a cabo actividades agrícolas. Cada vez se ha ido haciendo con más frecuencia en las ciudades. Desde las administraciones públicas lo ven más como un instrumento de cohesión entre los barrios. Los alimentos que se obtienen de los huertos de colegios de Latinoamérica se incluyen en el menú escolar. Las tareas de concienciación del medio ambiente están más avanzadas que en Europa.
Yago: Quiero incidir en la necesidad de aplicar los alimentos que se consiguen a la vida cotidiana. Hay un proyecto llamado ‘Barrios Productores’ que permite a los agricultores vivir de lo que venden. Es una medida con mucho potencial en vista a mejorar la sostenibilidad de nuestras ciudades. Lo que más demandamos los consumidores es que los productos sean lo más naturales posibles.
Yago Martínez:
“Parece que los espacios naturales sólo tienen valor si pueden ser mercantilizados y rentabilizados”
¿Cuál es la situación actual de nuestras quintas Los Molinos y Torre Arias?
Daniel: Nosotros llevamos 9 años en la plataforma Torre Arias. Hace tiempo presentamos al Ayuntamiento un proyecto de eje medio ambiental que uniese las 3 quintas cercanas: Torre Arias, Los Molinos y El Capricho (en Barajas). Torre Arias es la que más potencial tiene y la que tiene un componente más agrario. Los Molinos es la única quinta que ha relanzado las actividades infantiles y juveniles. Aún así, hemos encontrado un muro sordo de las administraciones ante las propuestas dadas. Mientras se siga haciendo negocio nuestros esfuerzos no valdrán para nada.
Yago: Nosotros siempre hemos apoyado las iniciativas de Torre Arias. Son muy efectivas. Me indigna mucho ver lo que hace la administración con todos los espacios verdes de la Comunidad. Parece que los espacios naturales sólo tienen valor si pueden ser mercantilizados y rentabilizados. Este paradigma hay que cambiarlo. Hay que pelear contra el sistema en favor de la comunidad. Luchar por las quintas es el mejor escenario para concienciar sobre la crisis climática y ecológica que vivimos.
¿Cómo está el proyecto de Salvar Las Lagunas de Ambroz?
Alberto: La situación actual es crítica. Están amenazadas Las Lagunas y todo su entorno. Se está acabando con la calidad ambiental principalmente por los vertidos ilegales y la quema de cobre. Lo más inminente es la mina, que ya tiene una declaración de apertura aprobada. La biodiversidad de Las Lagunas está en peligro máximo. Esta explotación no solo afectaría al ecosistema local, sino también a la salud y bienestar de los vecinos. La Centralidad del Este estaría poniendo una soga al cuello a la fauna y flora de Las Lagunas. Lo que la naturaleza ha creado desde la finalización de los trabajos mineros en 2007, la política lo quieren echar por tierra.
Yago: La principal amenaza es claramente la mina. La declaración de impacto ambiental para hacer este proyecto está aprobada pero caduca ahora. Han pedido una prórroga y se la tiene que aceptar la Comunidad de Madrid. Por otra parte quisiera poner en la mesa el trabajo que han hecho los vecinos para dar a conocer este espacio natural. Gracias a estos esfuerzos las administraciones lo tienen en cuenta a la hora de conceder permisos a las empresas explotadoras. Es un éxito de la movilización ciudadana y del trabajo de las asociaciones.
Andrea: Me voy a centrar en el proyecto ‘Bosque Metropolitano’. Aunque esté pensado como alternativa a la explotación de Las Lagunas, solamente se conseguiría una cuarta parte de la biodiversidad actual. Analizando el proyecto he visto que ‘Bosque Metropolitano’ va a desaprovechar toda la información que hicieron en el informe de biodiversidad. Hay mucha información valiosa que no han tenido en cuenta. En los objetivos principales no han señalado la protección de la flora y la fauna. Mario: El Ayuntamiento dijo que el agua de Las Lagunas de Ambroz era de lluvia. Últimamente no ha llovido apenas y, sin embargo, las lagunas no han perdido capacidad. Me atrevería a decir incluso que ahora tienen más agua que antes. Me parece que se están buscando cortinas de humo con tal de acabar con estas lagunas.
Daniel: Lo que más sorprende de estas lagunas es su formación natural y el ecosistema que se había desarrollado. A raíz de que se conocieran popularmente las lagunas empezamos a llevar a expertos para su desarrollo. Aún así, hay que hacer una amplia labor de difusión porque conocer espacios como este nos hace valorar la naturaleza.
El barrio de Canillejas alberga entre sus calles un tesoro con varias joyas: una de ellas es una Quinta de dieciséis hectáreas, que debe su nombre a sus dueños, los condes de Torre Arias. En 1986, siendo alcalde Juan Barranco, el Ayuntamiento de Madrid firmó un convenio con los propietarios para que ésta pasase a ser propiedad del pueblo de Madrid, ya que se establecía que la finca sería destinada a parque público y servicios a la ciudad, a cambio de la recalificación como urbanizables de unos terrenos anexos de más de 170.000 m2.
Tras este acuerdo, los condes siguieron disfrutando del usufructo de la finca hasta su muerte, en octubre de 2012. Ocho meses después, el Ayuntamiento la recepcionó, en junio de 2013. Meses antes, el gobierno del PP anunciaba su intención de abrirla al público “en breve”, y buscar “una solución para el palacio que sea de interés tanto para la fundación como para el Ayuntamiento”, reconociendo necesaria una rehabilitación para su puesta en uso dado su deterioro.
Sin embargo, poco tiempo después, en 2014, el PP negoció con una entidad privada, la Universidad de Navarra, quien tenía prevista la apertura de una clínica hospital en las inmediaciones, la instalación de una de sus sedes en los edificios de la finca. El acuerdo se basaba en que el Ayuntamiento cedería el uso, a cambio de que la universidad rehabilitase las edificaciones, para lo que aprobó un Plan Especial que permitía esta actuación, autorizando también la demolición de algunos edificios y la construcción de un aparcamiento.
La fuerte oposición vecinal y de los grupos políticos, PSOE e IU, que exigíamos el uso público de las edificaciones, consiguió parar el proyecto, culminándose la victoria, años más tarde, cuando el Plan Especial fue anulado por los tribunales, gracias al recurso que presentó la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos.
En 2015, Ahora Madrid llegó al gobierno, gracias al apoyo del PSOE. El nuevo equipo municipal liderado por Manuela Carmena vino cargado de buenas intenciones. En noviembre de ese mismo año, inició la redacción de un nuevo Plan Especial que revertiese el planteado por el PP, que daba esta joya a la universidad privada y un año después, el 27 de noviembre de 2016, abrió las puertas de esta Quinta al público, uniéndose así a la vecina Quinta de Los Molinos y al Jardín de El Capricho, situado en el distrito de Barajas.
El proceso de elaboración del Plan Especial fue muy lento: dos años y medio. Cuando este nuevo Plan vio la luz, desde el Grupo Municipal Socialista valoramos muy positivamente que este nuevo instrumento urbanístico contemplase:
-Conservar el carácter de finca de recreo y explotación agropecuaria.
-Completar la protección de los elementos patrimoniales que no estaban protegidos.
-Establecer el uso dotacional de la Quinta priorizando la recuperación del uso agropecuario y el uso como parque urbano.
-Consolidar la gestión pública del ámbito, que asumía íntegramente el Ayuntamiento, “sin perjuicio de constituir estructuras mixtas con entidades vecinales y ciudadanas”.
Con este nuevo Plan Especial, el régimen urbanístico de la Quinta era suelo urbano consolidado, calificado como Zona Verde Singular categoría de Parque Urbano, otorgándole a los edificios principales la máxima catalogación, Nivel 1 Grado Singular, y para otros edificios secundarios y elementos vinculados al pasado histórico de la finca se aplicaba la protección arqueológica, sin descartar la reconstrucción de algunos de ellos (recogiendo así las alegaciones de los vecinos), asimilándolos a un Nivel 2 grado volumétrico de protección. Asimismo, las edificaciones existentes no podían dedicarse a uso deportivo, pero sí a uso cultural y educativo, para actividades de investigación y relacionadas con la Quinta.
Se protegían también los trazados históricos del jardín y los de las huertas. Y se admitía expresamente la implantación de huertos urbanos respetando el trazado original. Además, se indicaba que los productos obtenidos podrían venderse al público en la quinta o disponer de canales de comercialización específicos.
Así, el nuevo Plan Especial, tenía una interesante vocación de recuperación del uso tradicional de la finca y sobre todo de uso público del espacio, y una protección de los edificios e infraestructuras. Una tercera victoria de los vecinos y vecinas del distrito, así como de los grupos municipales, que lucharon con uñas y dientes para que esta finca no se convirtiera en una universidad privada y evitar que esta no se cayera a trozos, como consecuencia de la desidia del Ayuntamiento.
El Grupo Municipal Socialista votó a favor de este Plan Especial que se había hecho esperar bastante más de lo deseado, ya que éste compartía todas nuestras aspiraciones y contemplaba gran parte de las alegaciones que presentamos a dicho Plan.
Sin embargo, advertimos que se estaba desperdiciando la oportunidad de ir más allá y tramitar un Plan Director de Usos que concretase el proyecto que queríamos para la Quinta. No nos referíamos al Plan Director que llevaba años tramitándose desde el Área de Medio Ambiente, que también era necesario y que tan solo se refería a aspectos de jardinería y conservación de arbolado, sino a un Plan Director elaborado por el área de Desarrollo Urbano que abordase el régimen de usos y protección de toda la finca.
Eso no se hizo porque el gobierno de Ahora Madrid, una izquierda voluntariosa y voluntarista, carecía de una visión estratégica de ciudad, y vaticinamos que se iba a escapar, de nuevo, otro espacio que puede ser un instrumento de reequilibrio territorial fundamental en esta ciudad, ya que quedaba apenas un año de mandato, tiempo insuficiente para convertir Torre Arias en una realidad.
Con lo que habían tardado en redactar este Plan Especial podían haber tramitado, de forma simultánea o en paralelo, un plan director, un proyecto o como prefieran llamarlo, que sacase todo el potencial a la magnífica Quinta Torre Arias.
Así, el Plan Especial era un cascarón vacío. Por suerte, un cascarón protegido, eso sí…pero vacío.
Y en mayo de 2019 volvimos a votar. La llegada de la derecha al gobierno en junio de ese año nos ponía de nuevo en alerta a todos, por lo que desde el Grupo Socialista en el distrito y en el Ayuntamiento, llevamos todo tipo de iniciativas al Pleno de la Junta Municipal y de la capital, así como a la Comisión de Desarrollo Urbano.
Se hacían los despistados, se mostraban dubitativos, pero el objetivo estaba claro: repetir la operación del anterior gobierno del PP, capitaneado entonces por la alcaldesa Ana Botella. Ahora, por Almeida. Eso, daba igual. Ambos sabían y saben que lo que había que hacer era y es bien sencillo: esperar la aparición de la ansiada entidad privada que se lo quede a cambio, entendemos, de una contraprestación económica.
Así, lo llegó a afirmar, poco tiempo después de llegar al poder, la directora general de Arquitectura del área de Obras e Infraestructuras del Ayuntamiento de Madrid, Paloma Sobrini, en un conocido portal inmobiliario, en el que sin tapujos, anunciaba que el Ayuntamiento estaba a la caza de promotor para llegar a un acuerdo y poner en uso la Quinta Torre Arias, mediante una de sus famosas fórmulas de colaboración público-privadas.
Mercedes González:
“Además de su valor histórico, Torre Arias es una pieza clave de reequilibrio territorial”
Ganando tiempo a la espera, año y medio más tarde, en diciembre de 2020, el Ayuntamiento de Madrid constituyó una Mesa para el uso futuro de la Quinta de Torre Arias presidida el presidente del distrito, Martín Casariego, y de la que formaban parte el alcalde, José Luis Martínez Almeida; la vicealcaldesa, Begoña Villacís; el delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante; y la delegada de Obras y Equipamientos, Paloma García Romero.
Una mesa cuya función nunca estuvo nada clara, por lo que empezamos a preocuparnos seriamente por sus intenciones. No era la primera vez que el fantasma de la privatización planeaba sobre la Quinta.
Entonces tuvimos claro que el problema de fondo, el real, es que tienen una joya y no saben qué hacer con ella. Y sin visión estratégica, mucho nos temíamos que, de nuevo, este emplazamiento acabaría en manos de un privado, el que más fácil lo ponga o el que más contacto tenga, para llenar de contenido, un marrón con el que ni PP ni CS sabían qué hacer.
Además de su valor histórico, Torre Arias es un emplazamiento estratégico, una pieza clave de reequilibrio territorial donde poner en marcha proyectos de ciudad. Por ello, nos ofrecimos para colaborar en definir los usos que mejor encajasen con el Plan Especial, del que nos sentimos partícipes; les pedimos que contasen también con los colectivos vecinales, que son quienes mejor conocen la finca y su potencial. Y les advertimos de que no perdiesen de vista la visión integral del conjunto: la zona agropecuaria y los edificios sólo se entienden como lo que son, parte de un todo indivisible.
Y ya entonces, hace año y medio, en una de mis intervenciones vaticiné: ‘No se les ocurra esperar a que aparezca un privado con una idea brillante para los edificios principales, muy atractivos para su explotación económica, y que las zonas agrícolas se conviertan en el decorado que rodea a esos edificios. Pueden contar con los socialistas para definir los usos públicos que mejor encajen en la Quinta, pero nos tendrán siempre enfrente ante cualquier intención de privatizarla’.
Tras unas recientes declaraciones del concejal presidente del distrito de San Blas-Canillejas, Martín Casariego, del casi desaparecido partido de Ciudadanos, hemos sabido que, de nuevo, una universidad privada tenía interés en instalarse en el Palacio de la Quinta de Torre Arias.
En 2014, fue la Universidad Navarra. Ocho años después, la Universidad Católica de Murcia. Entonces, era solo el PP. Ahora es PP, con Ciudadanos, o Ciudadanos con el PP. Eso es indiferente. Lo importante es que la historia se repite. Una vez más, la amenaza de la privatización planea sobre la Quinta, porque cuando la derecha posa sus manos sobre Torre Arias, la pone en peligro.
Torre Arias no es un lugar cualquiera. Es una joya como hay pocas en Europa, porque se trata de una quinta agrícola insertada en el corazón de Madrid. Una rareza que merece ser puesta en valor por su historia y, sobre todo, porque es un emplazamiento estratégico en el que merece la pena poner en marcha proyectos emblemáticos de reequilibrio para el distrito de San Blas-Canillejas.
Como dijo con mucha sorna el periodista y escritor Eduardo Marquina, “el verdadero objeto de la gran ciudad es hacernos desear el campo”. Torre Arias es perfecto para cumplir ese deseo. No les quepa ninguna duda de que, con el PSOE en el gobierno de la capital, ese deseo será una realidad.
Pero mientras eso llega, no nos queda otra que volver a pelear por lo que el último alcalde socialista de Madrid, Juan Barranco, quiso que fuera de todos y de todas. No dejemos que la derecha esta vez se salga con la suya, y lo deje en manos unos pocos, de los mismos de siempre. Volvamos a la lucha y repitamos la victoria.
Mercedes González es secretaria general del PSOE de Ciudad de Madrid y delegada del gobierno
El edificio está ubicado en el barrio de Arcos. En la inauguración estuvieron presentes Pepe Aniorte, delegado del Área de Familias, Igualdad y Bienestar Social, y Martín Casariego, concejal de San-Blas Canillejas,
El delegado del Área de Familias, Igualdad y Bienestar Social, Pepe Aniorte, y el concejal de San Blas-Canillejas, Martín Casariego, visitaron el pasado 6 de noviembre las instalaciones del nuevo centro de inclusión del distrito, ubicado en el número 34 de la calle de Arcos de Jalón. Este nuevo equipamiento social, recientemente remodelado y que a partir de ahora se llamará Espacio de Inclusión, cuenta con un servicio profesional cuyo presupuesto plurianual asciende a 722.000 euros. La iniciativa, puesta en marcha por la junta municipal, tiene como objetivo ayudar a personas en situación de exclusión social o en riesgo que viven en el distrito. En este sentido, Aniorte apoyó la medida porque “supone una apuesta por el desarrollo integral” de los madrileños y la “cohesión” social del distrito. “Los espacios de inclusión social complementan la labor que se desarrolla en los centros de servicios sociales”, destacó.
Por su parte, Casariego subrayó que el distrito va a incrementar “en un 60 % la partida destinada a las personas que más lo necesitan” pasando de un presupuesto de 450.000 euros en 2019 y 2020 a este actual de 722.000 euros para 2021 y 2022”. En este sentido, el concejal informo de que cerca de 500 vecinos participan anualmente en los programas de inclusión sociocomunitaria que desarrolla un equipo interdisciplinar de atención, formado por profesionales de la psicología, la educación social y el trabajo social, en coordinación con los centros de servicios sociales del distrito.
Habilidades sociales
Este equipo, que pasará a tener ocho trabajadores, lleva a cabo acciones individuales, grupales y comunitarias destinadas a la adquisición de habilidades sociales, digitales, así como conocimientos y destrezas básicas de la vida diaria para que los participantes recuperen su autonomía. Entre otras actividades, realiza acompañamiento individualizado para el aprendizaje de habilidades básicas para el desenvolvimiento personal y social, apoyo psicosocial y talleres de búsqueda de empleo, alfabetización digital o asesoramiento a la gestión económica.
También lleva a cabo acciones de educación en calle, actividades para generar dinámicas de participación y convivencia dirigidas a un aprovechamiento óptimo del espacio público y los recursos del distrito, así como mediación ante conflictos vecinales o entre particulares. Como novedad, se van a realizar actividades que utilicen el deporte, la música o la jardinería como herramientas para la inclusión social y se promoverá la participación en grupos musicales y huertos urbanos.
La iniciativa de crear un huerto urbano nació gracias a una propuesta resultante de los Presupuestos Participativos. Actualmente cuenta con unos 30 voluntarios y está abierto a todos los vecinos que quieran colaborar.
Desde hace seis meses el distrito cuenta con un nuevo espacio abierto a la participación de todos los vecinos. Se trata del huerto urbano del Paraíso, un terreno en el que a través de la participación voluntaria tratan de ser un apoyo para las familias con necesidades del distrito.
El proyecto partió hace varios años a iniciativa de la Plataforma de Trabajadores y Trabajadoras en Paro de San Blas-Canillejas, un colectivo que trabaja la precariedad en el distrito, y salió adelante gracias a los Presupuestos Participativos. Tal y como estaban estipulados los plazos se debía de haber puesto en marcha en septiembre de 2018, sin embargo, la entrega no se produjo hasta el mes de junio de 2019. Por su parte, el huerto está gestionado por esta Plataforma de Parados y dispone de una cesión de dos años con posibilidad de ser prorrogada otros dos años más, de forma que la iniciativa se extendería hasta 2023.
Para su desarrollo, contaba con un presupuesto de 100.000 euros compartidos a partes iguales con algunos arreglos dirigidos al Parque El Paraíso. A lo largo de este tiempo, el dinero destinado al huerto urbano fue ampliado con otros 7.000 euros más y, por fin, el 16 de junio del pasado año comenzaron los trabajos para desarrollar este proyecto colaborativo.
Una de las características de este espacio frente a otros existentes es que “a diferencia de otros huertos urbanos que son colectivos y exclusivos para los vecinos que participan, éste no es sólo un huerto de ocio, también es un huerto de necesidad”, explican algunos de sus integrantes. De esta forma, su misión principal es que la producción que se obtenga se destine de forma preferente a las personas paradas y las familias más necesitadas del distrito.
La participación es abierta a todos los vecinos y, de forma general, para poder acceder a una parte de la cosecha se debe de colaborar. Así, la cooperación en el proyecto es uno de los únicos requisitos y está relacionada en la idea de la dignificación del trabajo a través de un planteamiento colaborativo, de forma que las personas que trabajan la tierra serán las mismas que autogestionen los alimentos y se lleven a sus casas el fruto de su esfuerzo.
En este momento, el proyecto cuenta con cerca de 30 voluntarios vecinos del distrito. Para participar no hay edades mínimas ni máximas y de hecho hay niños que vienen junto a sus padres. En esta línea, el espacio dispone de una red de institutos que tiene el objetivo de hacer partícipes a los centros educativos para que traigan a sus alumnos con el objetivo de que conozcan el proyecto y aprendan a organizarse en su pequeño huerto.
El terreno, que se encuentra en la esquina de la calle Miguel Yuste con la Avenida de Arcentales, cuenta con 1.336 metros cuadrados en pendiente. El dinero procedente de los Presupuestos Participativos se ha invertido en maquinaria pesada para preparar la tierra, la instalación de la valla, la toma de agua para el riego, la madera, los tablones y los árboles frutales que se han plantado entre los que pueden encontrarse perales, manzanos, melocotoneros, madroños, cerezos o limoneros. No obstante, para poner el proyecto en marcha y comenzar a trabajar la tierra, la Plataforma de Parados ha preparado actividades para financiarse. Por ejemplo, durante las últimas fiestas del distrito colocaron una caseta con libros y juguetes donados a cambio de la voluntad. Y, con el dinero recaudado compraron herramientas para trabajar como picos, palas y rastrillos; pintura, una motosierra y clavos para la construcción de una caseta.
La colaboración con otros huertos también es imprescindible para sacar el proyecto adelante. Las semillas y los plantones de los que disponen son donaciones de la red de huertos urbanos de Madrid; del mismo modo que la formación técnica para poder realizar las cosechas. La mayoría de las personas que participan en el huerto urbano del Paraíso no tenían conocimientos previos y poco a poco están aprendiendo.
En el invernadero que han montado tienen flores, plantas aromáticas y algunas comestibles como acelgas o puerros. También han instalado un hotel de insectos para atraerlos y que polinicen las plantas y están construyendo una pérgola destinada a ser un espacio de trabajo y formación donde se puedan organizar asambleas y cursos de agricultura. Además, a lo largo de estos meses han plantado la primera cosecha entre la que se encuentran grelos, berzas, espinacas, lechuga de roble, rabanitos, fresas o ajos. Tienen previsto que esta primera cosecha se recoja en el mes de febrero, momento en el que se podrán ver los primeros frutos de este proyecto colaborativo que cumplirá su principal objetivo: ayudar a las familias más necesitadas.
El primer fin de semana de octubre la III Feria Agroalimentaria volvió a acercar a los asistentes los productos más ecológicos y artesanos del mercado. La Quinta de Torre Arias celebró esta fiesta que ya se ha convertido en una tradición para los vecinos del distrito.
La Quinta de Torre Arias abrió sus puertas durante el domingo 6 de octubre y los jardines de este mítico complejo fueron los anfitriones de una fiesta en la que los stands fueron el gran atractivo de la jornada. Una mañana espléndida con un sol envidiable invitó a los vecinos a salir de paseo y en torno a las 11 horas, se encontraba ya todo preparado para abrir el telón a la tercera edición de esta celebración que trata de promocionar la alimentación saludable y sostenible.
Organizada por la Plataforma Ciudadana Quinta de Torre Arias, los primeros asistentes comenzaron a llegar y familias, amigos, padres, abuelos e hijos cruzaron la puerta de hierro de Torre Arias con la idea de pasar una gran mañana visitando todos los puestos de alimentos y artesanía, instalados en forma circular en una de las explanadas del recinto. El primero de los stands que los asistentes se encontraron al llegar estaba promovido por Las Trabajadoras en Paro de San Blas-Canillejas, encargadas de vender juguetes. Una gran pancarta con letras de color rojo presidía el puesto con el lema “Trabajo digno para todos ¡Ya!”.
A lo largo del día, La Plataforma Quinta de Torre Arias vendió una gran variedad de libros, chapas y camisetas en su stand. En éste también se podía observar un gran cartel reclamando una renta básica de manera inmediata y manifestándose en contra del paro y de la precariedad laboral. Como estos puestos, se instalaron otros tantos donde se vendían productos de cosmética y jabones naturales, jalea real ecológica, bolsos, colgantes, pendientes y mermeladas naturales.
Productos tradicionales y de proximidad
Los grandes productos de la tierra española tampoco pudieron faltar. Muchos asistentes se acercaron al puesto de vinos naturales de Raúl Calle Viticultura para realizar una cata de los diversos tipos que exhibía. Asimismo, las hortalizas de la huerta “La madre vieja”, procedentes de la Vega del Jarama en Ciempozuelos, completaron la diversidad de productos que se concentraron en el lugar desde las 11 hasta las 14:30 horas. Varias escritoras del distrito realizaron la presentación de sus respectivos libros y actividades infantiles como pintacaras no pudieron faltar para entretener a los más pequeños.
Tal y como explican en el recién inaugurado blog “La Quinta de Torre Arias”, también se contó con la participación de varios puestos informativos. La Asociación Plataforma Madrid Agroecológico y la Mesa de Medio Ambiente de los Foros Locales de San Blas-Canillejas dieron a conocer sus propuestas medioambientales y agroecológicas y orientaron a los vecinos que estaban interesados en participar en alguno de los huertos urbanos comunitarios, grupos de consumo o proyectos de jardinería comunitaria que están en marcha en el distrito.
Así, este tipo de eventos tienen el objetivo de “participar de una red de espacios públicos dedicados a la promoción de la Agroecología, de manera que sirva de referencia para los consumidores de todos los distritos para que tengan la oportunidad de conocer, a través de un modelo sostenible de alimentación, las distintas iniciativas y proyectos para el fomento de la Agroecología y el consumo responsable que están en marcha en Madrid y su bioregión”, destacan desde este blog.
La Fiesta de la Cosecha consiguió aumentar el número de visitantes y de expositores respecto a las ediciones anteriores y se convirtió, por tercera vez consecutiva, en una gran jornada dedicada a los productos ecológicos, la artesanía, la naturaleza y el entretenimiento.
Las Inversiones Financieramente Sostenibles (IFS) han supuesto en 2018 una inversión de 14,5 millones de euros. La mayor inversión ejecutada ha sido la del área de Desarrollo Urbano Sostenible con siete millones. La Junta de Distrito por su parte se gastó 5,5 millones, un 19% del total, incidiendo en la adecuación de los colegios públicos del distrito, instalaciones deportivas y edificios municipales.
Las inversiones en Equidad, Derechos Sociales y Empleo se ha llevado solo 116.000 euros que han ido a parar principalmente a equipamientos como el mobiliario del Espacio Abierto Quinta de Los Molinos, la reforma del Vivero de Empresas de San Blas-Canillejas de la calle Alcalá y el equipamiento de las Escuelas Infantiles.
El área de Economía y Hacienda con 14 millones se llevó el 50% del presupuesto de 2018. La reforma de las piscinas de verano, la cubierta, pabellón circular, vestuarios y cafetería, fueron las principales actuaciones en el polideportivo municipal. La rehabilitación de los edificios de la quinta de Torre Arias; las reformas en el Centro Cultural José Luis López Vázquez y el Centro de Día de La Esfinge también se llevaron partidas importantes. Por último, los proyectos del polideportivo de Las Rosas y el futuro Centro de Servicios Sociales completaron las inversiones.
En el apartado de Seguridad y Emergencias las inversiones han ido a parar a la reforma estructural del parque de bomberos, la instalación líneas de vida en Base 19 del Samur y el acondicionamiento de vestuarios de la Unidad Integral de Policía Municipal. En Madrid Salud la inversión incidió en el equipamiento, sistema de alarma y accesibilidad del CAD de San Blas.
En Desarrollo Sostenible la pavimentación de aceras y calzadas ha sido prioritario, también la adquisición de suelo. Los viales y accesibilidad de la Avenida de Arcentales, el carril bici en la A-2 y Fin de Semana han sido también objeto de inversión. Así como el acondicionamiento de zonas verdes en el entorno del estadio Wanda Metropolitano.
En cuanto a Medio Ambiente y Movilidad la quinta de Torre Arias con su remodelación, equipamiento y maquinaria se ha llevado un pellizco muy importante; así como el acondicionamiento de huertos urbanos, fuentes de agua y árboles en el Wanda Metropolitano, además de la mejora en infraestructuras en todo el distrito. Por último, el proyecto del futuro parking disuasorio en Canillejas también ha sido objeto del área de Movilidad.
En Cultura y Deportes destacan los equipos de señalización y comunicación de bibliotecas públicas, así como la adecuación y restauración del palacio Quinta de Los Molinos para centro de actividades culturales y Espacio Abierto para jóvenes.
Faltan medios y personal para acometer más obras
Por otra parte, la Junta de Distrito a través de las Inversiones Financieramente Sostenibles (IFS) se ha gastado 5,5 millones de euros invirtiendo en 22 centros educativos públicos, ocho instalaciones deportivas y nueve edificios municipales. En cuanto al grado de ejecución la propia Junta Municipal reconoce que “se desistieron obras por falta de medios y de personal en los distritos”. Aseguran que, al tratarse de Inversiones Financieramente Sostenibles, podrán ejecutarse durante 2019 a cargo de las inversiones de 2018.
Las inversiones de la Junta del Distrito han ido a parar a todos los colegios públicos y escuelas infantiles con una inversión de 2.836.000 euros en obras de mejora y conservación de patios. En las instalaciones deportivas destacaron la remodelación del Polideportivo de San Blas, la renovación del césped del campo de fútbol Pepu Hernández, la instalación de césped para campo de F7 en la calle Iquitos y cerramiento básico de la calle de La Esfinge. El alumbrado en las pistas de Arcos de Jalón, pavimentación del ambulatorio y renovación del campo de hierba artificial del campo 2 de la Avenida de Guadalajara, también fueron acometidas con las IFS.
Los proyectos tramitados para obras en edificios han incidido en el Centro Juvenil Miguel de Cervantes, el Centro Cultural Antonio Machado y el Espacio Polivalente Eurípides, que será el futuro espacio de Igualdad de San Blas-Canillejas. La impermeabilización de las cubiertas del auditorio del parque de El Paraíso y la accesibilidad a la Junta de Distrito también han sido objetivo prioritario. El Centro de Mayores de La Esfinge y el Pablo Casals, el centro cultural Buero Vallejo y el Montamarta, completan las actuaciones.
Patrimonio invierte cinco millones en la Quinta de Torre Arias
El Palacio con 3.400.000 euros, las caballerizas con 975.000, el matadero con 451.000 euros, el entorno con 86.000, la conservación de edificios con 75.000, la maquinaria de jardinería con 21.000 euros y el equipamiento con 1.121 euros han sido las actuaciones más relevantes en la histórica quinta de la calle Alcalá.
De momento es un esbozo, un objetivo a medio o largo plazo pero la Plataforma Ciudadana Quinta de Canillejas o Torre Arias (PQTA) lo tiene claro: una granja escuela urbana sería un proyecto realista y complementario con otros usos para el futuro de la histórica finca de la calle de Alcalá. Además cuentan con el apoyo ciudadano y el asesoramiento de la Federación Europea de Granjas Urbanas.
Los eco patrimonialistas de la PQA no paran de generar proyectos, ideas y soluciones para recuperar la Quinta de Canillejas o Torre Arias, un patrimonio verde y arquitectónico sin parangón en la ciudad y posiblemente en todo el país. Tras proponer la restauración y aprobación en el Pleno Municipal del viñedo histórico, huertas e invernaderos y del eje verde hídrico de las tres quintas (Los Molinos, Torre Arias y El Capricho), ahora le toca el turno a la granja, recuperando el esplendor que tuvo en el pasado durante siglos con la inclusión de animales domésticos que daban sentido y equilibrio medioambiental a la quinta.
Según los mentores de la propuesta, “el proyecto es gradual, sólido, sin prisas y no tiene por qué conllevar un gran coste económico. Se trata de delimitar dos hectáreas de las 18 de la finca para este uso educativo que debe contar con estudio previo donde se incorporen, por ejemplo, grupos de discapacitados para trabajar con los caballos, estiércol, abonos o compostaje, con prácticas de sanidad animal”.
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Granja del parque de Bruselas
La última encuesta online elaborada por la PQT sobre la creación de una granja escuela ha sido muy positiva con la participación de casi 300 personas que han mostrado su interés en generar un espacio de economía social aportando un sinfín de propuestas.
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“La granja y el huerto no deben ser dos proyectos separados, la idea es que estén integrados”, argumenta Paco Laguna, presidente de la PQT, y pone como ejemplo la ciudad de Bruselas “donde existen este tipo de instalaciones con cinco hectáreas reservadas que albergan animales, huertos y colmenas al lado mismo del palacio real belga”. Son proyectos educativos y terapéuticos, pero aclara que “no se pueden ubicar ovejas y gallinas en cualquier sitio, el espacio debe estar definido en una interactuación entre animales y visitantes de la quinta en un ecosistema integrador con exposición de carteles informativos”.
Una granja con gestión público-social
Además se propone a semejanza del resto de ciudades europeas la inclusión de talleres y la venta con los productos elaborados en las huertas, para ello cuentan con el asesoramiento de la Federación Europea de Huertos Urbanos. En el capítulo de la gestión se propone la externalización del servicio o la economía social, es decir, una colaboración público-social para llevar a cabo este emocionante proyecto que ya atisbó la propia alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, cuando propuso en una visita a Torre Arias la inclusión de ganado vacuno y la instalación de casetas o tiendas de madera para la venta de los productos generados en la propia quinta.
El Centro Municipal de Salud (CMS) de la calle Pobladura del Valle, 13 del barrio de Amposta (San Blas-Canillejas) cuenta con una huerta desde hace ocho años donde se cultivan hortalizas y verduras pero también buscando las relaciones personales para un barrio y distrito más saludable.
Los centros de salud municipales no pertenecen a la red primaria de la Comunidad de Madrid y se implantaron para fortalecer la planificación familiar, están abiertos a la comunidad con programas según la etapa de la vida: infantil, adultos y mayores.
Uno de estos programas es el de Salud Mental y dentro de este el de Alimentación Saludable con un huerto comunitario que pretende combatir los problemas de soledad haciendo amistades, terapia de grupo y ayudando a los usuarios porque la actividad comunitaria está resurgiendo con la idea de salir del campo de confort de nuestros domicilios para solidarizarnos con los demás.
Dentro del marco de Salud Comunitaria el huerto pretende promover la salud y cuenta con el apoyo del Ayuntamiento, que participa en el Pacto de Milán (Política Alimentaria Ubana) para trabajar la idea de alimentación saludable a base de verduras, fruta, etcétera y para conocer cómo se producen o qué hay detrás de toda la cadena con productos que recorren miles de kilómetros hasta nuestras mesas pagando un precio alto con el maltrato a la tierra.
Por todo ello el Pacto de Milán propone volver a producir en lugares más cercanos, con una agricultura urbana o periurbana y por ello están resurgiendo los huertos en las ciudades.
En este sentido en La Huerta de Conchi (recibe este nombre por ser la fundadora del huerto) trabajan distintas asociaciones como ElBancal o Germinando para apoyar técnicamente la agricultura urbana y trasformar los huertos urbanos y comunitarios.
La huerta del CMS de la calle Pobladura del Valle, en el barrio de Amposta, cuenta también con un área de plantas medicinales y tiene un gran terreno para crecer y plantar con rotaciones de cultivo que después hay que mantener y trabajar sobre los 12 bancales ya construidos o en las zonas asilvestradas.
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Aprender a cultivar trabajando
El invernadero, fabricado en forma esférica, es otro de los logros del trabajo en equipo. Fue construido y diseñado hace tres años por los trabajadores Centro de Rehabilitación de la calle Sofía en Las Rosas con material reciclado de palés. Todos los colectivos y ciudadanos en general son bienvenidos al huerto, donde ya se han establecido grupos de trabajo para plantar frutales y hortalizas, la idea es aprender trabajando.
Los gastos y la provisión de semillas u hortalizas corre a cargo de Madrid Salud y todas las partidas están justificadas. La Asociación El Bancal aportará desbrozadoras, horcas para remover la tierra, todo con el objetivo de tratar el huerto de forma ecológica y natural, buscando una transición hacia sistemas agroalimentarios social y ambientalmente sustentables.
Centro Cultural José Luis López Vázquez, lleno a rebosar de vecinos escuchando a la concejala presidenta, Marta Gómez, a Vicente Pérez (FRAVM), y los arquitectos de Técnica-Eco presentando el anteproyecto ARTEfacto, un edificio social, ecológico y sostenible que dará cobijo a 38 familias en estado de vulnerabilidad en la calle Yécora del barrio de Las Mercedes (Rejas). La reunión estuvo a punto de suspenderse en varias ocasiones con un público en su mayoría crítico con la propuesta municipal.
El ambiente en el salón de actos del López Vázquez se mostró crispado desde el primer minuto de juego, y es que el partido estaba caliente entre otras cosas porque el barrio carece de algunos equipamientos básicos como un IES o transporte más fluido al centro de la ciudad o por los precedentes del ARTEfacto de Valdebebas, pero también por causas meramente crematísticas, algunos vecinos de Rejas piensan que sus viviendas no se van a revalorizar con el asentamiento de 38 familias vulnerables junto a los pisos o chalets de la zona.
Marta Gómez explicó que el proyecto combina viviendas públicas en alquiler con dotaciones y espacios comunes en un barrio como Rejas que tiene dos problemas principales: movilidad y falta de dotaciones públicas. “Estamos peleando con uñas y dientes con Fomento y la Comunidad de Madrid por el transporte público, con la apertura de la estación de O’Donnell, la frecuencia del bus 77, la prolongación de la Línea 2 del Metro hasta Rejas, la apertura del túnel de Yécora con la M-21 o la conexión de la Avenida de Luis Aragonés y la Avenida de Logroño sin pasar por la rotonda de la A-2, y vamos a aprovechar la llegada del Atlético de Madrid al distrito para conseguir todas estas conexiones, aunque nada es competencia municipal”, comenzó diciendo la concejala presidenta de San Blas-Canillejas.
La edil de Ahora Madrid aseguró que “hay bastantes parcelas dotacionales en Rejas, no falta suelo y la ubicación del ARTEfacto en la calle Yécora revitalizará la zona con espacios de ocio para los jóvenes y una biblioteca que se podrían desarrollar en el edificio, contando siempre con la opinión de los vecinos”.
Después tomó la palabra Vicente Pérez, representando a la Coordinadora de Vecinos del distrito y a la FRAVM, realizó un discurso impecable defendiendo y haciendo un repaso didáctico sobre la vivienda pública en nuestra ciudad. “La vivienda social o pública data de 1853 y todos los regímenes políticos han atendido programas de vivienda públicos, es una obligación de las administraciones (Declaración de los Derechos Humanos) y un derecho individual el acceso a la vivienda para evitar especulación”.
Pérez explicó que tras la crisis económica “el Gobierno aprobó un Plan Estatal de Vivienda que incluye no el acceso a la propiedad sino al alquiler, donde se otorgan subvenciones para poder pagar los recibos. El mismo Plan o parecido es el que tiene en marcha el Ayuntamiento de Madrid con 4.000 nuevas viviendas en régimen de alquiler, incluidos los tres ARTEfactos que se construirán en barrios de nueva construcción en Madrid”.
El portavoz vecinal subrayó que “el Plan tiene dispersión y mezcla, se trata de evitar la concentración y guetos en los mismos barrios de siempre. Pero el Ayuntamiento no se puede limitar a construir cuatro paredes y un techo, hay que reforzar los Servicios Sociales y medidas compensatorias con trabajo social”.
Francisco de Asís, Chisco, asesor de la concejala presidenta, explicó que los tres ARTEfactos se construirán en los distritos de Hortaleza, Carabanchel y San Blas-Canillejas “atendiendo al reequilibrio territorial y a un modelo innovador de dotación pública relacionando lo privado y lo público. Los tres ARTEfactos tienen sostenibilidad, energías renovables e impulsan espacios para residentes con dotaciones públicas. No son grandes bloques de viviendas, el impacto es pequeño para cumplir objetivos. El proyecto se sufragará con los Fondos de Reequilibrio Territorial (FRT), se definen en barrios donde existen necesidades de vivienda pública y el ARTEfacto de Rejas está situado en una parcela de uso residencial y no paraliza el resto de inversiones”.
Una corrala tradicional y medioambiental
La empresa de arquitectos Técnica-Eco fue la encargada de dibujar el proyecto y de llevar a cabo un estudio donde quedó claro que Rejas tiene deficiencias en cuanto a ocio, vida de barrio, escaso pequeño comercio… “Es un barrio con oportunidades de vida saludable, deporte, ocio familiar, espacios de encuentro, actividades ecológicas, talleres de bicicletas, ocio juvenil o bibliotecas”.
Después explicaron las ocho actividades que podrían llevarse a cabo en el ARTEfacto, con una planta baja donde albergar pequeño comercio y restauración; garaje compartido, taller de bicicletas, múltiples usos juveniles, huertos urbanos, gestión de residuos responsables… “Se trata de dar vida a los residentes y las inquietudes del barrio generando actividades según las necesidades. El ARTEfacto se plantea como una corrala tradicional con una planta baja abierta durante el día, un sótano con garaje para residentes y una primera planta con un gran espacio de 200 metros cuadrados abiertos al público y gestionado por el propio Ayuntamiento. En tres plantas superiores se ordenan las viviendas con patio común y gestión propia con viviendas de 1, 2 y 3 dormitorios, además de viviendas adaptadas con interrelación generacional. La vivienda más común será de dos dormitorios y de unos 65 metros cuadrados, una vivienda accesible. En la cubierta también habrá espacios comunes, se plantea un invernadero, lavandería común y tendedero y una terraza con vistas al pinar cercano”.
El edificio será una referencia medioambiental equipada para consumos mínimos donde el 75% de la calefacción o agua caliente estén cubiertas con placas fotovoltaicas y que no sea una carga energética para las personas sin recursos que residirán en el ARTEfacto. Los materiales serán poco tóxicos y contaminantes, con una corrala cerrada por arriba en invierno y con ventilación cruzada en verano. El ARTEfacto se licitará en 2017, se construirá en 2018, se pondrá en funcionamiento en 2019 y se adjudicarán las viviendas en 2020.
Los vecinos presentes dijeron ¡NO al ARTEfacto!
Los vecinos tuvieron su turno de palabra, la mayoría para criticar el proyecto del equipo de Gobierno. Pidieron consultas públicas, rebajar el IBI de la zona en los pisos colindantes y mejorar la movilidad del barrio. Criticaron el estudio y su coste (18.000 euros), la falta de seguridad en la zona y sentenciaron que las carencias del barrio no se solucionarán con el ARTEfacto. Preguntaron por el perfil de los nuevos vecinos, por los usos del edificio, por el anteproyecto, la red de alcantarillado, las basuras y la falta de limpieza. Al final la gran mayoría gritaron ¡NO al ARTEfacto! La reunión acabó como empezó, sin consenso social en torno a un proyecto de éxito en otras latitudes europeas, pero todavía estamos lejos del continente.